Donetsk y Lugansk: los focos de la crisis en Ucrania
Donetsk y Lugansk, en la región de Donbass, son los focos rojos del conflicto entre Rusia y Ucrania; desde 2004 que la tensión sube una cuesta que puede derivar en una invasión
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KIEV.- El apaciguamiento de la tensión en Ucrania fue solo un suspiro, las horas fueron contadas antes de que reanudaran las sospechas y amenazas. A principios de semana, el Kremlin había anunciado el “fin de su ejercicio militar” en la frontera y la “dispersión sus tropas”. Más tarde, tanto el gobierno de Estados Unidos como de otros miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), negaron que el anuncio se cumpliese y advirtieron que eran palabras vacías. Después de la escalada de amenazas y tensiones, el anuncio ruso parece ser un cascarón hueco.
El epicentro de la tensión, que comenzó en 2014, tiene como ejes centrales las repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk, en la región del Donbass, con alrededor de un 38% de la población que habla ruso y se siente identificada con Moscú. Ambas zonas, situadas en el este del país, están controladas por prorrusos y se declararon independientes a partir del conflicto que se inició en 2014.
Después de ese año, varias partes de Donetsk se vaciaron. “El enorme centro comercial Cisne Blanco solía estar lleno de compradores. Pero donde había todo tipo de tiendas, desde zapaterías hasta joyerías, ahora hay un edificio fantasma”, recordó un exresidente de la ciudad a la BBC. “Sería un error decir que todo Donetsk está desprovisto de vida. En otra parte del centro de la ciudad hay restaurantes y cafés, pero aléjate del centro, hacia el noreste: allí hay calles llenas de bloques de edificios desiertos, algunos visiblemente dañados por obuses y balas.”, agregó.
Desde hace unos días que los enfrentamientos se concentran en esa región. Esta semana, “formaciones militares de varias áreas de Donetsk y Lugansk controladas por Rusia llevaron a cabo más de 40 bombardeos de provocación contra posiciones de las Fuerzas Conjuntas e infraestructura civil”, según informó en un comunicado oficial el Ministerio de Defensa de Ucrania. Por su parte, el gobierno ruso presentó un reporte ante Naciones Unidas en el que argumenta que los militares ucranianos perpetran “crímenes de lesa humanidad” contra residentes de la región oriental del Donbass.
La Duma (parlamento ruso) ha pedido esta semana al presidente Vladimir Putin que reconozca la independencia de estos dos sitios, un paso que el presidente todavía no dio. ¿Pero por qué esta zona ha sido el centro del conflicto reciente entre ambos países?
Inició con Euromaidán
Las tensiones en Ucrania empezaron en 2004 con la llamada Revolución Naranja, una movilización popular tras unas elecciones que tanto la oposición como la comunidad internacional calificaron como fraudulentas y que habían dado como ganador a Viktor Yanukovich frente al nacionalista y europeísta Viktor Yuschenko. Los comicios tuvieron que repetirse dándole la victoria al frente proeuropeo.
Los resultados, muy ajustados, dejaban patente la división que había en el país entre prorrusos y europeístas. Sin embargo, años más tarde, en 2010, Yanukovich recuperó el poder y acercó a su país a Rusia, que lo presionó para que no firme un acuerdo de asociación con la Unión Europea.
La población reaccionó con el “Euromaidán” en 2014: protestas entre europeístas y prorrusos que obligaron al presidente a exiliarse en Rusia y provocaron el inicio de una guerra civil. Desde entonces el enfrentamiento no cesó, pero acabó en la declaración de independencia de la región de Donetsk y Lugansk a través del apoyo de efectivos “sin bandera” enviados por el Kremlin.
Es decir una milicia sin identificación dio soporte a los rebeldes pro-Rusia. Esos pasos coincidieron casi en el tiempo con la anexión de Crimea por parte del régimen de Vladimir Putin, en medio de los Juegos Olímpicos de verano de Pekín de 2008.
Kiev, por lo tanto, desde esos tiempos no controla el este del país y aunque el reconocimiento oficial por parte del Kremlin todavía no ha llegado es evidente que Rusia está más que presente en esa zona Ucrania.
Analistas sostienen que una invasión rusa ahora sería una más, y la guerra tampoco sería una nueva. El hecho de que Donetsk y Lugansk hagan frontera con Rusia facilita las intenciones de Putin, analizan expertos en seguridad.
Esas naciones separatistas son una puerta de entrada “cómoda” de Rusia a Ucrania y, además, una especie de freno para la expansión de la OTAN hacia esa zona, tan reclamada por el Kremlin.
Así, Moscú mantiene inamovibles sus dos principales líneas rojas frente a Occidente: que la Alianza no siga avanzando hacia la que Putin considera la zona de influencia rusa y que no admita, ni ahora ni nunca, la entrada de Ucrania en la OTAN.
Agencia ANSA
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