Destituyen a Lugo y la región rechaza al nuevo gobierno
El Congreso lo declaró “culpable” de mal desempeño en sus funciones; juró en su lugar el vicepresidente Federico Franco; para la Argentina y el resto de la Unasur fue un “golpe de Estado”
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ASUNCION.- El extremo vértigo político que vivió Paraguay en los últimos días concluyó ayer de manera abrupta con un juicio político sumarísimo. En apenas cinco horas de pura tensión, el Senado juzgó y destituyó al presidente Fernando Lugo por 39 votos a favor y cuatro en contra. Apenas una hora después, juró en el cargo el liberal Federico Franco, que había llegado a la vicepresidencia en 2008 con el ahora ex mandatario y que luego se enfrentó con él.
Fuera del Congreso, miles de simpatizantes de Lugo estallaron de indignación cuando escucharon la sentencia y chocaron con la policía, que reprimió con gases lacrimógenos. Minutos después, en su primera aparición tras el juicio, Lugo, con un tono sorprendentemente sereno, acató su destitución, pero calificó el proceso como un "golpe" y afirmó que la democracia fue "torcida cobarde y alevosamente" por los legisladores que lo acusaron de mal desempeño en sus funciones.
Frente al veloz proceso de destitución, los líderes de la región reaccionaron con celeridad y respaldaron casi sin fisuras a Lugo. Mientras la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, advirtió que Paraguay podría ser expulsado de los organismos regionales, Cristina Kirchner lo calificó como un "golpe de Estado".
Franco salió al cruce de las denuncias de los mandatarios vecinos al señalar que "la transición de un gobierno a otro se hizo en forma absolutamente constitucional", y ordenó a su nuevo canciller, José Fernández Estigarribia, que tome contacto de inmediato con sus pares regionales para "aclarar la situación".
Horas antes, en el discurso de asunción leído ante diputados y senadores, Franco había expresado su compromiso de entregar la banda a quien lo suceda en el mando luego de las elecciones que se celebrarán en abril próximo.
Allí expuso un plan de gobierno sumamente ambicioso, teniendo en cuenta que le queda poco más de un año de gestión, hasta agosto de 2013, cuando termine el mandato que le correspondía a Lugo. Habló, por ejemplo, de la necesidad de completar la reforma agraria, bandera de la campaña de Lugo, hace más de cuatro años, y llevar a cabo un plan de industrialización.
También se refirió a la cuestión energética y a la represa de Itaipú. Dijo que no se resignaba a pensar que los paraguayos tuvieran que ceder su energía a los países vecinos para que ciudades de Brasil y la Argentina estén iluminadas mientras que las localidades de su país "se hallan en la penumbra".
A esas alturas ya se había despedido públicamente Lugo, que gobernaba el país desde 2008. Para sorpresa de muchos, mantuvo su habitual tono calmo ante las cámaras de TV, pero sin dejar de subrayar que su destitución fue un "golpe".
"Esta noche, salgo por la puerta más grande de la patria. Por la puerta de mis compatriotas", afirmó al tomar el micrófono. Y recalcó: "No es Fernando Lugo quien recibe un golpe, es la historia paraguaya, su democracia".
Lugo fue destituido sólo un día después de que la Cámara de Diputados solicitara un juicio político por mal desempeño de funciones . No pudo escapar a la acusación de tolerar y asistir a invasores ilegales de tierra que formularon sus adversarios y, en especial, al episodio de la semana pasada que derivó en 17 muertes durante un desalojo de campesinos.
La jornada transcurrió en un clima de incertidumbre, con numerosos negocios cerrados y marchas masivas en las principales plazas del país. Con termos de tereré bajo el brazo, gorras con leyendas "No al golpe parlamentario" y cantos de apoyo a Lugo, miles de personas comenzaron a llegar anteanoche para concentrarse en la Plaza del Congreso en Asunción.
Los simpatizantes escucharon los votos de los senadores a través de altoparlantes en la plaza. Abuchearon a todos los que votaron por la condena al presidente y aplaudieron a los que votaron por la absolución. Pero no hubo nada que hacer: la destitución se resolvió con 39 votos a favor, cuatro en contra y dos ausentes.
Una vez conocida la sentencia que marcó la salida de Lugo, la reacción de la multitud fue de rabia e indignación. Los manifestantes vitorearon cánticos que decían: "Disolución'' y " Lugo presidente , Lugo presidente'', mientras algunas mujeres angustiadas rompían en llanto.
Gestiones sin éxito
El único suceso violento de la jornada se dio cuando decenas de jóvenes intentaron derribar la valla que los separaba del edificio del Congreso, pero fueron rápidamente dispersados por los carros hidrantes. Poco después, lentamente, la plaza se fue despoblando.
Los "luguistas" siguieron con atención las gestiones que realizaban en Asunción los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que habían llegado el jueves por la noche.
Durante todo el día el convoy de vehículos lujosos y blindados que los llevaba, escoltados por jeeps con militares armados, recorrió la ciudad entre la residencia presidencial Mburuvicha Roga, donde estaba Lugo, y el edificio del Congreso. Pero las negociaciones para evitar la destitución fueron infructuosas.
En su diálogo con los legisladores paraguayos recibieron una y otra vez la misma respuesta. El procedimiento que se estaba realizando era totalmente legal y estaba previsto en la Constitución paraguaya. "Estamos procediendo con la Constitución en la mano", dijo a LA NACION el diputado Salyn Buzzarquis, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA).
Otro de los argumentos en los que insistían una y otra vez los legisladores era que se trataba de un "juicio político" y no un "juicio jurídico". El senador Marcial González Safstran, del partido Patria Querida, lo explicó con franqueza: "No somos ni aspiramos a ser imparciales. Esto es equiparable a lo que en otros lugares se llama un «retiro de confianza». Aquí no vamos a entrar en el detalle de las averiguaciones judiciales".
Una crisis vertiginosa
VIERNES 15 DE JUNIO Desalojo sangriento
- Un enfrentamiento armado durante el desalojo de una propiedad ocupada en el este paraguayo dejó seis policías y once campesinos muertos.
SÁBADO 16 DE JUNIO- MIÉRCOLES 20 DE JUNIO Recambio
- Tras la masacre, el ministro del Interior, Carlos Filizzola, y el comandante de la Policía Nacional, Paulino Rojas, dejaron el cargo. Asumió la cartera de Interior el ex fiscal Rubén Candia, vinculado al Partido Colorado, lo que desató la ira de los aliados de Lugo del Partido Liberal.
JUEVES 21 DE JUNIO-VIERNES 22 DE JUNIO Juicio político
- La Cámara de Diputados aprobó el juicio político contra el presidente por su responsabilidad en el enfrentamiento entre policías y campesinos. El Senado convocó a una sesión extraordinaria y Lugo fue finalmente destituido por una amplia mayoría.