Draghi busca levantar la golpeada moral italiana desde Bérgamo, la ciudad-mártir del coronavirus
El primer ministro prometió que “nunca más” sucederá algo así e intentó transmitir un mensaje de esperanza a una opinión pública muy golpeada
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ROMA.- Parece que pasó una eternidad. Pero solo pasó un año desde ese 18 de marzo de 2020, cuando una columna de camiones militares se llevaba de Bérgamo decenas de atáudes porque ya no daban abasto el cementerio y el horno crematorio de esa ciudad. Esa imagen tan trágica y elocuente, trastornó a Italia, pero también al mundo. Aunque hubo algunos que entonces pensaron que era un fake, que no podía ser, era una imagen real. Y marcaba el comienzo de una nueva era en el mundo de muerte, soledad, restricciones, cuarentenas y ahora una carrera para acapararse vacunas, única solución para salir de la pesadilla.
Un año después y con la atroz cifra de 103.855 muertos en su haber, Italia –en su mayoría nuevamente confinada desde el lunes para frenar una tercera ola que no cede- vivió hoy su primera Jornada Nacional en Memoria de las víctimas de la epidemia de Covid-19.
En un día declarado de luto nacional, con banderas a media asta en todos los edificios públicos, el primer ministro, Mario Draghi, protagonizó una emotiva ceremonia en recuerdo de todos los caídos en Bérgamo, la ciudad símbolo de la tragedia nacional que significó el coronavirus en Italia. Desde esta ciudad-mártir de la región Lombardía, en la que en marzo del año pasado se contabilizaron más de 6000 muertos y hasta ahora 29.459, símbolo del “dolor de una nación entera”, tras plantar un árbol en un parque dedicado a las víctimas de coronavirus, Draghi lanzó un “nunca más”.
“Estamos aquí para prometer a nuestros ancianos que nunca más ocurrirá que las personas frágiles no sean asistidas y protegidas en forma adecuada. Sólo así respetaremos la dignidad de aquellos que nos han dejado. Sólo así este bosque de la memoria se volverá también el lugar símbolo de nuestro rescate”, dijo el primer ministro, en una ceremonia marcada por el sonido de una trompeta de luto y las medidas de seguridad anticoronavirus: distanciamiento, barbijos y sólo un puñado de personas presentes, entre los cuales el alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori.
El expresidente del Banco Central Europeo, que suele aparecer poco comparado con su predecesor, Giuseppe Conte –onminpresente en redes sociales- y que en los últimos días fue criticado por no contener a una opinión pública psicológicamente exhausta por los cierres, la debacle económica y la suspensión de la vacuna de AstraZeneca, se mostró finalmente empático, cercano. Y, luego de asegurar que “el Estado está presente”, pronunció un discurso fuerte y concreto, en el que intentó transmitir esperanza.
El discurso de Draghi
Criticado por algunos en los últimos días por cierta frialdad, Draghi arrancó diciendo: “No podemos abrazarnos, pero este es el día en el que debemos sentirnos todos aún más unidos, desde este lugar que nos recuerda quien ya no está”. Admitió luego que son muchas las imágenes de la tragedia. “Pero una sobre todas es indeleble: la columna de camiones militares cargados de féretros. Era la noche del 18 de marzo, hace exatamente un año”, evocó.
“Recordar nos ayuda a tomar buenas decisiones para la tutela de la salud pública y para la salvaguardia del trabajo de los ciudadanos”, afirmó el primer ministro, que mencionó el rol ejemplar de médicos y enfermeros del hospital de la ciudad de Bérgamo –muchos de los cuales murieron en servicio-, el “milagro” del hospital de campo levantado rápidamente allí, el trabajo de voluntarios y otros miles de protagonistas de “silenciosos” de una red de solidaridad que recorrió todo el país.
Luego de recordar a todas las víctimas de la pandemia y expresar su cercanía a sus familias, el primer ministro no obvió hablar de la demorada campaña de vacunación en curso, el tema candente del momento.
“Saben bien que el gobierno está comprometido a hacer el mayor número de vacunaciones en el menor tiempo posible. Esta es nuestra prioridad”, indicó. Hasta ahora fueron suministradas 7.204.358 de vacunas y apenas 2.225.652 personas recibieron las dos dosis. El gobierno prometió una aceleración de la campaña y espera que en septiembre próximo el 80% de los 60 millones de italianos haya sido protegido, para poder alcanzar la inmunidad de rebaño.
Draghi aseguró, por otro lado, que la suspensión de la vacuna de AstraZeneca, decidida el lunes pasado junto a otros varios países europeos, era “temporaria y precaucional”. Y que “cualquiera sea la decisión” de la Agencia Europea de los Medicamentos (EMA), que más tarde dio su visto bueno a la vacuna anglo-sueca, “la campaña de vacunación seguirá con la misma intensidad y los mismos objetivos”. Mañana mismo, de hecho, se reanudará la vacunación con AstraZeneca.
Más allá de esto, afirmó que el aumento de suministros de algunas vacunas ayudará a compensar los retrasos de otras casas farmacéuticas. Y recordó que Italia ya tomó decisiones incisivas en contra de empresas que no mantienen los acuerdos. Se refirió, así, al bloqueo de la exportación de vacunas de AstraZeneca a Australia, la semana pasada.
Draghi intentó alentar a los italianos, deprimidos por este tercera ola que volvió a poner al borde al sistema sanitario y que obligó al gobierno a decrertar un nuevo confinamiento para dos tercios del país hasta después de Semana Santa. “El respeto que le debemos a quien nos ha dejado nos debe dar la fuerza para reconstruir el mundo que ellos soñaban para sus propios hijos y nietos”, arengó. “Toda la comunidad de Bérgamo ha dado prueba de saber reaccionar, de transformar los lutos y las dificultades en voluntad de rescate, de regeneración. Su ejemplo es precioso para todos los italianos que, estoy seguro, no ven la hora de volver a levantar la cabeza, de volver a arrancar, de liberar sus energías que han hecho maravilloso este país”, siguió. “Y yo hoy estoy aquí para decirles gracias y para compremeterme junto a todos ustedes a reconstruir, sin olvidar”, concluyó.
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