Democracia digital: Jun, el pueblo español que funciona vía Twitter
El uso de la red social es promovido por su alcalde para mejorar la comunicación del municipio con sus habitantes
JUN, España.- Cuando en abril pasado nació Martina, la hija de José Antonio Rodríguez Salas, él -como muchos orgullosos padres nuevos- recurrió a las redes sociales para compartir la noticia.
Sin embargo, Rodríguez Salas, el alcalde de Jun, un pueblo ubicado en las faldas de una montaña de las afueras de Granada, en el sur de España , no publicó un mensaje en su propia cuenta de Twitter: escribió un mensaje breve desde @martinajun, una cuenta que había creado para su recién nacida, en el que decía: "Acabo de nacer".
Para los más de 400.000 seguidores de Rodríguez Salas en la red social, su acción no fue una sorpresa. Ello se debe a que el alcalde pasó gran parte de los últimos cinco años convirtiendo a Jun, cuya población es de 3500 habitantes, en uno de los usuarios más activos de Twitter de cualquier parte del mundo.
Para los habitantes del pueblo, más de la mitad de los cuales tienen cuentas en Twitter, su principal forma de comunicarse con los funcionarios del gobierno local es, ahora, por medio de la red social. ¿Necesita consultar al médico? Envíe un mensaje por Twitter. ¿Ve algo sospechoso? Hágaselo saber a la policía de Jun con un tuit.
Rodríguez Salas señaló que al manejar la mayoría de las comunicaciones de Jun por medio de Twitter no sólo redujo un promedio de 13% (unos 380.000 dólares) el presupuesto local cada año desde 2011, sino que también creó una democracia digital en la que los habitantes interactúan en línea casi a diario con funcionarios municipales.
"Todos pueden hablar con todos los demás cada vez que quieran", señaló Rodríguez Salas en su oficina. "Estamos en Twitter porque es ahí donde está la gente", añadió.
Al incorporar a Twitter a cada aspecto de la vida cotidiana -hasta el menú del almuerzo de la escuela local se manda por tuits-, este pueblo español se convirtió en banco de pruebas de cómo los municipios podrían, al final, usar las redes sociales para ofrecer servicios públicos.
"Jun es una de un grupo de islas de innovación en el sector público", dijo Arthur Mickoeit, un investigador que hasta hace poco era asesor en gobierno digital en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en París. "Están accediendo a los medios sociales para mejorar los servicios públicos."
Que Jun abrazara a Twitter no pasó de un día para el otro. Se eligió como alcalde a Rodríguez Salas, un político de carrera, en 2005, el año previo a la fundación de Twitter. En 2011, les pidió a todos los empleados municipales que abrieran cuentas y enviaran mensajes sobre sus actividades diarias. El objetivo, contó, era crear una mayor rendición de cuentas y mayor transparencia en cuanto a cómo funcionaba Jun. Rodríguez Salas agregó que eligió a Twitter en lugar de Facebook porque permite interacciones más rápidas.
Los funcionarios comenzaron con servicios básicos, como mantenimiento público, y dejaron que la gente tuiteara cuando viera una luminaria rota o una calle sucia.
Rodríguez Salas señaló que tales actividades forjaron buena voluntad entre los habitantes, quienes en un principio abrían cuentas en forma esporádica. Sin embargo, desde 2013, la actividad en línea se volvió casi universal al ver cómo usaban el servicio sus vecinos.
María José Martínez, jefa de tecnología informática de Jun, también organizó cursos para impartir clases de Twitter básico, como enviar mensajes directos y utilizar la etiqueta correcta en las campañas locales.
Rodríguez Salas dijo que las interacciones con los vecinos hicieron que el ayuntamiento sea más eficiente, justo cuando el presupuesto de Jun -como el de muchos pueblos españoles- está en caída. Es raro que los funcionarios reciban llamadas o visitas de personas que buscan ayuda, agregó.
El uso de Twitter también redujo la necesidad de algunos empleos. Jun achicó su fuerza policial en tres cuartas partes, a un solo policía, poco después de haber recurrido a Twitter como su principal forma de comunicación, cuando los habitantes empezaron a tuitear sobre problemas potenciales directamente al alcalde. "No tenemos un policía -dijo Rodríguez Salas-. Tenemos 3500."
Jun no pasó desapercibido para Twitter. Dick Costolo, director ejecutivo de la compañía hasta 2015, visitó el pueblo y dejó las huellas de sus manos en el cemento debajo de un obelisco que arriba tiene el logotipo de la empresa. El Instituto Tecnológico de Massachusetts, con financiamiento de esa compañía, analizó cómo los habitantes del pueblo se beneficiaron al usar la red social. Jun no recibe dinero de Twitter.
Sin embargo, la dependencia de Jun en Twitter no fue abrazada universalmente. Algunos habitantes cuestionan que se permita que una compañía que cotiza en bolsa ayude a brindar servicios públicos.
"¿Debe una municipalidad enorgullecerse de reducir su fuerza de trabajo para subcontratársela a una compañía internacional?", preguntó Richard Rogers, profesor de nuevos medios en la Universidad de Amsterdam.
The New York Times
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