Detrás del nuevo iPhone 5, la furia de obreros chinos
La principal proveedora de Apple tuvo que cerrar una fábrica por una revuelta interna; denuncian abusos laborales
PEKÍN.– El esperado lanzamiento del iPhone 5 fue todo un éxito de ventas, pero un estallido de furia en una fábrica china desnudó el lado más oscuro de los productos de Apple.
El fin de semana pasado, una revuelta interna se salió de control en una planta de Foxconn en Taiyuan, al norte de China, y dejó 40 trabajadores heridos y varios detenidos. Así, la compañía taiwanesa que produce los principales componentes de Apple y otros productos de grandes marcas, como Nintendo, Nokia, Sony y Microsoft, volvió al centro de la polémica. La firma tiene un negro historial de suicidios, denuncias laborales, pésimas condiciones sanitarias y mal pago que motivan constantes protestas.
Aún se desconocen las causas de la última revuelta interna. La agencia oficial Xinhua reportó una pelea entre trabajadores de la provincia de Shandong y de Henan. Otros empleados dijeron a los medios chinos que un guardia de seguridad estaba golpeando a un trabajador, y más de 2000 compañeros salieron a defenderlo, enfrentándose a la autoridad. La policía local afirmó que la pelea comenzó a las 23 de anteayer y terminó las 3. Todavía no fueron divulgados los daños a la planta. Pero las fotos que se filtraron en Internet en el portal Sohu muestran varias ventanas quebradas en los dormitorios de los trabajadores y la cafetería, y un ómnibus destruido.
Como contención de daños, Foxconn decidió cerrar la planta todo el día de ayer. La medida sorprendió porque es una de las empresas que más denuncias enfrenta por exceso de horas laborales.
Hace poco, un periodista chino del Shanghai Evening Post logró infiltrarse por diez días en esa planta. Afirmó que en sus turnos de ensamblaje del iPhone 5 trabajaba 12 horas, sin turnos de descanso. "Nos pedían que siguiéramos trabajando, pues la línea de producción se basa en una cinta transportadora, y ninguno puede parar", escribió el periodista.
Sólo en la planta de Taiyuan trabajan 79.000 personas en iPhones, componentes electrónicos para autos y otros aparatos electrónicos. Un día de cierre tiene efectos económicos negativos para Foxconn y, en consecuencia, para sus clientes.
Apple, uno de ellos, se encuentra en pleno auge mundial con el lanzamiento del iPhone 5. Y con un récord de ventas, hay una gran necesidad por cumplir con las fechas de entrega prometidas.
La planta de Taiyuan fabrica, precisamente, este producto. "Cada diez horas tenía que terminar 3000 placas traseras del iPhone 5. Hay cuatro líneas de producción, con 12 trabajadores por línea. Cada una produce 36.000 placas en medio día. Da miedo" afirma el periodista.
Estrategia
Este reportaje fue estratégicamente publicado el mismo día del lanzamiento mundial del iPhone 5, lo que generó ciertas sospechas. China ya arremetió contra Foxconn y otras plantas extranjeras por sus malas prácticas laborales. Sin embargo, a pesar de que el reportaje no pudo ser verificado, coincide con otras de las varias denuncias hechas a la compañía.
Entre las anécdotas relatadas, el periodista confirma las sospechas laborales. Los cuartos de los empleados son sucios y sin luz, los trabajadores son forzados a trabajar más horas de las habituales, la fábrica obliga a los empleados a firmar un documento que la exonera de cualquier accidente que tengan dentro de la planta y las condiciones de trabajo no cumplen con los requisitos sanitarios. El olor a pegamento y plástico quemado dominan el aire de las salas, y no hay suficiente ventilación para dejar salir los gases.
En 2010, 18 empleados intentaron suicidarse en la planta de Shenzhen; 14 lo lograron a causa de depresión, unida a problemas laborales y bajo salario. Los intentos de suicidio se redujeron considerablemente en los años posteriores, pero el sinsabor quedó: los empleados no estaban lidiando de forma apropiada con el estrés.
Fue sólo hasta mediados de año que Apple decidió verificar las condiciones laborales de su principal proveedor, contratando a la ONG Fair Labor Association (FLA). La decisión vino justo después de que China Labor Watch (CLW) publicara en junio un extenso reporte sobre las proveedoras de Apple. En la mayoría de las compañías, incluida Foxconn, encontraron excesos en las horas laborales y malas condiciones sanitarias. Apple confirmó algunas de las denuncias y prometió mejoras. Pero no hubo grandes cambios.
En junio, una protesta había ocurrido en la planta de Chengdu, donde 100 personas reclamaron mejoras en sus condiciones laborales. A principios de este año, en medio del afán de tener en inventario el iPhone5 en todo el mundo, Foxconn fue acusada por el Shanghai Daily de obligar a varios estudiantes a realizar prácticas laborales, y peor aún, ser trasladados hasta la central de Shenzhen -también conocida como Ciudad iPod- para ser parte de la línea de producción.
La respuesta a los estudiantes fue el cumplimiento de acuerdos entre la universidad y la fábrica, pero luego se descubrió un esquema de intercambio de dinero entre Foxconn y los gobiernos locales, encantados de poder seducir al gigante taiwanés de abrir una planta en su provincia.
Como siempre, la firma desmintió los rumores y aplicó medidas preventivas. Apple, en tanto, continúa asegurando el iPhone 5 en preventa, como nunca antes ha ocurrido con otro producto. Y si la planta de Taiyuan permanece cerrada, la cadena de producción será forzosamente reemplazada por otra de las 13 fábricas de Foxconn en China, con su millón de empleados en el país. Allí, con horas extras -pagadas o no- los empleados chinos continuarán la producción.
Condenan a la mano derecha de Bo Xilai
La justicia china condenó ayer a 15 años de prisión al ex policía Wang Lijun, mano derecha de la ex estrella comunista Bo Xilai, que reveló un escándalo de muerte y corrupción que estremeció a la cúpula de gobierno china.
En noviembre pasado, Wang logró que Gu Kailai, la esposa de Bo, confesara el asesinato de un empresario británico, imputación que no fue aceptada por el líder comunista. La tensa situación llevó a Wang a refugiarse en un consulado norteamericano y revelar la investigación a Pekín, que destituyó a Bo. Ahora, podría ser el próximo en ser juzgado.