Desconfiada, Alemania busca “reducir riesgos” en su relación con China
El gobierno de Scholz endureció el tono desde hace un año ante las conductas agresivas chinas hacia la isla de Taiwán y la violación de los derechos humanos; alineamiento con EE.UU.
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PARÍS.– Para su primer viaje al exterior, el primer ministro, chino, Li Qiang, escogió Francia y Alemania, donde fue recibido este lunes por el presidente Frank-Walter Steinmeier. Esta primera etapa de su visita se realiza en un tenso clima, después de la publicación por parte de Berlín de un documento en el que describe a China como “una fuerza hostil para el país”.
Steinmeier lo dejó bien en claro durante su reunión con el líder chino: la cooperación bilateral “sigue siendo importante, pero ha cambiado en los últimos años”. “China es un socio para Alemania y para Europa. Pero es cada vez más un competidor y un rival en la escena política”, afirmó.
Lo esencial de las consultas gubernamentales sino-alemanas se realizará el martes, con el equipo del canciller Olaf Scholz. Li Qiang continuará su viaje por Francia, donde asistirá a la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial.
El primer ministro en China es en general una personalidad menos política que el presidente y está específicamente encargado de cuestiones económicas y financieras. Su presencia en la cumbre de París es, en consecuencia, lógica, ya que el evento tiene como objetivo reformar la arquitectura de las finanzas mundiales para responder mejor a los desafíos del calentamiento climático. Un objetivo ambicioso para esa cita internacional organizada por el presidente francés, Emmanuel Macron. Pero, además, el exnúmero uno del Partido Comunista Chino (PCC) en Shanghái, nombrado en marzo, es una de las personalidades más cercanas al presidente chino, Xi Jinping.
Interrogantes
Su visita a Alemania estuvo precedida, sin embargo, por serios interrogantes, en momentos en que las relaciones de Pekín con los europeos –y sobre todo con Washington– son particularmente tensas. La semana pasada, Olaf Scholz deploró que China, aun siendo “socia” de Alemania, actuara contra sus “intereses y valores”, mientras que el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, se encuentra desde el domingo en China para precisamente para lograr un necesario deshielo.
China es el principal socio económico de Alemania y representa un mercado vital para su poderoso sector automovilístico. Y si bien Berlín actuó durante mucho tiempo con guante blanco, el gobierno de Scholz ha endurecido el tono desde hace un año. Los ministros ecologistas que componen la alianza de gobierno son favorables a una mayor firmeza con Pekín, debido a su actitud agresiva con la isla de Taiwán y a las violaciones de los derechos humanos cometidas contra la comunidad uigur en la región de Xinjiang, en el noroeste del país.
Alemania se alinea, no obstante, con la doctrina de la Unión Europea (UE) que no intenta “desacoplarse” completamente de China, sino a reducir los riesgos. Una visión compartida por Estados Unidos, cuyo secretario de Estado declaró la semana pasada que “sería desastroso” para su país “tratar de disociarse de China”.
La ausencia de condena por parte de Xi Jinping a la invasión rusa de Ucrania también aumentó la grieta entre China y Europa occidental, y con Alemania en particular. Para Berlín, con la actitud de Pekín, “la estabilidad regional y la seguridad internacional están cada vez están más bajo mayor presión”, mientras que “los derechos humanos no son respetados”. Una estrategia alemana de seguridad –que también incluye a Rusia– que no cae bien en el gobierno chino.
“Considerar y construir relaciones internacionales viendo a los otros como competidores, rivales o incluso adversarios, y transformar una cooperación normal en cuestión de seguridad o de política, solo llevará a nuestro mundo hacia un torbellino de división y confrontación”, advirtió Wang Wenbin, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, al anunciar la gira del primer ministro a Europa.
Negocios
En todo caso, los principales objetivos de la visita de Li Qiang a Alemania y Francia son económicos. “Las dificultades que agitan la economía china, que tiene serios contratiempos y dificultades para recuperarse de la crisis del Covid, necesitan una respuesta global”, analiza el economista Philippe Dessertine. “Por eso es lógico visitar a su principal socio comercial en Europa”, agrega.
“Para China, Alemania es el actor más importante del Viejo Continente y, a medida que las relaciones con Estados Unidos se deterioran, el interés de Pekín es mostrar que mantiene lazos constructivos con la principal economía europea”, confirma Thorsten Brenner, del Instituto Global de Pol1iticas Públicas (GPPI).
Por su parte, Berlín trata de reducir su dependencia comercial de Pekín. La pandemia y la perturbación de los intercambios internacionales que provocó abrieron los ojos de los alemanes sobre sus propias vulnerabilidades. Si Alemania no encontrara una solución, el país bien podría conocer un “shock chino” comparable al que padecieron Estados Unidos y otras potencias después de que China entró en la Organización Mundial del Comercio, en 2001.
Hasta 2022, China era un importador neto en el sector automotriz. Durante décadas, Alemania se benefició con el boom económico de China gracias a la explosión de la demanda de maquinaria y vehículos alemanes de alta calidad. Hoy, por, primera vez, Alemania importa de China más vehículos de los que exporta. Y una tendencia similar se registra en el sector de la maquinaria, en el cual Pekín supera a Berlín.
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