Desafiante, Saddam murió con el Corán en sus manos
Se rehusó a ser encapuchado e insultó a los iraníes y a Occidente
BAGDAD.– El ex dictador iraquí Saddam Hussein, ejecutado en la horca en los últimos minutos de anteayer, murió con el Corán en sus manos, sin arrepentimiento y desafiante hasta el final.
Protegido por las autoridades norteamericanas durante la década del ochenta, Saddam no quiso abandonar anteayer la seguridad de sus ex aliados y se resistió a ser entregado a los funcionarios iraquíes horas antes de ser conducido a la horca.
Después de recuperar la calma, Saddam llegó al cadalso, donde se negó a que le pusieran una capucha en la cabeza, según afirmaron testigos del ajusticiamiento.
“Subió con calma al patíbulo, resuelto y valiente”, relató el consejero de Seguridad Nacional Muafaq al-Rubai, testigo de la ejecución, que tuvo lugar en uno de los centros de tortura utilizados por el gobierno de Saddam en Kadhamiya, al norte de Bagdad, que actualmente funciona como cuartel de los servicios iraquíes de inteligencia.
No dio “ninguna señal de arrepentimiento. Alababa a los mujahiddines; alababa a los jihadistas. Insultaba a los iraníes e insultaba también a Occidente”, contó Al-Rubai a la televisión nacional iraquí. “Saddam dijo: «Espero que permanezcan unidos y les advierto: no confíen en la coalición iraní (los chiitas), esa gente es peligrosa ", relató otro de los testigos, el juez Munir Haddad.
"No trató de resistir y no pidió nada. Tenía en sus manos un ejemplar del Corán y dijo: «Quiero que este Corán se lo den a esta persona», un hombre llamado Bander", abundó Al-Rubai.
Vestido con sobretodo oscuro y camisa blanca, el ex presidente fue conducido al patíbulo por dos hombres enmascarados que le colocaron en el cuello un pañuelo negro y luego la soga que lo mató. "Antes de que le colocaran la cuerda alrededor del cuello, Saddam gritó: «Dios es grande. La nación saldrá victoriosa y Palestina es árabe»", relató Sami al-Askari, consejero político del primer ministro de Irak, Nouri al-Maliki.
Previamente, el ex presidente recitó la profesión de fe musulmana No hay otro Dios que Alá y Mahoma es su profeta , pero no hizo más comentarios luego de que agentes de seguridad lo escoltaran al patíbulo.
Ojos con miedo
Otro de los testimonios que reconstruyeron los últimos momentos del ex dictador de Irak, depuesto tras la invasión anglonorteamericana a ese país en 2003, fue el del camarógrafo Alí al-Massedy, que filmó ayer la ejecución de Saddam. Afirmó que el ex presidente iraquí dijo al ascender al patíbulo "Irak sin mí no es nada".
Al-Massedy, de 38 años, es el fotógrafo oficial de Al-Maliki. En declaraciones a la revista Newsweek , afirmó que "vio el miedo" en los ojos del condenado y destacó que mientras era llevado a la horca, el ex presidente iraquí "dijo cosas sobre la injusticia, la resistencia, el hecho de que estos personajes (los chiitas) son terroristas".
El camarógrafo filmó la ejecución a un metro de distancia y explicó que Saddam "murió al instante" y agregó que el cuerpo "se sacudía", pero que no hubo "ni sangre ni regurgitaciones".
Respecto de cuáles fueron las últimas palabras del ex presidente, el juez Munir Haddad, otro de los testigos, dijo a Los Angeles Times que Saddam pronunció el nombre del jefe chiita iraquí Moqtada al-Sadr. El juez manifestó que uno de los cuatro hombres a cargo de la ejecución provocó al ex presidente al decir "Moqtada al-Sadr", en referencia al poderoso jefe chiita de Irak, cuyo padre fue asesinado por orden del ex mandatario.
Saddam, según el testimonio del alto funcionario judicial, respondió con una mueca burlona y dijo "Moqtada", tras lo cual se produjo su ejecución.
"Añadió que no tenía miedo de nadie", dijo Haddad, magistrado de la Corte de Apelación del Alto Tribunal Penal iraquí, la instancia que el martes último ratificó la sentencia a muerte del ex dictador tras un juicio cuya independencia ha sido severamente cuestionada.
"Fue un proceso ciento por ciento iraquí. Sólo había iraquíes, ningún extranjero", concluyó el magistrado, que anteayer fue el encargado de difundir a la prensa internacional la hora del ajusticiamiento.
Al-Rubai y otros funcionarios del gobierno negaron un comunicado, leído previamente en la televisión estatal, que afirmaba que el medio hermano de Saddam y un ex juez también fueron ahorcados. El funcionario dijo que Barzan al-Tikriti y Awad al-Bander, condenados junto a Saddam el mes pasado, serían ejecutados tras el feriado de una semana de Eid al-Adha.
El último reposo
Luego de la ejecución, el cuerpo de Saddam fue trasladado en un avión norteamericano a Tikrit, donde fue entregado a líderes tribales para su sepultura en la ciudad de Ramadi, capital de la provincia de Al-Anbar, principal foco de la insurrección sunnita, según informó la familia en un comunicado.
Fuentes cercanas al clan del ex dictador aseguraron que Alí Yasin al-Nada, uno de los miembros del grupo del ex presidente, se dirigió a Bagdad en un helicóptero militar para organizar el traslado del cuerpo.
Horas antes de su muerte, Raghad, una de las hijas del ex líder iraquí exiliada en Jordania, había pedido a las autoridades que el cadáver de su padre fuera trasladado a Yemen para ser sepultado temporalmente hasta que Irak "sea liberado".
Un abogado cercano a la familia del ex dictador había informado que Saddam sería enterrado en su aldea natal, Al-Awja, donde descansan los cuerpos de sus hijos Uday y Qusay, muertos en julio de 2003 en un enfrentamiento con las tropas norteamericanas en Mosul.
El reposo final de uno de los líderes más poderosos y temidos del mundo árabe será en su provincia natal y cercano a Tikrit, ciudad con la que se identificaba el clan de Saddam.
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