Empleadas de Naciones Unidas contaron en un nuevo documental de la BBC sus experiencias, pero luego dijeron que fueron sancionadas y otras hasta despedidas
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Un nuevo documental de la BBC arroja luz sobre acusaciones de corrupción, gerentes que hacen la vista gorda y casos de abuso sexual dentro de Naciones Unidas.
Empleadas de la ONU que intentaron denunciar comportamientos ilegales le contaron a la BBC que fueron sancionadas después de hablar y algunas fueron despedidas.
Purna Sen, quien en 2018 fue designada portavoz de asuntos de acoso, asalto y discriminación, dijo que había mujeres en la organización que habían sido “abordadas, abusadas y violadas”.
Según dijo, mientras se siga permitiendo que los hombres se salgan con la suya, “continuarán haciéndolo”.
Sen exigió que la ONU designe un panel externo diverso que analice las experiencias del personal y recomiende una serie de acciones concretas.
La ONU asegura que está comprometida con la protección de “denunciantes genuinos” y con que el personal implicado asuma su responsabilidad. También indicó que estaba abierta a cualquier revisión externa de sus esfuerzos “para combatir delitos de cualquier índole”.
“Sórdido”
Martina Brostrom, otrora alta consejera de ONUSIDA, le dijo al documental de BBC The Whistleblowers: Inside the UN (“Delatores: dentro de la ONU”) que había sido víctima de acoso sexual en el trabajo.
“El abuso sexual, la explotación y el acoso en la ONU suceden en la oficina central, suceden de lunes a viernes, suceden durante las horas laborables, en todos los sitios”, expresó.
Dijo que había sido acosada por Luiz Loures, subdirector ejecutivo de ONUSIDA y asistente del secretario general, a quien describió como “sórdido” y conocido por su comportamiento inapropiado.
Durante un evento en Bangkok en 2015, dijo, la besó a la fuerza y la manoseó en un ascensor cuando salían de una reunión, antes de intentar arrastrarla hasta su habitación.
“Le rogué que parara, que me soltara. Tuve que escudarme con la puerta del ascensor para poder quedarme adentro porque veía con temor aquel largo pasillo”, declaró. “Mi mente obviamente estaba reaccionando muy, muy rápido y temiendo lo que podía suceder”.
Brostrom interpuso una denuncia formal y habló con investigadores de la ONU. La institución y ONUSIDA “tomaron represalias de manera muy mezquina e hiriente” contra ella, aseguró.
“Eso duele mucho porque es como si te violaran otra vez. Como si no te dieran la oportunidad de respirar”, expresó.
En 2018, Luiz Loures se retiró de la ONU con un agradecimiento por “sus 22 años dedicados al servicio”. Interrogado por la BBC, respondió: “Nunca he hostigado ni asaltado a nadie. Las acusaciones no tienen fundamento”.
Al respecto, la ONU declaró que “las acusaciones de hostigamiento contra el doctor Loures fueron investigadas”, y que en este momento no estaban “en posición de comentar sobre la veracidad de estas denuncias”.
En agosto de 2021, Brostrom recibió una carta de la ONU que reconocía que ella había sido “acosada sexualmente durante un prolongado período de tiempo”, pero, en referencia a su acusación de que fue sexualmente asaltada en 2015, concluyeron que “algo traumático le sucedió que es consistente con su relato de la situación”, pero las conclusiones “no cumplieron con los estándares probatorios”.
Inmunidad diplomática
Naciones Unidas tiene un estatus legal protegido y sus altos funcionarios gozan de inmunidad diplomática de todas las leyes nacionales.
Eso se le otorga a la organización para protegerla de interferencia en el cumplimiento de sus deberes. Pero la ONU señala que ese estatus no se otorga para el beneficio personal de sus empleados, así que no protege a aquellos que cometen crímenes como asalto sexual.
Todas las denuncias del personal son analizadas internamente. La Oficina de Servicios de Supervisión Interna de las Naciones Unidas (OSSI) maneja las acusaciones más serias, incluyendo las denuncias de criminalidad, pero no tiene autoridad legal.
La BBC recibió una grabación secreta que sugiere que la OSSI no siempre es efectiva.
En esta, el director de la división de investigaciones, Ben Swanson, está hablando en una reunión de personal donde menciona que una alta funcionaria de la ONU lo visitó llorando y describió cómo uno de los asistentes del secretario general Antonio Guterres le había metido la mano dentro del pantalón.
En la grabación, Swanson afirma que les contó al secretario general y a otros altos funcionarios los detalles de la acusación de asalto sexual, pero inmediatamente lo callaron. “Así que traté de contar esta historia y... me cortaron de tajo”, se le escucha decir.
Añadió que la mujer fue disuadida de reportar el supuesto ataque sexual y le dijeron que no serviría de nada hacer la denuncia porque el hombre en cuestión era uno de los “preferidos”.
Peter Gallo -el informante que compartió la grabación de audio- asegura en el documental: “Pasé cuatro años como investigador en la sede central de la ONU en Nueva York. Como resultado de esa experiencia, creo que la organización está plagada de corrupción de los pies a la cabeza”.
Después de escuchar su testimonio, Purma Sen se preguntó: “¿Por qué el secretario general no dice ‘Esto es inaceptable, ¿qué vamos a hacer al respecto?’. En cambio escuchamos ‘No, eso no lo vamos a tocar’”.
Según Sen, aunque la ONU es defensora y aboga por los derechos humanos y, de hecho, es la creadora de la mayoría de esos derechos humanos, “todavía no ha aprendido a fomentarlos entre las personas que trabajan para la organización”.
El despacho del secretario general de la ONU dice que sigue comprometido con “sancionar a cualquier trabajador, de alto o bajo rango, que acose sexualmente”.
Tolerancia cero
Aunque Sen dijo a la BBC no estar sorprendida por estos testimonios “profundamente perturbadores”, indicó que el caso de Martina Brostrom era sintomático de un problema más amplio en la ONU.
En el documental relató que un tercio del personal de la ONU dice haber experimentado acoso sexual durante el trabajo, pero que la gran mayoría de los casos no se habían reportado.
“Los casos que conocemos son la punta del iceberg. La gente siente que habrá consecuencias adversas si los denuncian, que tomarán represalias en su contra”, aseguró.
“Si yo hubiese sido atacada o abusada sexualmente, probablemente no lo hubiera reportado. No me expondría a ese proceso”.
En un comunicado, el despacho del secretario general de la ONU, António Guterres, declaró: “Hubo importantes mejoras en el combate contra el flagelo de acoso sexual, del cual ninguna organización es inmune”.
Aseguró que las medidas incluían la contratación de mujeres investigadoras para examinar las acusaciones, una línea directa para que el personal denunciara la mala conducta y mejor capacitación de la alta gerencia.
No obstante, en conversación con la BBC, Purma Sen dice que los testimonios que aparecen en el documental sugieren que la ONU no ha cumplido con sus promesas de tolerancia cero y que todavía tiene “mucho camino que recorrer”.
“Ya sea corrupción, fraude o acoso sexual, [el personal de la ONU] siente que no puede siquiera hacer un reporte, que las denuncias son desestimadas demasiado pronto desde un principio. No se les da procedimientos alternativos ni posibilidad de apelar”, declaró.
“Es cierto que la ONU ha abordado algunos de sus grandes errores del pasado, pero no ha ido lo suficientemente lejos. He visto cosas que son muy preocupantes, que pueden y deberían ser abordadas como cuestión urgente, no solo con palabras sino con hechos”.
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