De guerrilla a partido político: así preparan las FARC su primera campaña electoral
Colombia se prepara para un hecho histórico. Este año, sus ciudadanos entrarán al cuarto oscuro por lo menos dos veces y se encontrarán allí con un nuevo jugador: las FARC . Aunque la boleta aclarará que esa sigla ya no significa Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia sino que la guerrilla se transformó en un partido político y se llama Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. El grupo dejó atrás más de medio siglo de enfrentamiento e intentará captar los votos de un electorado que los mira con desconfianza.
A partir de los acuerdos de paz firmados en 2016 entre el gobierno colombiano y la fuerza guerrillera, comenzó la transición de las FARC de guerrilla a partido político de izquierda y se les garantizó cinco bancas en el Senado y cinco en la Cámara de Representantes, sin importar la cantidad de votos que obtengan. Por eso, desde el año pasado trabajan en su estrategia e imagen para las dos elecciones de este año: las legislativas (11 de marzo) y las presidenciales (27 de mayo).
La estrategia de las FARC en la política
Según analistas consultados por LA NACION, el futuro político del partido no es muy alentador. Sostienen que la fuerza tuvo errores en la estrategia de comunicación que eligió para la campaña, que no le permitió despegarse de su antigua identidad como guerrilla, y que derivó en su baja performance en los sondeos.
- Elección de los líderes
El analista político Rafael Nieto, de la Universidad Javeriana en Bogotá, cuestiona la elección de ex comandantes guerrilleros como sus principales candidatos, dado que arrastran una reputación sumamente desgastada, en lugar de haber optado por figuras menos conocidas ante la opinión pública. El candidato presidencial, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, se ubica en las últimas posiciones de las encuestas, con un 1% de intención de voto.
En la misma línea, el politólogo especialista en conflicto político y guerras civiles Mauricio Romero, considera que es indispensable que surjan nuevos líderes dentro del partido ya que los actuales, como Timochenko o los candidatos a senadores Iván Márquez y Pablo Catatumbo, cargan con una imagen muy desprestigiada por los más de 50 años de lucha guerrillera.
De todos modos, el analista rescata la cualidad de Londoño de tener “un lenguaje fresco, mucho menos esquemático que el de los demás candidatos”.
- Nombre del partido
Vicente Torrijos, profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad del Rosario de Bogotá, considera que el hecho de que su nombre conserve las mismas siglas que el de la guerrilla (FARC), es una señal de una “clara continuación del proyecto revolucionario”. Para Nieto, la elección del nombre “es una muy mala lectura de su recepción ante el electorado”.
Sin embargo, para Andrés París, excomandante de las FARC, “los medios no quieren desarrollar las siglas y persisten en reforzarlas”, haciendo hincapié en el antiguo nombre. “Si nos hubiésemos llamado Comité de la Virgen María, nos hubieran dicho que somos unos camaleones”, opina.
Carlos Lozada, responsable del área de comunicación de las FARC, también defiende la elección del nombre al explicar que el grupo "no esconde su historia, los más de cincuenta años de resistencia y de lucha".
Con respecto a la rosa elegida como símbolo del partido, Torrijos opina que es simplemente una manera de “dulcificar su imagen y agregarle una dosis de edulcorante”.
- Continuidad ideológica
Al posicionarse como partido de izquierda, el FARC deberá competir con otras fuerzas de la misma orientación que están más consolidadas, como el Partido Verde, el Movimiento Progresistas y el Polo Alternativo.
Según Torrijos, la orientación marxista-leninista del partido refleja una continuidad ideológica con la guerrilla. “No existe ningún cambio, conserva la misma identidad y contempla la violencia como metodología política”, explica.
Percepción del ciudadano
La percepción negativa de los colombianos sobre el partido incluso se puede reflejar en escenas violentas en el marco de la campaña. En una recorrida hace dos semanas, Timochenko fue abucheado e insultado espontáneamente por el público. Lo mismo le sucedió a Iván Márquez en la ciudad de Florencia, quien ante el nivel de indignación que le manifestaron, debió suspender el acto político que tenía programado. Ante ese clima de hostilidad, el partido decidió suspender de forma temporal su campaña el pasado 9 de febrero hasta que se le garantice mayor seguridad.
