Decisión inesperada: el papa Francisco le dará una nunciatura al exsecretario privado de Benedicto XVI
Pese a su conflictiva relación, el arzobispo Georg Gänswein, desde hace meses sin trabajo en su Alemania natal, será designado como embajador de la Santa Sede en alguna parte del mundo, según pudo saber LA NACION
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ROMA.- Fue más fuerte la misericordia. Pese a las tensiones que hubo entre ambos, el papa Francisco decidió hacer borrón y cuenta nueva y darle un nuevo encargo al exsecretario privado de Benedicto XVI, el arzobispo alemán, Georg Gänswein, que pronto será designado nuncio (embajador de la Santa Sede) en alguna parte del mundo.
Según versiones que corren en el Vaticano de las que tuvo eco LA NACION, el Papa, que en un libro que se publicó la semana pasada en España no ocultó que mantuvo con él una relación compleja, le dará una nunciatura a Gänswein, de 67 años, que el año pasado, después de la muerte de Benedicto XVI, regresó a su Alemania natal, donde está sin trabajo.
Cuando viajó a Roma para celebrar una misa en la Basílica de San Pedro al cumplirse, el 31 de diciembre pasado, el primer aniversario de la muerte de Benedicto, Gänswein fue a saludar a Francisco. En esa ocasión, en una audiencia, le habría manifestado al Pontífice su disposición a colaborar y su incomodidad al estar sin cargo alguno, según algunas voces. Y fue así como el Papa, en lo que algunos interpretan como una forma de perdonar, habría decidido cambiar el destino de alguien que muchos pensaron ya “jubilado” antes de tiempo, sobre todo después del desasosiego y escándalo que creó su libro “Nada más que la verdad, mi vida al lado de Benedicto XVI”.
En una operación comercial presuntamente no querida por él, este libro justo salió pocos días después de la muerte de Benedicto, en enero de 2023, algo inoportuno y aún más porque sacó a relucir trapos sucios y supuestas diferencias entre los dos papas, el reinante y el emérito, durante sus casi diez años de convivencia forzada.
El propio Francisco, en “El sucesor, mis recuerdos de Benedicto XVI”, su último libro-entrevista con el periodista español Javier Martínez Brocal, que salió la semana pasada en España, no ocultó su disgusto ante esta publicación. “Que el día del sepelio se publique un libro que me pone de vuelta y media, contando cosas que no son verdad, es muy triste. Por supuesto, no me afecta en el sentido de que no me condiciona. Pero sí me dolió que se usara a Benedicto. El libro salió publicado el día del entierro, eso lo viví como una falta de nobleza y de humanidad”, aseguró en este libro-entrevista, en el que por primera vez contó detalles de su inédita, pero armoniosa, convivencia con su antecesor.
This afternoon in Rome, Pope Francis paid a visit to around 200 children to join them for their "School of prayer". The school was in the Parish of San Giovanni Maria Vianney in Borghesiana and this is in preparation for the Jubilee 2025. 📷 Vatican Media pic.twitter.com/ocYzBGshEq
— Colm Flynn (@colmflynnire) April 11, 2024
Allí, aunque Francisco destacó que Benedicto siempre lo defendió de aquellos sectores que intentaron convertir al papa emérito en el líder de la oposición ultraconservadora, también admitió que la relación con Gänswein nunca fue color de rosa: “Su secretario me lo hizo algunas veces difícil”.
Los años junto a Benedicto XVI
Ordenado sacerdote en Friburgo en 1984 y enviado luego a Roma para estudiar derecho canónico, Gänswein estuvo al lado de Joseph Ratzinger desde 2003, cuando el entonces cardenal y titular del ex Santo Oficio lo eligió para que fuera su secretario privado en la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde don Georg había comenzado a trabajar en 1996.
El 16 de abril de 2005 el “padre Giorgio” se convirtió en la mano derecha de Benedicto XVI, electo como sucesor de Juan Pablo II. El 6 de enero de 2013, poco antes de su clamorosa abdicación, para premiarlo por su lealtad Benedicto XVI ordenó arzobispo al también llamado “George Clooney” del Vaticano por su semblanza física y, semanas antes, prefecto de la Casa Pontificia, un cargo clave. Desde ese lugar, además de blindarlo, lo convirtió en alguien de inmensa influencia, al designarlo como el hombre que decidía quién podía tener una audiencia oficial con el entonces papa.
Por respeto a Benedicto, el recién electo Francisco decidió dejarlo a Gänswein en ese rol, hasta que en enero de 2020 le pidió que se tomara una licencia al estallar una tormenta por la publicación de un libro en defensa del celibato escrito teóricamente a cuatro manos por Ratzinger y el cardenal africano ultraconservador Robert Sarah.
Ratzinger pidió que retiraran de esa obra su firma y Gänswein quedó bajo sospecha de haber estado detrás de una operación que el ala ultraconservadora había intentado poner en marcha, al usar al anciano y frágil papa emérito.
“Me vi obligado a pedir al secretario de Benedicto que solicitara una ‘licencia voluntaria’, manteniendo el cargo de prefecto de la Casa Pontificia y también el sueldo”, evocó Francisco en su último libro-entrevista.
Pese a este pasado tormentoso, todo indica que ahora comenzará otra etapa. Aunque ya en el pasado habían corrido versiones de un posible destino como nuncio para Gänswein, de confirmarse en este momento esta nueva oportunidad sería una decisión inesperada, pero totalmente acorde a esa misericordia, apertura de corazón y falta de rigidez que predica el primer papa jesuita desde el inicio de su pontificado.
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