Desesperado por municiones para someter a Ucrania, Vladimir Putin busca ayuda en los arsenales de Kim Jong-un
Por primera vez en casi un cuarto de siglo, el presidente ruso planea visitar Corea del Norte para reforzar los stocks de armas de las fuerzas del Kremlin, diezmados por conflicto con Kiev
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SEÚL.- Esta semana el presiente Vladimir Putin visitará Corea del Norte para reunirse por segunda vez en seis meses con su par Kim Jong-un, como parte de un proceso de profundización de los lazos militares de ambos países para reforzar la capacidad bélica de Rusia en Ucrania con armas norcoreanas.
Putin estuvo por última vez en Corea del Norte en 2000, cuando se convirtió en el primer mandatario ruso o soviético en haber visitado el país. El viaje de esta semana arranca mañana y pone de manifiesto la creciente importancia estratégica de Corea del Norte para Putin, especialmente por su capacidad de suministrar las armas convencionales que Rusia desesperadamente necesita para su aventura bélica en Ucrania.
Kim se encontró con Putin por última vez en septiembre del año pasado en el Cosmódromo Vostochny, en el este ruso, un encuentro que inauguró una nueva era de la relación bilateral.
Para Kim y su país –un paria en Occidente– fue una oportunidad inusual que alguien los buscara como aliados. Y para Putin, implica reforzar los vínculos con un Estado que ya le provee las municiones necesarias para mantener activo el frente de combate.
Ambos países confirmaron oficialmente la visita de dos días. “Por invitación del Presidente de la Comisión de Asuntos Estatales de la RPDC, Kim Jong-un, los días 18 y 19 de junio Vladimir Putin realizará una visita de Estado y de amistad a la República Popular Democrática de Corea”, informó el Kremlin.
Días antes de la llegada de Putin a Pyongyang, la capital norcoreana, el Kremlin prometió fomentar la cooperación de Rusia con Corea del Norte “en todas las áreas”.
Pyongyang y Moscú fueron aliados durante la época de la Guerra Fría, hasta que sus relaciones se enfriaron tras la desintegración de la Unión Soviética. Pero en los últimos dos años, y en base a la hostilidad compartida hacia Estados Unidos, ambos gobiernos han vuelto a acercarse: Rusia, por su guerra contra Ucrania, y Corea del Norte por su programa de armas nucleares.
Cuando la guerra en Ucrania empezó a prolongarse, Rusia se vio en la urgente necesidad de conseguir armas convencionales, especialmente proyectiles de artillería. Y de eso Corea del Norte tiene para regalar. A cambio, Kim quiere actualizar sus sistemas de armas y Rusia tiene tecnologías militares avanzadas y otras mejoras para compartir.
Según funcionarios de Estados Unidos y Corea del Sur, desde que Rusia lanzó la invasión a gran escala de Ucrania, en febrero de 2022, Corea del Norte le ha enviado miles de contenedores de municiones. Y dicen que en retribución Moscú ha enviado miles de contenedores de asistencia y ayuda de otro tipo.
En las semanas previas a la visita de Putin, Kim hizo alarde de lo que tiene para ofrecerle a su par ruso. El mes pasado, recorrió las instalaciones de las fábricas de municiones de su país, elogió el aumento de la producción de armas, y mostró almacenes llenos de misiles balísticos de corto alcance, según Washington, similares a los misiles norcoreanos que Rusia disparó contra Ucrania.
Condena de Occidente
Tanto Moscú como Pyongyang niegan el comercio de armas, que tienen prohibido por las sanciones de la ONU. Pero en la cumbre del G-7 celebrada en Italia la semana pasada, los líderes del grupo condenaron “en los términos más enérgicos la creciente cooperación militar” entre las dos naciones, incluida la exportación de misiles balísticos por parte de Corea del Norte y el uso que hace de ellos Rusia contra Ucrania.
“Lo que significa este viaje de Putin es que Rusia necesita urgentemente armas norcoreanas para su guerra en Ucrania”, le dijo este fin de semana el asesor de seguridad nacional de Corea del Sur, Chang Ho-jin, a la cadena de noticias Yonhap News TV. “Y a cambio los norcoreanos tratarán de sacarle todo lo que puedan, porque la situación les juega a favor”.
Chang dijo que antes del viaje de Putin, Corea del Sur le había advertido a Moscú que “no debería cruzar ciertas líneas”, aunque no dio detalles. Pero algunos analistas en Corea del Sur especulan que Kim podría aprovechar el viaje de Putin para intentar que los rusos lo ayuden a mejorar sus armas nucleares y para tratar de restablecer una alianza militar con Moscú al estilo de la Guerra Fría.
El panorama era muy sombrío para Kim, hasta que la guerra en Ucrania le abrió un mundo de posibilidades.
La economía de su país quedó devastada durante años por las sanciones que le impuso el Consejo de Seguridad de la ONU para frenar el programa norcoreano de armas nucleares. Y en 2019, el intento de Kim de conseguir un levantamiento de las sanciones a través de su diplomacia directa con el entonces presidente Donald Trump terminó en fracaso y sin un acuerdo.
La respuesta de Kim fue redoblar su programa de armas nucleares, vislumbrando una “Neo-Guerra Fría” que incrementara el valor estratégico de su país para China y Rusia en el nordeste de Asia, mientras Estados Unidos, Japón y Corea del Sur expandían su propio programa de cooperación militar.
Corea del Norte fue uno de los pocos países que apoyó abiertamente la invasión de Putin a Ucrania. En retribución, el año pasado Putin invitó a Kim al Cosmódromo de Vostochny, donde dijo que Rusia estaba dispuesta a ayudar a Corea del Norte a lanzar satélites. Kim necesita satélites para monitorear mejor sus objetivos militares, pero hasta ahora ha tenido problemas para ponerlos en órbita.
Durante ese viaje del año pasado a Rusia, Kim recorrió sensibles instalaciones espaciales y militares rusas, y en determinado momento brindó con Putin por lo que calificó como “su lucha sagrada” contra la “banda del mal” de Occidente.
Restricciones
Los acuerdos de la ONU le prohíben a Rusia dotar a Corea del Norte de equipamiento militar, pero la decisión de recibir a Kim en instalaciones de alta tecnología que fabrican cohetes y aviones de combate le sirvió a Rusia para lucir el tipo de tecnología que Corea del Norte codicia desde hace mucho tiempo como parte de su enfrentamiento con Estados Unidos y sus aliados.
Ante la avalancha de sanciones y presión internacional por su invasión de Ucrania, Putin ha estrechado relaciones con los adversarios de Estados Unidos en todo el mundo, incluidos Irán, Corea del Norte y Siria, lo que implica que el desafío para Washington ya excede el marco europeo.
Para Estados Unidos y sus aliados, ese vínculo cada vez más estrecho entre Pyongyang y Moscú tiene implicaciones en materia de seguridad. Los expertos en defensa dicen que el uso de misiles norcoreanos en el campo de batalla en Ucrania, por ejemplo, puede proporcionarle a Corea del Norte datos muy valiosos sobre el desempeño de esas armas contra los sistemas de defensa antimisiles occidentales.
Por otro lado, ese acercamiento también conspira contra los esfuerzos internacionales para estrangular la capacidad de Kim de ganar divisas a través de actividades ilícitas.
Por Choe Sang-Hun
Traducción de Jaime Arrambide
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