Dilma, sin respiro: tras la marcha, acusan al tesorero del PT por el petrolão

RÍO DE JANEIRO.- El gobierno brasileño no había terminado de digerir el impacto de las masivas marchas de anteayer en contra de la presidenta Dilma Rousseff cuando recibió otro golpe: el tesorero del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), João Vaccari Neto, fue acusado de corrupción en el escándalo de sobornos de Petrobras, que sacude al país en pleno declive económico.

En un intento por hacer control de daños, Dilma dijo que había escuchado la voz de la calle y prometió medidas para una mayor transparencia en el sector público, pero la acusación de la fiscalía cayó como una bomba en el oficialismo.

Según el Ministerio Público federal con base en Curitiba, donde se centran todas las investigaciones en torno al petrolão, Vaccari Neto habría disfrazado como donaciones de campañas para el PT numerosas coimas cobradas por directivos de Petrobras a empresas constructoras que pagaron para asegurarse contratos con la petrolera estatal.

La denuncia, por la que el tesorero enfrenta cargos de corrupción, lavado de dinero y asociación ilícita, fue presentada junto a otras 26 más luego de que ayer el juez federal Sergio Moro ordenara la detención de 18 personas en una nueva fase del operativo Lava jato ("Limpieza a chorro"), entre ellas las del ex director de Servicios de la compañía Renato Duque, muy vinculado al PT.

"Tenemos evidencia de que Vaccari Neto tenía conciencia de que esos pagos eran hechos a título de soborno y que se reunía con regularidad con Duque para acordar los valores", señaló el fiscal Deltan Dallagnol, que aclaró que por ahora no fue pedido el arresto del tesorero.

Según el fiscal, Vaccari Neto recibió al menos 24 donaciones electorales por 1,3 millones de dólares en un período de 18 meses, entre 2009 y 2011, justo en medio de la campaña electoral en la que Dilma fue elegida para su primer mandato, gracias al apoyo de su mentor político, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010).

Las acusaciones llegan en un momento de extrema fragilidad para Dilma. Anteayer, más de un millón y medio de personas desbordaron las calles del país para protestar contra su gobierno, con pedidos de juicio político por su presunta responsabilidad en la red de corrupción de Petrobras (pese a que la mandataria no ha sido hasta ahora acusada de nada en la justicia), y por la mala gestión económica que ha llevado a Brasil al borde de la recesión, con una fuerte alza de la inflación y una imparable devaluación. Para revertir la situación, la presidenta, que inauguró su segundo mandato hace apenas dos meses y medio, ha impulsado un programa de ajuste fiscal que sin embargo se topó con una feroz resistencia en el Congreso, en medio de desacuerdos con los otros partidos de la alianza gubernamental.

Ayer, en sus primeras declaraciones tras las marchas, Dilma buscó calmar los ánimos al asegurar que está abierta a conversar y negociar con todos los sectores sociales, además de respetar la división de poderes. "Cuando la gente se manifiesta en las calles, es obligación del gobierno escuchar lo que ese acto coloca en la coyuntura", dijo la presidenta en una conferencia de prensa en el Palacio del Planalto para luego defender su plan de recortes fiscales. Y subrayó que comparte con las personas que se manifestaron en las calles el compromiso contra la corrupción, aunque aclaró que se trata de un mal muy enraizado en la sociedad brasileña.

"La corrupción no nació hoy, es una señora mayor que tiene muchos años y de la que nadie se salva, puede estar en el sector privado, en cualquier lugar. El dinero tiene ese poder corruptor, tenemos que estar vigilantes", agregó, y llamó a todos los sectores a buscar ahora el bien para Brasil y "pelear después".

No obstante el cambio de actitud de Dilma -que fue acompañado por otras declaraciones de ministros que antes habían acusado de "golpistas" a los manifestantes y ayer les concedieron legalidad- sus palabras parecieron no tener efecto en el liderazgo del principal aliado del PT, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), con el que ha tenido fuertes choques en el Congreso. En una reunión con la poderosa Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp), el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, atacó vehementemente al PT y a la mandataria. "La corrupción no está en el Poder Legislativo, la corrupción está en el ejecutivo. Si eventualmente alguien en el poder legislativo se aprovechó de la situación para dar apoyo político a cambio de beneficios indebidos, fue porque esos beneficios existían por la falta de gobernanza del poder ejecutivo que permitió que la corrupción avanzase", acusó Cunha.

¿Es posible un impeachment a Dilma?

• El impeachment o juicio político de destitución contra la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, fue el principal reclamo de dos de los movimientos que convocaron las masivas protestas de anteayer: el Movimento Brasil Libre (MBL) y Revoltados Online. Según estos movimientos, la mandataria sería culpable "como mínimo por omisión" en el escándalo de corrupción en Petrobras
• Según expertos jurídicos, la posibilidad del juicio político es remota y no hay elementos que permitan llevarlo adelante. "Es un reclamo de la calle. No están dadas las condiciones jurídicas ni políticas para hacer un impeachment", dijo Michael Mohallem, profesor de Derecho de la Fundación Getulio Vargas
• Primero debería existir una denuncia contra Dilma, que debe ser aprobada por dos tercios en la Cámara de Diputados y pasar por un proceso especial en el Senado. Es una decisión más política que jurídica. Pero se precisarían pruebas de que la presidenta cometió algún delito

Conforme a los criterios de

Conocé más

"Sus canciones serán eternas". La política brasileña despide a Gal Costa, la cantante que dio un fuerte apoyo a la candidatura de Lula da Silva

Análisis. En el espejo de Brasil

Presión regional. Diez expresidentes le exigieron al FMI condiciones más flexibles para acordar