Desalojo final de los "indignados" de Wall Street
La orden fue dada por el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, y avalada por un magistrado
NUEVA YORK.- Un intempestivo desalojo y un fallo judicial terminaron ayer con el campamento de los indignados en el parque Zuccotti, dos días antes de que el enclave donde nació el histórico movimiento en contra de la creciente desigualdad en Estados Unidos cumpliera dos meses de vida.
El desalojo, ordenado por el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, significó un duro golpe para los "indignados" de Wall Street, que recurrieron a la justicia para recuperar el lugar al que bautizaron "Plaza Libertad". Ayer por la tarde, un juez avaló la decisión del alcalde.
El final del campamento comenzó cuando la ciudad dormía, a la una de la madrugada. Cientos de policías llegaron al parque con la orden de desalojarlo para que un equipo del Departamento de Sanidad lo limpiara. Algunos dejaron el lugar, otros fueron forzados a hacerlo y un grupo se atrincheró en la cocina, improvisando barricadas para resistir.
"Desde que nos dijeron que teníamos una hora para dejar el parque, a los quince minutos ya estaban tirando carpas, rompiendo cosas y no dejando entrar a nadie", dijo Mateo Ryall, de 35 años, que apenas tuvo tiempo de rescatar una mochila.
Cuatro horas más tarde, unas 200 personas habían sido arrestadas y el parque estaba vacío y limpio, como si los últimos dos meses no hubieran existido: las carpas, los carteles, el hospital y los libros que formaban la biblioteca habían desaparecido.
Tras el desalojo, la confusión se apoderó del movimiento. La mayoría se fue a la plaza Foley, a unas cuadras del parque Zuccotti, para decidir qué hacer. A media mañana, otro grupo ocupó un parque de la iglesia Trinity, a 20 minutos a pie de Wall Street. Allí hubo más arrestos, incluidos los de cuatro periodistas.
Por la tarde, todos se congregaron a la espera de la decisión judicial alrededor del parque Zuccotti, cerrado por un cerco de vallas y custodiado por policías y personal de seguridad de Brookfield Office Properties, propietaria del parque.
Un grupo de abogados veteranos trabajó toda la noche y presentó por la mañana un pedido a la justicia. Primero, la jueza Lucy Billings emitió una orden que permitió que los manifestantes retornaran al parque. Pero por la tarde el juez Michael D. Stallman avaló la posición de la ciudad: prohibir carpas y bolsas de dormir en el parque, tal como lo indican las reglas del lugar.
Tras el fallo del juez, Bloomberg difundió un comunicado en el que reiteró lo que había dicho durante una conferencia de prensa: su intención era proteger la salud pública y la seguridad y no permitir que se reinstalara el campamento.
El alcalde, que justificó la hora del desalojo para evitar disturbios y daños al vecindario, afirmó que las carpas complicaban el movimiento dentro del parque, que el campamento era peligroso (días atrás un hombre fue arrestado por agresión sexual) y que la ley exige que el parque esté disponible para todos.
Bloomberg mencionó la primera enmienda de la Constitución, que garantiza la libertad de expresión y el derecho de asamblea, seis veces durante esa conferencia. No hay derechos absolutos, dijo, y cerró con un desafío al movimiento: "Los manifestantes han tenido dos meses para ocupar el parque con carpas. Ahora, tendrán que ocupar el espacio con el poder de sus argumentos".
Anoche, mientras la policía reabría el parque, los manifestantes regresaban sin sus carpas para decidir los próximos pasos. Muchos esperan que el desalojo atraiga más gente. Eso se verá mañana, durante una marcha para conmemorar los dos meses de vida del movimiento.
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