Díaz-Canel concentró más poder y prometió seguir la vía socialista
LA HABANA.- Todo estaba bien atado desde hacía años. Raúl Castro confirmó ayer que la trayectoria política de su elegido para sucederlo en la presidencia de Cuba, Miguel Díaz-Canel, fue planificada desde el primer día. Incluso, "fue el único superviviente de un grupo de 12 dirigentes" locales y jóvenes elegidos para el laboratorio del poder castrista.
Oficialmente, Díaz-Canel se convirtió ayer en el nuevo presidente de Cuba y en el primer líder del país en 59 años que no pertenece a la familia Castro. Mientras el ingeniero electrónico subía escalón por escalón, a su paso caían los favoritos de Fidel, como el antiguo vicepresidente Carlos Lage o los excancilleres Robertico Robaina y Felipe Pérez Roque, todos ellos demasiado parecidos al comandante en jefe. En cambio, Díaz-Canel cumplía fielmente los retos más conservadores que le iba trazando el general de ejército.
"Desde ese instante [con el nombramiento en 2013 como vicepresidente del Consejo de Estado] tuvimos la absoluta certeza de que habíamos dado en el clavo", develó ayer Raúl. Solo la historia dará o quitará razones al líder revolucionario, que diseñó cada centímetro de su sucesión. Díaz-Canel presidirá la isla supervisado por Raúl, su padrino político, "que se mantiene por méritos propios al frente de la vanguardia política y que encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y futuro de la nación", dijo su sucesor.
Y lo hará desde la primera secretaría del Partido Comunista de Cuba (PCC), que heredará Díaz-Canel en 2021 como parte del puzle del poder elaborado por el menor de los Castro: el nuevo presidente fungirá como tal durante dos períodos de cinco años y se mantendrá tres años más al frente del partido para supervisar su propia sucesión.
Díaz-Canel accede así al poder convertido en la mejor encarnación del dirigente revolucionario que se ganó su espacio prueba a prueba, desde su etapa juvenil, la lucha internacionalista en Nicaragua y la administración local, regional y estatal en distintos puntos del país. Incluso en su acceso al máximo cargo del país alcanzó cifras parecidas a las de sus predecesores, gracias a los 603 votos afirmativos de los 604 diputados presentes en el Palacio de Convenciones de La Habana, lo que supone el 99,87% de los votos.
El exministro de Educación pasó su primer día al frente de Cuba entre las felicitaciones a la vieja guardia y los guiños a las reformas paralizadas de su predecesor, que él mismo debe retomar. "El presidente quiere ser puente de continuidad entre la anterior generación y las venideras, haciendo reformas no para desmantelar sino para actualizar el monopolio político del PCC", dijo a LA NACION Arturo López-Levy, profesor de la Universidad de Texas.
Sabedor de que le debe su entrada por la puerta presidencial a la historia de Cuba, el nuevo mandatario profundizó su discurso "raulista", en el que dejó bien claro que "no hay espacio para una transición que destruya el legado, solo continuidad", y tampoco para los que sueñan con una restauración del capitalismo, pero insistió en uno de los dogmas de su jefe político: "Corregir errores y demoras que irritan a la población y siembran el pesimismo".
Ese será precisamente su gran reto, retomar y profundizar las reformas iniciadas por Raúl, que fueron paralizadas de sopetón durante la visita de Barack Obama a La Habana. "Raúl tiene la última palabra. Es el primer secretario del PCC y la Constitución le da el papel rector en cualquier decisión. Díaz-Canel tendrá sobre sí la sombra de Raúl como él tuvo la de Fidel Castro. Ni un paso sin la bendición del otro", pronostica el politólogo Álvaro Alba.
El nuevo presidente del Consejo de Ministros, que contará con un primer ministro, apuesta por profundizar en una "dirección cada vez más colectiva", a pesar de que pidió al Parlamento retrasar hasta julio la configuración de su gabinete, para sorpresa de analistas y politólogos. "Eso indica que realmente no tienen todas las cosas claras, una señal bastante complicada", sopesa el economista Mauricio de Miranda. Cuba enfrenta una severa crisis económica, que necesita de forma urgente inversiones tanto extranjeras como de la iniciativa privada.
La cubana es una economía que también centró parte del discurso de clausura de Raúl Castro, donde reiteró que la nueva Constitución será votada en "referéndum público", en el que está convencido de que obtendrá parecidos porcentajes a los de 1976 (98% de los votos).
"La dictadura ni trata de simular diversidad. Porcentajes evidencian la unanimidad totalitaria y la absoluta ausencia de competencia democrática en la Asamblea", respondió Rosa María Paya, líder del movimiento Cuba Decide, tras conocer el "ridículo" porcentaje obtenido por el nuevo presidente.
El traspaso, según sus protagonistas
Miguel Díaz-Canel, presidente cubano
- "El mandato dado por el pueblo a esta legislatura es dar continuidad a la revolución cubana en un momento histórico crucial, que estará marcado por todo lo que debemos avanzar en la actualización del modelo económico"
- "[La continuidad de la revolución] será como enfrentaremos las amenazas del poderoso vecino imperialista"
- "Aquí no hay espacio para una transición que desconozca o destruya el legado de tantos años de lucha"
Raúl Castro, expresidente cubano
- "Díaz-Canel no es un improvisado. A lo largo de los años demostró madurez, capacidad de trabajo, solidez ideológica, sensibilidad política, compromiso y fidelidad a la revolución"
- "Su promoción gradual a cargos superiores se aseguró con intencionalidad y previsión"
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