Dos islas presionadas por superpotencias: ¿Por qué Cuba no es como Taiwán?
A mediados de los 70, ambas compartían el mismo PBI, hoy el “tigre asiático” quintuplica al país caribeño y tiene un 1% de pobreza, contra el 90% cubano
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Desde hace más de 60 años el régimen castrista en Cuba responsabiliza a Estados Unidos por las penurias que vive la isla.
Y aunque en política internacional cualquier paralelismo tiene sus objeciones, hay dos casos que tienen algunos puntos en común, con un final diametralmente distinto.
Cuba y Taiwán son dos islas ubicadas a alrededor de 150 kilómetros de las dos mayores súperpotencias, Estados Unidos y China, respectivamente. Cuba es casi tres veces más grande en superficie, pero Taiwán la duplica en población con sus 23 millones de habitantes.
Además, los dos archipiélagos están desde hace varias décadas en un conflicto grave con su poderoso vecino.
En el caso de Cuba, Estados Unidos le aplicó un embargo económico que incluye un amplio entramado jurídico de seis leyes diferentes y numerosas regulaciones que en unos casos prohíben y, en otros, ponen límites a las relaciones económicas con la isla.
La situación de Taiwán es políticamente diferente. Para China es una “provincia rebelde” que se separó del continente en 1949 y avanzó hacia un régimen capitalista. Al igual que Estados Unidos, China bloquea a las naciones que reconocen la independencia de Taiwán, y ahora sólo quince pequeños países se animan a desafiar a Pekín en la actualidad, el más importante Paraguay. Para el resto del mundo, incluyendo Estados Unidos, Taiwán forma parte de China.
Taipei sufre así un aislamiento político total. A diferencia de Cuba, está fuera de todos los organismos mundiales, su voz nunca es escuchada de forma oficial en un estrado internacional, y su status es indefinido.
Además de ser dos islas en confrontación con la gran superpotencia vecina, Taiwán y Cuba tienen un punto común en su historia. Hacia 1975 los dos tenían un PBI semejante, de alrededor de 14.000 millones de dólares, con economías básicamente agrícolas. A China no le interesaba mayormente comerciar con Taiwán ni a Estados Unidos con Cuba.
Casi medio siglo más tarde, el PBI de Taiwán quintuplica hoy al de Cuba y su índice de pobreza es de alrededor del 1%, mientras el de la isla caribeña ronda el 90%. Y aunque la confrontación política continúa, China es hoy el principal socio comercial de Taiwán, recibe el 30% de sus exportaciones y el gigante chino depende de la minúscula isla para insumos tecnológicos críticos.
¿Qué pasó en el medio?
“En tiempos de Mao Tse Tung, a mediados de los años 70, Taiwán, Corea del Sur, Singapur y Malasia, los cuatro tigres asiáticos, empezaron un proceso de apertura y reformas económicas para dejar de ser básicamente fabricantes de manufacturas con mano de obra barata, como textiles y juguetes. Primero expandieron su industria pesada y luego la tecnológica”, señaló a LA NACION Patricio Giusto, director del Observatorio Sino-Argentino.
“Taiwán buscó autonomía económica y diferenciarse de lo que pasaba en la China continental por aquellos años de crisis. En los 80 Taiwán avanzó además hacia un sistema democrático al estilo occidental, bipartidista, con una alternancia entre el Kuomintang, y el Partido Democrático Progresista”, recordó Giusto.
En cuanto a “padrinazgos” internacionales, Rusia y China siempre apoyaron a Cuba, e incluso a comienzos de los 60 Moscú se colocó al borde de una tercera guerra mundial con Washington durante la crisis de los misiles.
El director del Observatorio Sino-Argentino recordó: “En el caso de Taiwán, no se puede negar que siempre tuvo el apoyo de Estados Unidos. Incluso cuando James Carter firmó en 1979 el reconocimiento total de China, advirtió que seguiría teniendo relaciones económicas con Taiwán y que le seguiría vendiendo armas. Y Estados Unidos es hoy el principal proveedor de armas de Taiwán, como Rusia lo es de Cuba”.
Pero el destino de ambas islas comenzó a distanciarse abismalmente cuando Taiwán dio el gran salto hacia la tecnología.
“Imitando a Japón, Taiwán hizo un salto tecnológico y se especializó en semiconductores, unos microchips que están en todas las computadoras y los celulares. Hoy China produce solamente el 30% de los semiconductores que necesita para su industria y el 70% restante lo tiene que importar, principalmente de Taiwán. La compañía TSMC de Taiwán es el mayor productor global de semiconductores”, señaló Giusto.
Taiwán fabrica un producto hoy esencial en todo el planeta, mientras que en el otro extremo del mundo, el interés que despierta Cuba, en el mejor de los casos es afectivo-ideológico.
En China no olvidan que el Che Guevara fue la primera autoridad extranjera en visitar el país en 1960, once años después del triunfo de la revolución asiática. Y en Rusia siguen llamando aún hoy a Cuba como “la isla de la libertad” (sic). Pero el país caribeño es irrelevante en términos económicos. Cuba tiene más para pedir que para ofrecer.
Indudablemente el embargo norteamericano perjudica a Cuba en su relación con Estados Unidos. Pero además de sus aliados, Rusia y China, Cuba tiene fluidas relaciones con los países latinoamericanos y europeos. De hecho, España es hoy su principal socio comercial después de China, especialmente en el rubro turístico.
“Lo cierto también es que muchas empresas norteamericanas ‘triangulan’ sus ventas a Cuba a través de terceros países, lo mismo que hace Paraguay para vender carne a China pese al bloqueo por su reconocimiento a Taiwán”, recuerda Giusto. “Por todo eso, es la diferencia de sistemas económicos y políticos, más que el embargo estadounidense lo que explica la actual crisis cubana”, concluye el experto.
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