De la connivencia a la guerra, le ambigua relación de Turquía con Estado Islámico
ESTAMBUL.- La ciudad turca de Kilis, de unos 100.000 habitantes, es un buen ejemplo, a pequeña escala, para entender cómo el grupo jihadista Estado Islámico (EI) hizo virar su violencia hacia Turquía. Unos años atrás, cuando la guerra siria había alcanzado prácticamente todo el territorio, esta localidad era paso habitual hacia la vecina Siria para milicianos armados, de uno u otro grupo, que querían combatir a las fuerzas del régimen de Bashar al- Assad. Era fácil ver desde el lado sirio cómo muchos de ellos llegaban hasta la frontera, dejaban sus armas y cruzaban a Turquía, para volver unas horas más tarde. Kilis, como muchas otras ciudades turcas fronterizas, colindantes con las provincias sirias de Aleppo e Idlib, fue también zona libre y porosa para el cruce de jihadistas. Fue éste uno de los motivos por los que el gobierno de Recep Tayyip Erdogan recibió acusaciones de connivencia con EI. En los últimos meses, sirva de contraste, proyectiles lanzados desde la trinchera controlada por este grupo en el noroeste sirio han causado la muerte de más de una veintena de personas en Kilis. El ejército turco ha respondido con fuego de artillería.
El atentado terrorista perpetrado anteayer en el aeropuerto Atatürk, de Estambul, apunta a un nuevo golpe asestado por EI en territorio turco, precisamente cuando se cumplen dos años de la proclamación del califato. El modus operandi recuerda al de Bruselas del pasado 22 de marzo. Pero también es similar al de otros grupos terroristas, desde Laskhar e Taiba, responsable del ataque en Bombai de 2008, a cualquiera de la última docena de atentados cometidos por Al-Shabab en hoteles de Somalia. A saber: hombres armados descargan sus fusiles automáticos de forma indiscriminada para activar más tarde su carga explosiva.
Pese a que grupos de origen kurdo han cometido atentados con bomba en los últimos meses, las primeras pistas apuntan a hombres de EI. Los objetivos de los milicianos kurdos suelen ser miembros de las fuerzas de seguridad y no reclamos turísticos, como sí ha hecho el grupo sirio-iraquí para dañar la economía. El gobierno responsabilizó a EI tanto del ataque en la concurrida mezquita de Sultanahmet de enero (siete muertos) como del de la céntrica calle Istiklal en marzo (cuatro muertos). Todas las víctimas fueron extranjeras. EI y sus brazos mediáticos se muestran habitualmente raudos al asumir la autoría de un ataque -incluso si no están tras su organización, como ocurrió en Orlando-, pero el campo turco es más particular. El grupo no suele asumir aquí sus ataques, según coinciden los analistas, para sembrar dudas y ahondar en la brecha entre kurdos y turcos. Los kurdos podrían así pensar que es el Estado el que está implicado.
El gobierno de Erdogan apenas tomó medidas para frenar a EI durante los primeros meses de su gran explosión. Pero desde que, a raíz del ataque en París a Charlie Hebdo, las presiones de los socios occidentales se incrementaron, Ankara comenzó a detener a miembros del grupo. Y a reforzar la frontera con Siria. La organización jihadista inició entonces su campaña de atentados en suelo turco. El hecho de que en un principio los atentados se dirigiesen hacia opositores al gobierno islamista, especialmente kurdos (Diyarbakir, Suruç, Ankara...) y los indicios de que la policía había hecho la vista gorda ante la actividad de los jihadistas llevaron a muchos a acusar a Erdogan de pasividad con EI.
La presión de la comunidad internacional no es por capricho. Según los documentos de entrada sellados por la Dirección General de Fronteras de EI y filtrados por un desertor, muchos de los reclutas cruzan a Siria desde alguna localidad turca.Según la clasificación del think tank The Soufan Group, Turquía es además el cuarto país entre los que más nacionales aportan (2000-2200) al contingente de combatientes extranjeros en Siria e Irak. Alrededor de 600 habrían regresado.
El viraje turco llevó a Ankara a sellar el año pasado su adhesión a la campaña aérea contra EI. Al mismo tiempo, Turquía ha intentado promocionar a grupos rebeldes sirios para que luchen contra EI en el norte de la provincia de Aleppo. La connivencia turca es ahora hacia la guerra a EI. Estados Unidos usó el aeródromo turco de Incirlik para lanzar su ofensiva en el norte sirio. Fuerzas norteamericanas han usado de igual modo suelo a ambos lados de la frontera para entrenar y asistir a las nuevas Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, en sus siglas en inglés), formadas por milicianos árabes contrarios a Al-Assad, pero sobre todo hombres armados kurdos.
Las SDF, en su intento de avance en dirección a Kilis y con el apoyo diario de los bombardeos norteamericanos, arrebataron recientemente a los jihadistas de EI la estratégica localidad de Manbij, vital en el abastecimiento del grupo a través de la frontera con Turquía.
A. Mourenza y O. Gutiérrez
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