Desconcierto en Finlandia por un “juego ruso” en la gélida frontera
Tras las elecciones presidenciales de este doming, el nuevo miembro de la OTAN plantea que Moscú lo desafía al utilizar a los refugiados como punto de presión política
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DNUIJAMAA, Finlandia.- Entre los montones de nieve de la frontera entre Finlandia y Rusia se distingue el símbolo de la mayor provocación hasta el momento de Moscú hacia el flamante miembro de la OTAN: una pila de bicicletas rotas.
Esas maltrechas bicis se venden del lado ruso por cientos de dólares a los refugiados de países tan lejanos como Siria y Somalia. Luego, los rusos los alientan –a veces incluso los obligan, dicen guardias finlandeses– a cruzar la frontera. Los finlandeses, que están tratando de consolidar una nueva posición en el cambiante orden mundial, dicen que su país es blanco de una campaña de guerra híbrida por parte de Rusia, que utiliza a personas de todo el mundo en estado de desesperación.
“Algunas de las bicis ni siquiera tienen pedales, y a veces vienen agarrados del brazo unos a otros para ayudarse a avanzar”, dice Ville Kuusisto, un sargento fronterizo finlandés, en el cruce cercano a la localidad rusa de Vyborg.
Los finlandeses eligieron hoy un nuevo presidente, que estará a cargo de la política exterior y actuará como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, mientras Finlandia no puede quitar su atención de su frontera de más de 1300 kilómetros con Rusia, la más extensa de cualquier país miembro de la OTAN. Así que el manejo de la situación fronteriza es crucial, no solo para el país escandinavo, sino también para sus nuevos aliados a ambos lados del Atlántico.
La segunda y última vuelta electoral de ayer es la primera desde que Finlandia adhirió oficialmente a la OTAN, el año pasado, tras décadas de no alineamiento, en un intento de reforzar su seguridad tras la invasión de Rusia a Ucrania.
Rusia le advirtió a Finlandia sobre las “reacciones” que acarrearía su adhesión y que los finlandeses sospechan que ya están en marcha, bajo la forma de ciberataques y sabotajes a la infraestructura del país. Pero lo que capta mayor atención y genera angustia en la opinión pública finlandesa es la llegada en los últimos meses de unas 1300 “armas humanas”, como describieron los políticos finlandeses a los migrantes que atraviesan la frontera.
Los funcionarios europeos alertaron reiteradamente sobre los migrantes que cruzan la frontera alentados por Rusia y sus aliados, y a muchos les preocupa que el objetivo sea desestabilizar a los gobiernos europeos y generar discordia en un bloque fuertemente dividido acerca del modo de manejar la cuestión inmigratoria.
En diciembre, Finlandia cerró todos sus pasos fronterizos con Rusia, y ahora prepara una ley que según los medios fineses podría otorgarle facultades al gobierno para obligar a los migrantes a regresar a la frontera, una práctica conocida como “devolución en caliente”, que es contraria al derecho europeo e internacional. Hasta el momento, los funcionarios finlandeses se han negado a hacer comentarios al respecto.
Los dos candidatos presidenciales que llegaron a la segunda vuelta –el “verde” Pekka Haavisto, de tendencia izquierdista, y Alexander Stubb, de centroderecha, que ganó los comicios– marcaron una línea dura no solo hacia Moscú, sino también los solicitantes de asilo.
“La gente no se deja engañar por este juego ruso”, dijo en una entrevista Haavisto, actual canciller. Cuando le preguntaron por los pedidos de empezar a realizar “devoluciones en caliente”, dijo que las leyes humanitarias que lo prohíben tal vez deban ser reformadas para contemplar lo que describe como una nueva forma de guerra híbrida.
Stubb, por su parte, dijo que se necesitan fuerzas en la frontera porque “Putin y Rusia solo entienden por la fuerza, y en general, por la fuerza bruta”.
Stubb tendrá que ocuparse de establecer el rol de Finlandia dentro de la OTAN, pero es probable que el tema migratorio absorba gran parte de su atención, una distracción que según expertos en seguridad podría ser intencional de parte de Rusia. “Este problema fronterizo no es el asunto más urgente en este momento, pero se convirtió en un tema que consumirá la energía del próximo presidente y del gobierno finés”, dice Matti Pesu, analista en seguridad del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales.
Política letal
Los cruces a Finlandia son la última versión de la letal política fronteriza desplegada por Rusia desde 2021, cuando Bielorrusia, un verdadero satélite de Moscú, permitió la entrada de miles de migrantes para permitirles el cruce a Polonia. Muchos terminaron atrapados entre los dos países y fueron golpeados por guardias fronterizos que los obligaron a regresar y volver a cruzar la frontera.
No es la primera vez que Finlandia tiene un flujo semejante de inmigrantes: hubo olas en 2015 y 2016, cuando a Europa llegaron más de un millón de personas, la mayoría refugiados de la guerra en Siria, que terminaron en Alemania. Desde entonces, sin embargo, la frontera estaba mayormente tranquila.
Los funcionarios finlandeses dicen que, a diferencia del entendimiento previo entre ambos países, ahora Rusia está dejando pasar a personas que no tienen visa para ingresar en Finlandia.
Los guardias finlandeses dicen que el año pasado, cuando llamaron a sus pares rusos para quejarse, les respondieron que simplemente seguían los procedimientos y que no podían negarles el derecho a cruzar. Moayed Salami, un sirio de 36 años que llegó al cruce en noviembre, dice que su experiencia demuestra que Rusia utiliza claramente a los refugiados como marionetas, aunque bien dispuestas a serlo.
Al igual que otros siete refugiados entrevistados que llegaron antes de que Finlandia cerrara su frontera, Salami cuenta que los escoltaron a través de tres sucesivos puestos de control rusos, donde les quitaron los pasaportes y les cancelaron sus visas para Rusia. Salami y algunos otros dicen que las autoridades rusas luego los siguieron hasta el último tramo antes de llegar a la frontera.
Maria Zakharova, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, dice que la acusación de que Rusia facilita deliberadamente el éxodo de migrantes no solo es falsa, sino que es “otro ejemplo de la doble vara de Occidente o de su carencia total de cualquier tipo de vara”.
El tema de los cruces fronterizos forzosamente desató un debate interno en Finlandia sobre los verdaderos riesgos de estos arribos para el flamante miembro de la OTAN.
Los servicios de seguridad y de inteligencia finlandeses dijeron que Rusia podría intentar reclutar como espías a algunos de esos migrantes, pero no compartieron ninguna evidencia que respaldara esa hipótesis.
Otros dicen que el riesgo es que Finlandia manche su imagen de país que comparte valores liberales y actúa de acuerdo con la normativa internacional que rige el asilo.
“Rusia está intentando ponernos en contra de nuestros propios valores”, dijo Iro Sarkka, miembro del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales. “Decimos ser una democracia liberal y apegada al orden internacional basado en leyes, ¡y después ni nosotros mismos respetamos esos tratados!”, agregó.
El miércoles, el popular presidente saliente Sauli Niinisto argumentó que el derecho humanitario está siendo utilizado como “caballo de Troya” por quienes intentan cruzar.
El comisionado de derechos humanos de la Unión Europea, así como el propio defensor del pueblo en materia de derechos humanos, advirtió que si no habilita lugares para que los migrantes puedan presentar su solicitud de asilo, Finlandia corre el riesgo de infringir reglas de protección humanitaria.
Traducción de Jaime Arrambide
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