Torrijos opina que esto ocurre porque es “inconcebible que en una democracia quienes todavía no rindieron cuentas a la Justicia estén haciendo política libremente en las calles frente a las víctimas”. El analista asocia los principales motivos de repudio hacia los candidatos de las FARC con las primeras cinco letras del abecedario: "A: no entregaron las armas, B: no entregaron sus bienes, C: no se sometieron al control de la Justicia, D: no se desvincularon del negocio de las drogas, E: son vistos como la extensión del chavismo".
Ante este escenario, con una sociedad reacia a votarlos, las FARC están apostando a captar a los votantes urbanos. Su objetivo es lograr que la gente que se abstiene de votar, un 60% del electorado, los vaya a votar pensando que ellos pueden mejorar la situación de pobreza y desigualdad que atraviesa el país. Según Romero, sus mayores focos de apoyo se encuentran en Bogotá, Cali y Barranquilla. De todos modos, “los resultados electorales mostrarán dónde tienen mayor influencia”, aclara.
Nieto agrega que su rechazo se explica por la impunidad de la que gozan y por los beneficios y privilegios que reciben. “Acceden a cargos políticos después de haber cometido centenares de crímenes y son el partido mejor financiado por el Estado sin haber sacado ni un solo voto”, señala.
Un guerrillero desmovilizado gana el 90% del salario mínimo, recibe prestaciones sociales y cobra, por una sola vez, alrededor de 3400 dólares de libre destinación para un “proyecto productivo”, algo que el resto de los ciudadanos no recibe. Por otro lado, 1200 guerrilleros fueron incorporados a la Unidad Nacional de Protección (UNP) y ganan más que los escoltas civiles que tienen más de 15 años de servicio. Uno de estos guerrilleros cobra 637 dólares y recibe 53 dólares por día para viáticos (hasta por 30 días), por lo que su ingreso mensual alcanza los 2227 dólares mientras que un escolta civil recibe un sueldo mensual de 490 dólares.
Su futuro
Torrijos prevé que ante el probable fracaso en las próximas elecciones legislativas del 11 de marzo, las FARC se aliarían con el candidato del bloque de izquierda que mejores resultados obtenga, como Gustavo Petro o Humberto de la Calle, candidato presidencial por el partido Liberal. El excomandante París confirma este desenlace al afirmar que luego de las legislativas el partido buscará trabajar junto a un candidato que defienda la paz y que seguramente sea el candidato de izquierda con más votos.
A partir de los pronósticos sobre un mal resultado en las urnas, el analista Nieto anticipa que se generará un debate acerca de las diez bancas que las FARC tienen aseguradas en ambas cámaras del Congreso. “La gente va a cuestionar que ocupen bancas sin tener apoyo, sin representación. Van a decir que se las regalaron”, dice.
Con respecto a las presidenciales, el analista piensa que serán una reproducción del 2 de octubre de 2016, cuando la sociedad colombiana rechazó en un plebiscito los acuerdos de paz consensuados entre el gobierno y la guerrilla de las FARC. “La gente va a decir que 'no' a las FARC, a la izquierda y a todo vínculo con los acuerdos de paz”.
Para el analista Mauricio Romero, “será muy difícil, después de tantos años de enfrentamiento, que las FARC se consoliden como un partido con incidencia nacional. Causaron muchas heridas en varios sectores, especialmente en las organizaciones y a los líderes sociales”.
Por otro lado, París se pregunta “¿Qué buen desempeño puede tener un partido que está sometido a semejante presión mediática y a circunstancias tan adversas?”. Para el excomandante, lo preocupante no son los resultados electorales sino el cumplimiento de los acuerdos de paz. “¿Llegará el momento de la reconciliación?”, cuestiona.
Antecedentes.
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