Detrás del brillo, mucho óxido. El deterioro amenaza la infraestructura de Nueva York
Las tuberías, cloacas, subterráneos y otros sistemas de ingeniería urbana, algunos más que centenarios, sufren una grave decadencia que podría derivar en más derrumbes, como el que acabó con dos edificios en Harlem
NUEVA YORK.- Una explosión provocada por una fuga de gas , dos edificios demolidos y ocho vidas perdidas dejaron al descubierto las vulnerabilidades de Nueva York , una ciudad brillante y moderna, pero que funciona con una infraestructura antigua y tiene sus entrañas oxidadas.
Una de las tuberías de gas que conectaban a uno de los edificios que se desplomaron en Harlem, días atrás, incluía un tramo de hierro que databa de 1887, mientras que una tubería cercana de agua había sido construida en 1897.
"Tenemos una infraestructura muy antigua -dijo a LA NACION Adam Forman, investigador del Centro para un Futuro Urbano-. Es cara de mantener, y tenemos que invertir más dinero para rehabilitarla. Si no, vamos a tener más deterioro y una gran cantidad de estructuras van a ser más vulnerables e inseguras."
Forman escribió un informe, difundido un día antes de la explosión de Harlem, que trazó un diagnóstico letal y categórico sobre el estado de Nueva York.
El trabajo indicó que muchas de las tuberías de gas, vapor, agua y la red de alcantarillado de la ciudad están "hechas de materiales viejos y pasados de moda, como el hierro fundido sin revestimiento, que son muy susceptibles a fugas y roturas". El 2% del gas que se distribuye en Nueva York se pierde en el camino, principalmente debido a fugas como la que generó la explosión de Harlem.
Las tuberías de gas de la ciudad tienen una edad promedio de 56 años; las de agua, 69 años, y los alcantarillados, 84 años. Más de mil cañerías de agua tienen más de 100 años. Investigadores federales dijeron que la tubería de agua de 1897 de uno de los edificios demolidos se rompió, pero que no se sabe si eso contribuyó a la explosión de gas o no.
Los problemas de infraestructura no sólo afectan las cañerías, el transporte o los puentes, sino también los edificios. Por ejemplo, el 58% de las viviendas sociales de la ciudad no cumplen con los estándares público de mantenimiento.
Es común escuchar sobre departamentos antiguos que tienen problemas de asbesto y plomo, algo que genera riesgos para la salud de las personas que viven en ellos, sobre todo para los chicos.
Forman dijo que la ciudad necesita poner más énfasis en reemplazar su viejo sistema de infraestructura, y debe hacerlo más agresivamente.
La falta de fondos, ya sea por recortes federales o por falta de ingresos en la ciudad, es el principal obstáculo, indicó. Pero también juega un poco el hecho de que renovar las entrañas de la ciudad es una inversión que genera menos réditos políticos.
"Es mucho más glamoroso tener un nuevo puente, un nuevo edificio, un nuevo parque. Hay una gran ceremonia y cobertura de prensa. Es muy emocionante para los políticos hacer algo nuevo, y es mucho menos atractivo rehabilitar la infraestructura existente, pero en última instancia eso es lo vulnerable y si no se arregla se pone en peligro nuestra calidad de vida y la competitividad económica", apuntó.
En Nueva York existe un fuerte contraste entre las entrañas de la ciudad y la superficie. El subterráneo ofrece un pequeño vistazo a esa brecha: las estaciones están en mal estado, corroídas, sucias, con ratas. Pero, afuera, despuntan nuevos parques, nuevos edificios, sendas para bicicletas y calles repavimentadas.
Ese contraste refleja uno de los problemas.
Durante la administración de Michael Bloomberg la inversión en infraestructura alcanzó un récord y se hicieron inversiones en infraestructura básica. Pero se puso mucho más énfasis en recuperar la parte baja de Manhattan, destruida tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, y desarrollar las costas de la ciudad, construir nuevos parques o ampliar las líneas de subterráneo, que en mejorar lo existente. Se invirtió más en infraestructura nueva.
El trabajo del Centro para un Futuro Urbano recomendó a la administración del actual alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, que ponga el foco en rehabilitar lo que ya existe. Hacerlo demandará una inversión de 47.300 millones de dólares para los próximos cinco años.
Parte de esas inversiones corren por cuenta de las empresas. La distribuidora de gas y electricidad de la ciudad, Con Edison, dijo que está reemplazando un promedio de 105 kilómetros de tuberías de gas al año como parte de un plan de inversión de 110 millones de dólares anuales.
La compañía dijo que recibió un promedio de 31.000 llamadas con denuncias de olores de gas en 2013, similares a la que recibió unos minutos antes de que la explosión se llevara los dos edificios de Harlem. La cifra equivale a casi 85 denuncias diarias. Esta semana, una de esas denuncias terminó en una tragedia.
Una lista de carencias que no deja de crecer
Nueva York tiene un porcentaje de entre 11 y 18% de edificios y obras de infraestructura con más de 100 años de antigüedad, todos con urgente necesidad de mantenimiento
La lista de estructuras en riesgo incluye escuelas, tribunales, puentes, comercios y talleres del metro, refugios para gente sin techo y diversos edificios de servicios y administración
- 47.000 millones de dólares
Es el costo mínimo para rehabilitar la infraestructura existente en la ciudad
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