Dividida, la OTAN decidió finalizar sus operaciones
Abandonará el país a fin de mes, pese a que algunos países insisten en quedarse más tiempo
ROMA.- Hubo desacuerdos al principio de la operación militar de la OTAN en Libia, a fines de marzo y también hay en el final, marcado a fuego por la controvertida muerte de Muammar Khadafy.
Fiel reflejo de las divergencias, tras una reunión que duró mucho más de lo previsto, la OTAN decidió ayer no ponerle punto final ya a su misión en Libia, sino que acordó que la misión concluirá el 31 de octubre, en un acuerdo preliminar que sólo se volverá definitivo después de consultar con las Naciones Unidas (ONU) y el Consejo Nacional de Transición (CNT) libio.
"Tomaremos la decisión definitiva a comienzos de la próxima semana", destacó el secretario general de la Alianza Atlántica, el danés Anders Fogh Rasmussen, en una conferencia de prensa prevista en principio para las 18, pero que se postergó hasta después de las 22, en el cuartel general de la OTAN, en Bruselas.
En la conferencia de prensa, Rasmussen afirmó que hasta fin de mes la OTAN reducirá progresivamente las capacidades de su misión, aunque seguirá controlando la situación y con medios "para responder a las amenazas a los civiles si fuera necesario".
El anuncio dejó en claro evidentes tensiones en el seno de la OTAN, donde algunos prefieren terminar ya la operación militar, y otros, en cambio, prolongarla hasta que Libia tenga una situación mínimamente estable, quizás, una quimera.
Además, se conoció en medio de polémicas por la participación de la OTAN en la muerte, anteayer, de Khadafy. El convoy de vehículos en el cual el coronel y algunos de sus aliados intentaban huir de Sirte, de hecho, fue blanco de ataques de un caza francés y de un avión no tripulado norteamericano.
Rasmussen no evitó este tema candente. "Les toca a las autoridades libias decidir si debe haber una investigación o no, pero espero que se respete el espíritu del CNT hacia la democracia y la transparencia", dijo el dirigente danés.
"Quisiera reiterar que ni Khadafy ni nadie fueron tomados como objetivos por las operaciones de la OTAN", agregó, al destacar que, por el contrario, la misión fue organizada por motivos humanitarios.
"El objetivo era proteger a los civiles de las amenazas y como parte de esto tomamos de mira convoyes armados que podían ser peligrosos para los civiles y que fueron blancos legítimos", insistió.
Ya antes de la extendida reunión habían quedado patentes las divisiones en el seno de la OTAN, en especial, entre Francia y Gran Bretaña, los dos países que lideraron la operación militar que comenzó el 31 de marzo pasado. El presidente Nicolas Sarkozy había reiterado la posición de Francia, contraria a una continuación de las operaciones militares aliadas.
"La misión está claramente llegando al fin", dijo Sarkozy.
En sintonía se manifestó el almirante norteamericano James Stavridis, comandante supremo de la OTAN en Europa.
Desde Londres, en cambio, el canciller británico, William Hague, si bien había afirmado que la muerte de Khadafy "acerca mucho" el fin de las operaciones, también dijo que querían estar seguros de "que no hay todavía bolsones de resistencia de fuerzas leales a Khadafy capaces de amenazar a la población civil".
La Alianza Atlántica asumió el control de las operaciones internacionales en Libia el 31 de marzo bajo mandato de la ONU.
En un primer momento, lanzó el operativo por tres meses, luego lo extendió a 90 días, y la volvió a prorrogar en septiembre.
De haber fracasado la operación en Libia, tendríamos "miles y miles de muertos más", dijo Ignazio La Russa, ministro de Defensa de Italia, uno de los ocho países que participó en los 8000 ataques lanzados por la OTAN.
La operación no estuvo exenta de problemas. En julio, el ex secretario de Defensa norteamericano Robert Gates criticó la falta de voluntad política y de aporte de recursos militares por parte de algunos países aliados a la misión.
En un giro extraordinario en el conflicto, Estados Unidos decidió no tomar el mando de una intervención militar en la que participó al inicio, lo que obligó a París y a Londres a tomar las riendas, con el respaldo de un puñado de países.
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