Decapitar muñecas, el método para los chicos
Los "cachorros de león" reciben entrenamiento en campos del grupo terrorista sunnita
SANLIURFA, Turquía (AP).- A cada chico le entregan una muñeca y una espada. Son más de 120 y están en línea, listos para recibir la clase de "decapitación de muñeca" que les impartirán los instructores de Estado Islámico (EI).
Uno de esos chicos secuestrados, un iraquí de 14 años de la minoría religiosa yazidi, dijo que al principio no pudo hacer bien el corte. "Después me enseñaron a empuñar bien la espada, y me dijeron cómo cortar. Me dijeron que era la cabeza de un infiel", recordó el chico, rebautizado Yahya, al ser entrevistado en el norte de Irak, donde logró llegar tras escapar del campo de EI.
El año pasado, EI arrasó las ciudades y aldeas yazidis, masacrando a su paso a todos los varones adultos. Muchas de las mujeres y chicas capturadas fueron entregadas como esclavas sexuales a seguidores de EI. Pero decenas de chicos yazidis, como Yahya, tuvieron un destino diferente: EI se propuso reeducarlos.
Como parte de un esfuerzo coordinado para preparar a una nueva generación de milicianos, EI recluta chicos con regalos, dinero, la intimidación o el lavado de cerebro.
La agrupación utiliza las escuelas y mezquitas para imbuir su doctrina extremista entre los chicos y ponerlos en contra de sus padres. Los campos de entrenamiento para niños de EI producen "ashbal", "cachorros de león" en masa, jóvenes combatientes para el "califato".
El adoctrinamiento apunta a chicos sunnitas que viven bajo el gobierno de EI. Pero el secuestro de los yazidis, que para EI son herejes listos para el degüello, muestra que el grupo busca incluso tomar a los chicos de otras comunidades para borrarles su pasado y reemplazarlo por el extremismo islamista.
El campo donde estuvieron Yahya y otros chicos yazidis es el Instituto Farouk para "ashbal", en la ciudad siria de Raqqa, que funciona como capital de facto de los extremistas.
Yahya fue capturado junto a su hermanito, su madre, y cientos de yazidis, cuando los extremistas arrasaron la ciudad de Sulagh, en el norte de Irak, el año pasado. Fueron llevados a Siria al campo Farouk, junto con otros chicos yazidis de entre 8 y 15 años. Yahya pasó ahí casi cinco meses, donde fue sometido a entre 8 y 10 horas de un entrenamiento que incluía ejercicio físico, manejo de armas y estudio del Corán.
En un video del campo Farouk subido por EI a Internet, puede verse a los chicos haciendo ejercicio. "Por Dios mataremos a Obama y a todos los aliados contra Estado Islámico. ¿Quién lo hará? Nosotros, los cachorros de león del califato", proclama un chico de no más de 10 años, con un rifle automático en la mano.
El Observatorio de Derechos Humanos para Siria, una organización con sede en Londres que sigue de cerca la guerra siria, dijo tener documentado el reclutamiento de al menos 1100 chicos sirios de menos de 16 años y sólo en lo que va de este año, muchos fueron enviados a pelear a Siria e Irak. Al menos 52 murieron, incluidos 8 que se inmolaron en ataques suicidas.
En un video divulgado por EI el mes pasado, puede verse como 25 chicos armados toman posición detrás de 25 soldados sirios en la ciudad de Palmira. Sin inmutarse, cada uno de los chicos le descarga un tiro en la nuca a cada soldado.
Un habitante de Raqqa cuenta que Ahmed, el hijo de 16 años de su vecino, pasaba muchas horas en la mezquita local, controlada por EI, y que empezó a llevarse mal con su familia, acusando a su hermano mayor y a sus padres de ser malos musulmanes, porque no oraban.
En noviembre, cuando le comunicó a su familia que quería unirse a EI, su madre se puso a llorar, y su padre le dijo que nunca más sería recibido en la familia. Diez días después, el joven desapareció. Miembros de EI le dijeron al padre que peleaba por el grupo en el este de Siria.
El joven Yahya sabía que su madre estaba en una casa cercana con otros yazidis cautivos. Así que él y su hermano fueron por ella, y luego viajaron con otros yazidis hasta la ciudad de Minjab, en el norte de Siria y también controlada por EI. Allí, se quedaron en casa de un integrante ruso de EI. Después de eso, el ruso se contactó con el tío de los chicos, en Irak, que pagó un rescate.
Yahya, su hermano y su madre viven ahora en Dohuk, la zona autónoma kurda del norte de Irak. "Tenía miedo", dice Yahya. "Sabía que no iba a ser capaz de decapitar a alguien de esa manera. Ni siquiera cuando fuese adulto."
Traducción de Jaime Arrambide
Bram Janssen y Zeina Karam
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