El año pasado, alrededor de 1000 personas en Reino Unido donaron un riñón a un familiar o amigo, mientras que 83 lo donaron a alguien que no conocían
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Cada año, un pequeño número de personas decide donar un riñón a un desconocido.
El año pasado, alrededor de 1000 personas en Reino Unido donaron un riñón a un familiar o amigo, mientras que 83 lo donaron a alguien que no conocían.
Eso fue justamente lo que hizo Laura Maisey, una profesora de 38 años, de Chelmsford, una ciudad del sureste de Inglaterra. A estas personas se las conoce como donantes de riñón altruistas.
A continuación, con sus propias palabras, Laura explica cómo dar uno de sus órganos le cambió la vida.
“Me preguntaba si les gustaría tener uno de mis riñones”
Empecé a pensar en cómo podría ayudar a otras personas cuando corrí desde Roma hasta Londres, en septiembre de 2016.
Durante ese trayecto, que me tomó 73 días, muchos extraños fueron tan amables conmigo que quise devolver el favor.
Mi amiga de atletismo Alice me contó que ella le iba a donar un riñón a un extraño al año siguiente. Uno puede sobrevivir con un solo riñón, así que ella no veía la razón para no donar el otro. Para mí, eso tenía mucho sentido.
La gente me decía que hacer eso era una locura, o que era muy peligroso, o que les daba demasiado miedo. Me di cuenta de que no todos pensaban como yo, con lo cuál no debía haber mucha gente haciendo esto, y eso aumentó mi determinación de ayudar.
Sin embargo, me mudé a Italia por 18 meses así que dejé la idea a un lado. Justo antes de regresar, el riñón de mi prima diabética comenzó a fallar.
No pude ayudarla porque ella necesitaba un riñón y un páncreas de un donante fallecido.
Sabía que quería ayudar a que alguien se sintiera mejor como mi prima, que recibió un trasplante exitoso y quería agradecerle al mundo.
Atravesé la puerta principal de un hospital y me dirigí al departamento especializado en riñones, “Me pregunto si les gustaría tener uno de mis riñones”, le dije a la recepcionista.
Tres meses y muchas pruebas después, fui aprobada como donante.
Soy vegana, casi no bebo y soy bastante activa, así que estaba segura de que mi pequeño riñón podía hacer un buen trabajo para alguien.
Pero vino la pandemia y se arruinaron mis planes.
Todas las cirugías electivas fueron canceladas. Esperé hasta septiembre de 2020 y contacté al hospital y, afortunadamente, el programa de donación de riñones estaba funcionando nuevamente.
“Me alegré tanto al saber que un extraño había hecho pis”
Unos meses más tarde recibí una llamada diciéndome que habían encontrado un receptor, y que la operación sería en enero. Honestamente puedo decir que estaba muy emocionada.
La única duda que tuve fue cuando me dijeron que tendría que aislarme con mi pareja el día de Navidad para asegurarme de no contraer covid.
Mi papá me envió un mensaje la noche antes de la cirugía para decirme que tenía miedo por mí y que no quería que lo hiciera, pero yo ya estaba decidida.
Es extraño ir al hospital para que los médicos te enfermen intencionalmente, pero no podía esperar.
Llegó la mañana y los cirujanos vinieron a mi habitación para comprobar que todavía quería hacerlo. Fue el “sí” más certero que di en mi vida.
En el camino hacia el quirófano estaba totalmente emocionada. Mi riñón salió físicamente de mi cuerpo al mediodía y comenzó su viaje hacia su receptor.
A la mañana siguiente me dijeron que mi riñón había sido trasplantado con éxito, que el receptor estaba orinando muy bien y que todos los números que representan una buena función renal se veían como deberían.
¡Nunca me había alegrado tanto saber que un extraño había orinado!
Amigos
Estuve tres días en el hospital, pasé un día más sentada en el sofá y luego volví a hacer vida normal. Sé que algunas personas tienen una recuperación más larga, pero volví a sentirme nuevamente bien muy rápidamente.
Un mes después, llegó al hospital un correo de Stuart, la persona que recibió mi riñón. “Hola, soy el tipo que tiene tu riñón”, decía.
Nos escribimos mucho y nos conocimos. Me fascinaba escuchar todo sobre su vida. Mi marido y yo fuimos a encontrarlo a Folkestone (una ciudad costera en el sureste de Inglaterra) donde vive con su esposa, fuimos a nadar al mar y bebimos champán. Nos llevamos tan bien que fue increíble.
Me habría encantado que cualquiera recibiera mi riñón, pero la guinda del pastel fue que se lo llevó la persona más amable y ahora somos buenos amigos.
En octubre, corrí la maratón de York y Stuart vino a apoyarme, y conoció a mi papá, que ahora entiende perfectamente por qué doné mi riñón.
Es por lejos lo mejor que me ha pasado y puedo decir honestamente que ha cambiado mi vida. Son muy pocas las veces que tienes la oportunidad de marcar una diferencia real para alguien.
En algún momento voy a dejar de existir y las cosas que deje atrás tienen que ser positivas. Se siente importante haber dejado algo bueno en el mundo.
Agradecimiento
Stuart, quien recibió el riñón de Laura dice:
Tenía 43 años cuando recibí el riñón de Laura, pero sabía que necesitaría un trasplante desde los 20 años, cuando me diagnosticaron poliquistosis renal.
Estaba muy grave antes de la operación y estaba a punto de someterme a diálisis.
Mi función renal ahora es muy buena, lo cual es realmente sorprendente porque soy un hombre grande y Laura es muy delgada, por lo que su riñón está trabajando muy duro.
Laura tuvo que beber mucha agua antes de la operación, por eso me dieron este riñón cargado de agua. ¡Es alucinante pensar que oriné eso!
Sabía que quería escribirle a Laura, pero me costaba decidir qué decirle. Lo que Laura hizo por mí fue increíble y hermoso. No hay palabras para resumir lo agradecido que estoy.
Laura es un gran ser humano, no quería que le diera las gracias, solo estaba tratando de devolverle algo al universo. Ahora tenemos este vínculo de por vida y tengo suerte de tenerla como amiga.
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