Difunden nuevos fragmentos del polémico libro del secretario de Benedicto: un pedido del papa emérito, internas en la Iglesia y las diferencias con Francisco
Georg Gänswein revela que el papa emérito le dio la orden de destruir sus cartas privadas; el problema no fue la convivencia entre los papas, sino que se crearon dos bandos opuestos detrás de ellos
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ROMA.- Cuando ni siquiera pasó una semana de la muerte de Benedicto XVI a los 95 años, y a 24 horas de su funeral solemne, que hizo llegar a cardenales de todo el mundo, siguen filtrándose anticipos del libro autobiográfico de su secretario privado, el arzobispo alemán Georg Gänswein. Algo que causó asombro y que el diario La Repubblica definió como su “vendetta”, porque el arzobispo alemán quedó “shockeado” y se sintió un “prefecto reducido a la mitad” -según él mismo contó- cuando Francisco le pidió en enero de 2020 que se tomara una licencia de su cargo de prefecto de la Casa Pontifica, para cuidar al papa emérito.
Ganswein, de 66 años, ya había dado que hablar por un entrevista al diario católico alemán Die Tagepost en la que contó que la decisión de Francisco de limitar al máximo el uso de la misa en latín “había roto el corazón” de Benedicto.
En los anticipos conocidos este viernes del libro Nada más que la verdad, mi vida al lado de Benedicto XVI, trascendió que el papa emérito le dio a Gänswein la orden de destruir sus cartas privadas y archivos personales. “Las cartas privadas de cualquier tipo deben ser destruidas. Esto vale sin excepciones”, le habría ordenado Benedicto, según el Corriere della Sera.
Además, si bien en el libro de destaca que la relación entre Jorge Bergoglio y Joseph Ratzinger siempre fue marcada por “afecto”, tanto es así que intercambiaban vinos y dulce de leche argentinos con postres tiroleses y limoncello de las “memores”, las mujeres consagradas que atendían al papa emérito, también revela que desde el principio surgieron diferencias, desde el momento en que el pontífice argentino decidió no ir a vivir al Palacio Apostólico, sino quedarse en Santa Marta, el hotel para eclesiásticos, en el Vaticano.
Gänswein asegura que “a Benedicto le sorprendió (esa decisión), pero su sabia conclusión fue que, si el Papa no quería, obviamente no se lo podía obligar”, según el diario español ABC.
Además, el secretario privado destaca que el problema no fue “tanto la coexistencia de dos papas, uno reinante y otro emérito, sino el nacimiento y el desarrollo de dos bandos opuestos”. Con el tiempo, indica, “nos dimos cuenta cada vez más de que había dos visiones de Iglesia” y que “estos dos bandos crearon una tensión que ha tenido eco en quienes no eran conscientes de las dinámicas eclesiales”.
Gänswein dedica también amplio espacio a narrar sus desavenencias personales con Francisco. “Después de algunos meses de pontificado vi que no conseguíamos crear el oportuno clima de confianza necesario para el trabajo de prefecto de la Casa Pontificia”, confiesa. Relata que a menudo el papa Francisco lo puenteaba y pedía cosas a su número dos, o le decía a último momento y ante el resto del séquito, que era mejor que él no los acompañara.
Aunque hasta ahora se filtraron las partes más “picantes”, evidentemente, con objetivos comerciales de la editorial, según ABC el libro muestra en verdad la sintonía y el profundo respeto de Benedicto XVI hacia su predecesor. “Están a la vista de todos las diferencias en el modo de actuar y en matices de juicio teológico con los que los dos papas han afrontado las cuestiones durante su pontificado. Pero Benedicto no ha hecho jamás interpretaciones o valoraciones sobre la estrategia de Francisco”, asegura.
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