El fenómeno que se extendió por medio mundo en los últimos meses provocó una marcada caída en el nivel de las aguas y dejó a la vista decenas de restos del pasado del planeta y de la humanidad
Huellas de dinosaurio, estatuas budistas, acorazados alemanes… la sequía que sofocó esta temporada a Europa, Asia y Estados Unidos y sacó a la luz una variedad de ruinas, restos e incluso esqueletos que permanecían en las sombras desde tiempos inmemoriales.
Esta variadísima y estrafalaria colección de vestigios quedó a la vista tras la baja que sufrieron ríos y lagos por la escasez de agua, otra consecuencia del cambio climático que lanzó una ardiente bocanada de calor sobre las ciudades y desató una ristra de incendios rurales.
¿Quién iba a pensar que bajo las aguas yacía en España una antigua ronda de piedras al estilo de Stonehenge? ¿Cómo imaginar que un pueblo sumergido hace décadas resurgiría intacto en España? ¿Y cuántos buques de guerra seguirán reapareciendo en los menguantes ríos europeos?
A continuación, un muestrario de los hallazgos que dejó la baja del agua en tantos lugares del mundo, y que, a su manera, aumentaron por azar el acervo histórico de la humanidad, en todo su drama y su gloria.
Dinosaurios en Texas
La sequía dejó expuestas las huellas de un dinosaurio de 113 millones de años que yacían bajo varias capas de sedimento en un valle de Texas. Se trata de rastros de un acrocanthosaurus, en el parque Dinosaur Valley, del centro de Texas, y son de las huellas mejor conservadas del mundo.
Las huellas quedaron grabadas en el lecho de un río que quedó casi completamente seco, y fueron bautizadas como “el camino del Llanero Solitario”, en honor al héroe televisivo que cabalgaba en las praderas. Se estima que hay unas 140 huellas de este dinosaurio a lo largo de 30 metros.
El “Stonehenge” español
El bajo nivel del embalse de Valdecañas, en la provincia central española de Cáceres, permitió que emergiera en toda su plenitud el Dolmen de Guadalperal, apodado el “Stonehenge” español, un círculo de docenas de piedras megalíticas que se cree data del 5000 antes de Cristo.
Al contrario de sus famosas primas en tierras británicas, emplazadas en tierra firme y al alcance del público, estas piedras estaban parcialmente cubiertas por las aguas. Fueron descubiertas por un arqueólogo en 1926, pero el área se inundó en un proyecto de desarrollo rural en 1963.
El Puente de Nerón
La baja del río Tíber, en Roma, reveló las ruinas de un antiguo puente que se estima construido por el emperador Nerón alrededor del año 50 d.C. Dos pilares del puente quedaron visibles cerca del puente Vittorio Emanuele, que cruza el río cerca del Vaticano.
El puente se construyó para que Nerón llegara a sus jardines cerca del Monte Janiculum, no lejos de la actual Plaza de San Pedro. Aquel esplendor se redujo a una pila de rocas cubiertas de musgo donde toman sol las gaviotas.
Estatuas budistas
El descenso del nivel de las aguas del río Yangtze dejó al descubierto una isla sumergida en la ciudad suroccidental china de Chongqing y un trío de estatuas budistas que se cree que tienen 600 años de antigüedad.
Las estatuas fueron halladas en la parte más alta del arrecife de la isla, llamada Foyeliang, y se habrían erigido durante las dinastías Ming y Qing. Una de ellas representa a un monje sentado en un pedestal de loto.
Barcos nazis en el Danubio
La drástica baja de las aguas en el poderoso río Danubio dejó al descubierto los restos de docenas de buques de guerra alemanes hundidos durante la Segunda Guerra Mundial. Muchos de ellos contienen toneladas de municiones y explosivos y suponen un peligro para la navegación.
Los restos fueron hallados cerca de Prahovo, en el este de Serbia, y formaban parte de la flota nazi del Mar Negro, hundida en 1944 por sus propios tripulantes en plena retirada ante el avance de las tropas soviéticas.
Bombas en Italia
La Segunda Guerra Mundial también resurgió a su manera en Italia. Las autoridades declararon el estado de emergencia a finales de julio tras encontrar una bomba de 450 kilos que data de ese conflicto en las aguas bajas del río Po.
Unas 3000 personas que vivían cerca de la localidad norteña de Borgo Virgilio fueron evacuadas mientras los expertos militares retiraban el artefacto de fabricación estadounidense a principios de agosto.
Con el sello de la mafia
El retroceso de las aguas del Lago Mead, cerca de Las Vegas, dejó ver el esqueleto de un hombre que recibió un tiro en la cabeza y que fue lanzado al embalse dentro de un barril hace cuatro décadas, una obra con el típico sello de la mafia, según estiman los especialistas. Fue el primero de cuatro hallazgos de restos humanos.
“En realidad todos estos tipos eran asesinos a sangre fría, eran ladrones”, explicó un historiador sobre los mafiosos que dominaban la ciudad en las décadas de 1970 y 1980. “Si te cruzabas de alguna manera con la mafia, definitivamente habría consecuencias”.
El pueblo fantasma en Galicia
La grave sequía que afectó la región de la frontera norte entre España y Portugal provocó que se vaciara un embalse en el sur de Galicia. Al retirarse el agua emergió en el lugar un pueblo fantasma, cuyas grises y misteriosas ruinas rescataron del olvido una historia de tres décadas de silencio y oscuridad.
Se trata del pequeño pueblo es Aceredo, una aldea del ayuntamiento de Lobios, a pocos kilómetros de la ciudad gallega de Orense, que fue inundado en 1992 por las aguas del río Limia para crear la represa Alto Lindoso, que se encuentra al otro lado de la frontera, en Portugal.
Las piedras del hambre
La baja del río Rin dejó al descubierto en Alemania numerosas “piedras del hambre”, como se conocen estas rocas, grabadas en otros tiempos con mensajes de temor y de esperanza como “Si me ves, llora” o “La vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca”.
Según los expertos, todas las marcas fueron grabadas durante otros periodos de sequía extrema, cuando también bajaban las aguas. De hecho, en 2018, la ONG ambiental Greenpeace tomó una de estas rocas y escribió sobre ella: “Si me ves es que la crisis climática ha llegado”.