Depardieu, del exilio fiscal en Bélgica a su nueva patria: Rusia
El reconocido y polémico actor, que había intentado obtener la ciudadanía belga para eludir los fuertes tributos de su país, logró que Putin le otorgue un pasaporte
PARÍS.- La saga fiscal que tiene como protagonista a Gérard Depardieu se parece cada día más a la patética historia de un francés que, aunque se decía "ciudadano del mundo", quiso ser belga y terminó siendo ruso. Aunque son numerosos los que piensan que la verdadera patria del célebre actor es su cuenta bancaria.
En el último capítulo de esta rocambolesca historia, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, le otorgó ayer la ciudadanía rusa. "El presidente firmó un decreto para acordar la ciudadanía rusa a Gérard Depardieu ", anunció ayer el Kremlin.
Muy conocido en Rusia y en todas las ex repúblicas soviéticas, Depardieu aparece regularmente en numerosas publicidades. En 2012 participó en varios comerciales del Banco Sovietski, de una marca de ketchup y de una firma de alimentación.
Más criticables son, por el contrario, sus relaciones privilegiadas con algunos dictadores de la región. Uno de ellos es el presidente checheno, Ramzan Kadyrov, acusado de violaciones de los derechos humanos por la comunidad internacional. El 5 de octubre, en Grozny, Depardieu festejó el cumpleaños del autócrata al grito de "¡Gloria a Chechenia, gloria a Kadyrov!".
Tres meses después, grabó un dúo con Gulnara Karimova, la hija de otro déspota, el presidente uzbeco, Islam Karimov. Durante su visita, también dio su acuerdo para actuar en una serie de televisión escrita a cuatro manos por Karimov y su hija.
Si bien la Constitución rusa otorga al jefe del Estado el derecho de acordar la ciudadanía a cualquier extranjero, la decisión de Putin es fuera de lo común.
El anuncio se produjo pocos días después de que Depardieu declaró su voluntad de renunciar al pasaporte francés en protesta por la intención del gobierno socialista de François Hollande de aplicar un impuesto excepcional de 75% a los ingresos superiores a un millón de euros anuales, medida que acaba de ser anulada por el Consejo Constitucional francés.
El célebre intérprete de Cyrano de Bergerac también había ratificado su intención de radicarse y naturalizarse en Bélgica, país cuyo régimen fiscal es mucho más clemente que Francia para los millonarios. En plena espiral de provocación también llegó a decir que ya podía contar con tres países para acogerlo: Bélgica, Montenegro y Rusia. "Putin ya me envió un pasaporte", anticipó.
Con el objetivo de mostrar al mundo las bondades fiscales de Rusia, donde la tasa de imposición es de 13% para todos, Putin manifestó de inmediato su voluntad de otorgar un pasaporte a Depardieu.
Pero el gesto de Putin podría complicar la situación del actor en Bélgica.
"Si acepta la ciudadanía rusa, podrá presentar una solicitud de naturalización en Bélgica, pero no la examinaríamos de la misma forma", advirtió el presidente de la Comisión de Naturalizaciones de Bélgica, Georges Dellemagne.
Según el funcionario, Depardieu, de 64 años, aún no presentó ningún expediente ante la comisión parlamentaria belga encargada de examinar esas demandas. Pero también advirtió que "es necesario respetar el espíritu de la ley". Es verdad que, desde el 1° de enero, la legislación permite acordar la nacionalidad a personas susceptibles de contribuir "a la buena imagen del país". Pero "las nacionalidades no se coleccionan", aunque sea posible tener varias, precisó.
Después de haber alimentado la polémica al calificar en un primer momento de "lamentable" el exilio fiscal del actor, el gobierno francés mantuvo ayer un estricto silencio. El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, y su equipo consideran que el comportamiento del actor está tomando visos de tragicomedia y que, en plena crisis, es mejor ocuparse de las preocupaciones de la gente normal.
Por el momento, y después de tantas gesticulaciones, el niño terrible del cine francés no se ha movido de París, donde su palacete del Barrio Latino fue puesto en venta por la módica suma de 50 millones de euros.
El público, en todo caso, parece no equivocarse: "Podrá vivir en su fabulosa residencia parisiense de la rue du Cherche-Midi, en una bellísima casa en el barrio belga de Néchin o en una exclusiva dacha de los suburbios moscovitas, pero la única casa de "Gégé" es su cuenta bancaria", declaró anoche una de sus vecinas por televisión.
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