Después de recuperar Kherson, Ucrania evalúa una nueva contraofensiva en el este y el sur
El objetivo principal es conservar esa posición defensiva cerca de la línea de frente, e impedir que los rusos avancen hacia el norte por la ruta que conecta Zaporiyia con la región del Donetsk
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ZAPORIYIA.- El camino hacia una victoria de Ucrania, o al menos el camino más obvio, probablemente se abre hacia el sur, a través de los pantanales y las tierras bajas de la región de Zaporiyia.
Tras la retirada de los rusos de la ciudad de Kherson, la única capital regional capturada por los rusos desde la invasión ordenada por el presidente Vladimir Putin, las fuerzas ucranianas han tenido pocas opciones sobre cómo encarar su próxima embestida para seguir recuperando territorio ocupado y en última instancia expulsar al invasor.
Pero ahora gran parte de la atención está girando hacia aquí en Zaporiyia, la línea de frente más al sur y a menos de 160 kilómetros al norte del Mar de Azov, donde los ucranianos aspiran a cortar el “puente terrestre” que conecta Rusia continental con la península de Crimea, que los rusos invadieron y se anexaron ilegalmente en 2014. El gobierno de Kiev también tiene intenciones de liberar ciudades como Melitopol y Enerhodar, donde se encuentra la planta nuclear de la región.
Por su parte, las fuerzas rusas están fortificando sus posiciones defensivas en la zona, claro anticipo de los combates por venir.
“Ahora todos hablan de Zaporiyia: Todos”, dice Konrad Muzyka, presidente de Rochan Consulting, una consultora de análisis militar con sede en Polonia.
Pero más allá de todas las lógicas especulaciones, en los caminos y las posiciones militares cerca de la línea de frente hay pocas evidencias de una concentración de tropas, como tampoco señales de que los ucranianos estén preparando una ofensiva sobre Zaporiyia en lo inmediato, señalan Muzika y otros analistas.
Victor Dadak, subcomandante de batallón de las defensas territoriales de Ucrania, no sabe decir si la próxima gran ofensiva de su país será en esta región. “Es un secreto militar”, dice Dadak, de 35 años. “Pero creo que el secreto militar será revelado dentro de unos pocos días.”
A mediados de año corrieron insistentes rumores de una inminente contraofensiva ucraniana en la región de Kherson, al sur del país. Por el contrario, lanzaron una embestida relámpago y sorpresiva en el norte, sobre la región de Kharkiv.
Por ahora, las tropas ucranianas de la región de Zaporiyia parecen estar en stand-by en medio del barro, a la espera de que el terreno se congele con al avance del invierno boreal.
Dadak dice que estos últimos días fueron los más fríos desde que los soldados ucranianos están apostados en la región, y que el terreno empieza a congelarse, pero todavía hay demasiado barro y los vehículos militares podrían derrapar o quedarse atascados. Dadak tiene la esperanza de que en los próximos días las condiciones mejoren y los vehículos traccionen mejor.
A poco más de un kilómetro de la línea de frente, Dadak camina a través del campo hacia un grupo de soldados que han buscado refugio en el único lugar posible: bajo una hilera de árboles pelados que poco sirven para frenar la mordida del viento. El brillante sol en lo alto es engañoso: la temperatura ha descendido casi al punto de congelación. Los soldados se turnan para calentarse en un foso donde apenas hay lugar para dos catres y una salamandra.
El objetivo principal es conservar esa posición defensiva cerca de la línea de frente, e impedir que los rusos avancen hacia el norte por la ruta que conecta Zaporiyia con la región del Donetsk.
Pero el objetivo a largo plazo, dice Dadak, es avanzar hacia el sur, hasta el Mar de Azov. Con el impulso adecuado, las fuerzas ucranianas podrían rodear a los rusos que actualmente se encuentran en la ribera oriental de río Dniéper, tras haber entregado Kherson y las ciudades de la ribera occidental.
Según la inteligencia ucraniana, dice Dadak, en la ribera oriental del Dniéper en la región de Kherson hay unos 30.000 soldados rusos. Además, las tropas que abandonaron Kherson fueron redistribuidas hacia el este, para fortalecer la presencia rusa en Zaporiyia. Desde entonces, dice Dadak, el fuego de artillería se ha intensificado.
Muzak dice que hay más densidad de tropas rusas, o sea que hay más soldados por kilómetro cuadrado que en ningún momento previo de la guerra. “Si Ucrania ataca, no le va a costar barato”, señala el analista.
Si bien el terreno llano y la ausencia de ríos en la región de Zaporiyia facilitarían el avance ucraniano hacia el sur, por ese mismo motivo las tropas tendrían menos lugares para ocultarse.
“Supongo que los ucranianos están analizando un par de áreas para un potencial contrataque”, dice Muzyka. “Y el más obvio es Zaporiyia, así que probablemente sea ahí”.
Uno de los objetivos a largo plazo del ejército ucraniano sería emprender una ofensiva hacia el sur, hasta la ciudad ocupada de Melitopol, dice Michael Kofman, experto en fuerzas militares rusas del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, un grupo de investigación con sede en Virginia.
Kofman agrega que el ejército ruso se viene preparando para la ofensiva ucraniana en Zaporiyia desde mediados de año, pero la ofensiva de Ucrania fue en Kharkiv y Kherson, al oeste del río Dniéper.
“La incógnita es si intentarán la demorada ofensiva en Zaporiyia ya entrado el invierno o la próxima primavera”, dice Kofman.
Ucrania ha tratado de estabilizar la línea de frente en la maltrecha ciudad de Bakhmut, en la región de Donetsk, y hay un segundo grupo de fuerzas que intenta hacer retroceder al ejército ruso en la región de Lugansk.
La pregunta es si las fuerzas ucranianas tienen tropas y municiones de artillería suficientes para llevar a cabo una ofensiva en el sur en los próximos meses, especialmente después de las bajas que sufrieron en la batalla por Kherson.
Durante la mayor parte del día, las ciudades ucranianas que están cerca de la línea de frente parecen casi abandonadas, y los residentes solo salen de sus búnkeres a primera hora de la mañana, cuando hay una breve pausa de los bombardeos rusos. Hace un mes y medio, durante un ataque con misiles contra el ayuntamiento de la ciudad de Guliaipole —lugar de nacimiento del revolucionario anarquista ucraniano Néstor Majnó—, murieron el alcalde y uno de sus colaboradores. Y un ataque más reciente destruyó la gran biblioteca pública de la ciudad, dejando una montaña de escombros.
A unos pasos de ahí está la estatua de Majnó, rodeada de bolsas de arena para protegerla de los bombardeos.
El subcomandante Dadak dice que los rusos están usando más helicópteros que antes, y agrega que una unidad ucraniana cercana se abasteció de cohetes con el propósito específico de derribar helicópteros rusos.
Un pequeño grupo de soldados ucranianos apostados a un kilómetro de la línea del frente dicen que el estallido de los morteros y la artillería rusa ha recrudecido.
“Así estamos noche y día”, dice un soldado que se identifica como Volodimir mientras fuma un cigarrillo en un búnker oscuro y estrecho, y agrega que los bombardeos empeoraron desde la liberación de Kherson.
Las temperaturas están bajando drásticamente, pero a Volodimir no le preocupa el invierno, porque los proveyeron con abundante ropa de abrigo. “No importa que este invierno sea muy frío: lo importante es que no sea pantanoso”.
Por Samantha Schmidt y Sergii Korolchuk
Traducción de Jaime Arrambide
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