Devastación, saqueos y miedo al hambre tras el paso del tifón por Filipinas
Los primeros cargamentos de agua y víveres llegaron ayer a Tacloban, pero la ayuda humanitaria se demora; el presidente declaró el estado de emergencia
TACLOBAN, Filipinas.– El supertifón Haiyan pasó, pero la desesperación seguía en Tacloban, la ciudad más afectada por la tormenta que dejó más de 10.000 muertos en su paso por Filipinas. Miles de sobrevivientes deambulaban ayer por las rutas y caminos de la isla de Leyte en una búsqueda desesperada de alimentos, medicamentos y agua, mientras los rescatistas tenían dificultades para llegar a la zona.
Para tratar de aliviar las necesidades de los miles de afectados por el tifón, el gobierno de la provincia de Leyte distribuyó ayer sacos de arroz en las calles, donde imperaban el caos y los saqueos ante la ausencia de las fuerzas de seguridad.
La enorme escala de muerte y destrucción provocada por la tormenta del viernes se volvía más clara en la medida en que se publicaban reportes de miles de desaparecidos y se exhibían imágenes apocalípticas de la zona. La mayor parte de los daños y las muertes se debieron a que enormes olas inundaron las ciudades, lanzaron embarcaciones a tierra y barrieron localidades costeras enteras, en un escenario que recordaba el del tsunami en el océano Índico en 2004. Los cadáveres se amontonaban en las calles de Tacloban, descomponiéndose e hinchándose bajo el sol, lo que se suma a los riesgos sanitarios. Las personas caminaban cubriendo sus narices con pañuelos o ropas viejas con los que improvisaban máscaras.
El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, declaró el estado de calamidad en todo el país, lo que permitirá imponer un control de precios a los bienes de primera necesidad y evitar la especulación y el acaparamiento. Bajo esa declaración, el gobierno enviará a las zonas afectadas un contingente de 800 soldados y destinará más de 400 millones de dólares para reforzar las tareas de rescate.
"Hemos declarado el estado de calamidad nacional para agilizar las labores de emergencia y la entrega de ayuda en las provincias devastadas por Yolanda [nombre local de Haiyan]", dijo Aquino.
Mientras el ejército sólo reconoció oficialmente la muerte de 945 personas, las Naciones Unidas divulgaron un informe en el que cifraron en 10.000 el número de fallecidos sólo en Tacloban. En la provincia de Samar, las autoridades locales reportaron varios centenares de muertos y desaparecidos. Según el oficial Consejo para la Gestión y Reducción de Desastres, el tifón afectó a casi 9,7 millones de personas. Más de 600.000 filipinos tuvieron que abandonar sus hogares y refugiarse en centros de evacuación o en casas de familiares y amigos.
Con la reapertura parcial del aeropuerto, la ayuda humanitaria internacional comenzó a llegar ayer a Tacloban a cuentagotas. Un avión militar norteamericano C-130 pudo aterrizar con agua potable, paquetes de comida, frazadas y generadores de electricidad. El Pentágono desplazó desde Japón dos aviones Hércules, helicópteros adaptados a situaciones de emergencia y un centenar de militares.
Más de 20 países anunciaron el envío de ayuda humanitaria y donaciones al país asiático. Australia y Gran Bretaña aportarán cerca de diez millones de dólares por país, mientras que la Unión Europea aprobó la concesión de tres millones de euros. Por su parte, el papa Francisco anunció que donará 150.000 euros a los afectados por el tifón. En tanto, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que las agencias humanitarias del organismo "responderán de manera rápida ante la tragedia".
Los residentes de Tacloban, capital de Leyte y principal ciudad afectada por los vientos huracanados de hasta 378 kilómetros por hora de Haiyan, lamentaron la escasa presencia de policías en las calles para evitar los saqueos. "Hemos visto a muy pocos efectivos de las fuerzas de seguridad, pero hay que tener en cuenta que ellos se vieron tan afectados como nosotros", dijo Ferry Mabag, propietario de una empresa constructora.
Refugiados en la azotea de su casa, Mabag y su familia sobrevivieron a la crecida de la marea, causante de la mayor parte de las muertes en esa ciudad de unos 220.000 habitantes.
"Tenemos la suerte de que nuestra casa es de tres plantas y nosotros estábamos en la azotea. El agua estuvo a punto de alcanzar el lugar donde nos resguardábamos", comentó Magab.
Según el vocero de Defensa Civil, Reynaldo Balido, el restablecimiento del orden en Tacloban y otras áreas afectadas por el paso de Haiyan es una de las "principales prioridades" de las autoridades.
Tras la devastación provocada por Haiyan, Tacloban y sus alrededores presentaban ayer un paisaje lunar, con barrios enteros destrozados. A falta de un recuento oficial de daños económicos, la ciudad deberá ser reconstruida casi al completo. Según estimaciones de la policía local, más del 70% de los edificios de Tacloban quedaron totalmente destruidos y apenas queda vegetación en pie.
Miles de personas hacían interminables colas ayer en las estaciones de servicio que aún permanecen en pie para tratar de comprar combustible, racionado por el gobierno local.
Y como si el castigo no hubiera sido suficiente, se estimaba que hoy llegará al centro de Filipinas una nueva depresión tropical con fuertes lluvias.
Agencias AP, AFP, EFE y Reuters
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