Desafiante, López Obrador llama a los mexicanos a movilizarse contra el fraude
El candidato izquierdista denunció que faltan tres millones de votos y convocó a marchas en todo el país
CIUDAD DE MEXICO.- Comenzó la resistencia electoral. El candidato a la presidencia por una coalición de centroizquierda, Andrés Manuel López Obrador, convocó ayer a una cruzada "en defensa del voto" que incluirá movilizaciones y protestas en las calles, tras denunciar que hay "tres millones de votos perdidos", lo que aumentó la tensión que se vive en este país.
La ofensiva de López Obrador comenzó horas antes de que el Instituto Federal Electoral (IFE) inicie hoy la compulsa oficial y definitiva de las actas y planillas de todas las urnas electorales. La revisión podría prolongarse hasta el domingo y abrir una engorrosa cadena de apelaciones ante el Tribunal Electoral, que podría durar tres meses más.
López Obrador, figura excluyente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), adujo "serias inconsistencias" en los resultados del recuento preliminar de las elecciones del domingo, que dieron 400.000 votos más al candidato oficialista Felipe Calderón, del Partido de Acción Nacional (PAN).
Desde el IFE reconocieron anoche que no se computaron 2,5 millones de votos por "información inconsistente", según explicó el responsable del Programa de Resultados Preliminares, René Miranda. Pero aclaró que esos votos se reparten casi en tercios iguales entre los tres principales candidatos.
Sin embargo, el PRD espera una batalla judicial y política. "Vamos a defender voto por voto y posición por posición, porque hay muchas señales que nos dicen que ganamos la presidencia", afirmó el senador César Raúl Ojeda en el comité de campaña.
Pero la sociedad mexicana mira con desconfianza la sucesión de acontecimientos, tanto el triunfo de Calderón como los reclamos de López Obrador, y ayer parecía más preocupada por guarecerse de la lluvia y hablar sobre el Mundial de fútbol.
El primer paso de la estrategia del PRD es presionar a las autoridades electorales, tensando la cuerda. "El camino de la movilización está abierto, pero hemos decidido en estos días no convertirlo en nuestro instrumento principal", planteó uno de los asesores de López Obrador, Manuel Camacho Solís. "No se tomará la decisión de salir a las calles a protestar hasta que no se termine el conteo definitivo", detalló.
El PRI, con Calderón
Mientras, Calderón intenta mostrar una imagen de presidente electo. Habla de promover "el diálogo" y "la conciliación nacional", después de recibir el respaldo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que reconoció su triunfo, y la "transparencia" de las elecciones.
El PRI afronta una profunda crisis interna tras su segunda derrota consecutiva por la presidencia y la primera en la que quedó tercero. Su núcleo duro de gobernadores negocia con Calderón algunos espacios de gobierno, mientras promueve la caída del candidato y presidente del partido, Roberto Madrazo (ver aparte).
A la defensiva, López Obrador planteó que la participación electoral rondaría el 60% del padrón (unos 42 millones de mexicanos), según los datos provistos por el IFE, pero dijo que la suma de los votos recibidos por todos los partidos sería de 39 millones. "Hay 3 millones de votos perdidos. Entonces ¿qué está pasando?", reclamó el candidato preferido por los trabajadores, que acaba de lanzar la Comisión Política en la Lucha por la Defensa del Voto.
Su reclamo, aunque eludió la palabra "fraude", caló hondo entre los seguidores más fieles del PRD, que saben que en 1988 les birlaron un triunfo con Cuauhtémoc Cárdenas a manos de Carlos Salinas de Gortari y temen que la historia se repita. "La ventaja de Calderón se va a ratificar después de los cómputos definitivos, cuando se corrija cualquier error en el llenado de las actas o cualquier sobre que venga dentro del paquete", prometió el delegado de Calderón ante el IFE, Germán Martínez Cázares, quien desmintió que falten 3 millones de votos.
Pero observadores electorales temen que las sospechas de los seguidores de López Obrador se transformen en protestas callejeras y que éstas deriven en violencia. Por ahora, las contadas movilizaciones sociales en esta capital, bastión de López Obrador, incluyen 500 o 600 personas y se desarrollan de manera ejemplar.