"Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer"
Desesperado, uno de los conductores explicó las causas del accidente
SANTIAGO DE COMPOSTELA. - "Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer." Uno de los dos conductores del tren de alta velocidad que ayer protagonizó una de las peores tragedias ferroviarias en la historia de España expresaba su desesperación mientras hablaba por celular.
El conductor, cuya conversación telefónica consignó anoche la edición online del diario La Voz de Galicia, resultó ileso, como su compañero. Tras salir del tren, ambos se implicaron inmediatamente en las tareas de rescate de los heridos.
En ese momento ya estaban en las vías Abel e Iván, jóvenes gallegos que trataban de explicar lo inexplicable. "Escuchamos un ruido tremendo, enorme, como nunca. Bajamos y ya vimos el convoy separado en dos trozos".
Abel e Iván fueron dos de las primeras personas que se lanzaron a las vías a ayudar a las víctimas. Estaban en su casa y saltaron cuando oyeron el estruendo, según contaron a medios españoles. "Estamos muy impactados, es inexplicable." Los jóvenes repetían haber visto escenas indescriptibles. "Rompimos ventanillas y forzamos puertas para sacar a los pasajeros."
Abel e Iván, junto con otros vecinos de Angrois, un barrio situado a unos cuatro kilómetros de la estación de Santiago de Compostela, comenzaron a sacar heridos de los 13 vagones del tren. Uno ardía. Otro había saltado por los aires, volando más de cinco metros antes de impactar contra el suelo. El resto había volcado.
"Se sintió un fuerte golpe y ya vimos una columna de polvo enorme. Cuando llegamos abajo, vimos que era el tren y empezaba a arder la máquina", narró por su parte Alberto, otro vecino del lugar.
Los propios pasajeros del tren que no resultaron heridos de gravedad prestaban auxilio a quienes se encontraban cerca. Entretanto comenzaron a llegar ambulancias, bomberos y policías al lugar. "Había gente abajo con piedras, intentando abrir las ventanas", explicaba una joven.
"Es lo peor que viví en mi vida", decía otro de los testigos.
José Luis, que reside a aproximadamente un kilómetro del lugar del accidente, en la parroquia de Angrois, relató que estaba en un bar con unos amigos cuando oyó un fuerte estruendo y al ver pasar numerosos vehículos policiales decidieron seguirlos para comprobar qué había sucedido exactamente. Apenas habían llegado las primeras unidades de emergencia, que solicitaban a los vecinos que aportaran mantas y agua, y José Luis y sus amigos ya habían empezado a colaborar. Se pudo ver a vecinos de la zona armados con picos y otros objetos intentando romper los cristales de los vagones volcados sobre la vía del tren.
Agencias DPA y EFE
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