Desastre en Turquía y Siria: qué tan fuerte es un terremoto de magnitud 7,8° y cuáles son las claves para medir su potencia destructiva
La nueva escala de medición es logarítmica: cada número entero más implica que la cantidad de energía liberada por un sismo se multiplica por 32
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NUEVA YORK.- El terremoto que sacudió el densamente poblado sudeste de Turquía y que se sintió en lugares tan alejados como Israel y la isla de Chipre fue lo suficientemente fuerte y cercano a la superficie terrestre como para ser devastadoramente fatal, señalan los sismólogos. Las autoridades de Siria y Turquía dicen que los muertos ascienden a por lo menos 1700, pero esa cifra seguramente aumentará con el transcurso de las horas.
El terremoto impactó a las 4.17 (hora local) ,y según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), fue de magnitud 7,8° en la escala de Richter. Los terremotos pueden ser mucho más fuertes que eso, señalan los científicos, pero más que la magnitud numérica, lo que importa es la intensidad relativa combinada con la ubicación -zonas más o menos pobladas-, y con la profundidad a la que se produce: cuanto más cerca de la superficie, más extensa la zona de impacto.
En un informe emitido unos 30 minutos después del sismo, los expertos del USGS dijeron que había un 34% de probabilidades de que se produzcan entre 100 y 1000 víctimas fatales, y un 31% de que los muertos fueran entre 1000 y 10.000, cifra a la que ya se llegó.
“Es probable que los daños sean muy graves y que el desastre se extienda”, dice el informe, que también estima que las pérdidas económicas pueden alcanzar el 1% del PBI de Turquía.
Januka Attanayake, sismóloga de la Universidad de Melbourne, dice que la energía liberada por el terremoto equivale a unos 32 petajoules (una unidad de medida de calor y energía que se utiliza para cuantificar grandes cantidades de energía), lo suficiente para abastecer de electricidad a la ciudad de Nueva York durante más de cuatro días.
“En términos de energía, la magnitud 7,8° es 708 veces más fuerte que una magnitud 5,9°″, dice Attanayake citando como ejemplo el terremoto de 2021 en Melbourne, Australia, que produjo algunos daños menores en la ciudad.
La fuerza de los terremotos se mide en una escala conocida como “escala sismológica de magnitud del momento”, sucesora de la antigua escala de Richter. La nueva escala es logarítmica: cada número entero más implica que la cantidad de energía liberada por un terremoto se multiplica por 32.
Pero el daño potencial de un terremoto depende de muchos factores más que su magnitud, ya que la densidad poblacional de un área determinada y la poca profundidad del epicentro del sismo potencian la devastación, porque los terremotos superficiales tienen mayor poder de daño. El terremoto que sacudió hoy a Turquía se produjo a 16 kilómetros de profundidad.
Otro factor importante es la calidad de la construcción de los edificios de la zona. “La población de esta región reside en construcciones extremadamente vulnerables a los temblores sísmicos, más allá de algunas estructuras resistentes”, señala el informe del USGS, y agrega que “los tipos de edificación más vulnerables son las construcciones de ladrillo no reforzado y las de marco de hormigón no dúctil de baja altura con relleno de construcción”.
La sismóloga Susan Hough, del USGS, publicó en Twitter que el terremoto de hoy, aunque lejos de ser el más fuerte que el mundo haya visto en las últimas décadas, puede ser particularmente destructivo debido a su ubicación y poca profundidad.
En el extremo más bajo de la escala, un sismo de magnitud 1° sería un microterremoto casi imperceptible para los humanos. Según la clasificación de los sismólogos, un terremoto de magnitud 7° tiene “la energía equivalente a alrededor de 32 bombas atómicas como la de Hiroshima”, como lo señaló en 2013 el director del Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología, Renato Solidum.
Con una magnitud de 7,8° en la escala sismológica, el terremoto de Turquía se clasifica como un sismo “importante”. Otros sismos de magnitud similar incluyen el terremoto de 2013 en Pakistán, donde murieron 825 personas, y el terremoto de abril de 2015 en Nepal, que dejó casi 9000 víctimas fatales.
Según Attanayake, el sismólogo de Melbourne, este terremoto parece ser uno de una serie: desde 1939, la extensa falla de aproximadamente 1500 kilómetros que divide la placa de Eurasia, al norte, de la placa de Anatolia, al sur, ha producido múltiples terremotos de magnitud 6,7°, o incluso más.
Natasha Frost
Traducción de Jaime Arrambide
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