Cumbre climática: piden a los países acelerar sus recortes de emisiones en 2022
Un proyecto inicial de declaración en la COP26 insta a los gobiernos a “revisar y fortalecer” sus planes de descarbonización tres años antes de lo previsto; acuerdo entre EE.UU. y China
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PARÍS.- Tras diez días de discusiones en Glasgow, la presidencia de la COP26 publicó este jueves un proyecto de texto, que debería ser enmendado antes del viernes, cuando cierra la conferencia. El mismo llama a los países a “revisar y reforzar” a partir de 2022, y ya no cada cinco años, las contribuciones nacionales que fijan sus compromisos climáticos a largo plazo. Sorpresivamente, China y Estados Unidos anunciaron un acuerdo bilateral “para reforzar la lucha” contra el calentamiento, que no contribuyó demasiado a disipar el pesimismo general.
Como lo había hecho poco antes su homólogo chino, Xie Zhenhua, el emisario norteamericano para el clima, John Kerry, se felicitó de esa “hoja de ruta” destinada a definir “la forma en que limitaremos el calentamiento y trabajar juntos para aumentar las ambiciones climáticas”. En el texto puesto en línea, los dos principales contaminantes del planeta se comprometen a hacer lo posible para que la COP26 de Glasgow “tenga un resultado ambicioso, equilibrado e inclusivo sobre la atenuación (reducción de emisiones), la adaptación y el apoyo” financiero”. En forma más global, ambos se comprometen a “reforzar medidas para incrementar las ambiciones durante la década de 2020″, y reafirman su apego a los objetivos de temperatura fijados por los Acuerdos de París.
En un tuit, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, también presente en Glasgow, saludó el acuerdo calificándolo de “paso importante en la buena dirección”.
El inesperado anuncio no consiguió, sin embargo, levantar el ánimo de los miles de delegados presentes en la 26a conferencia de Naciones Unidas por el Clima. Según el proyecto de texto final difundido ayer, la COP tratará de que los compromisos climáticos asumidos sean “compatibles con los objetivos de calentamiento fijados por la conferencia de París” de 2°C –y de ser posible 1,5°C– de calentamiento con relación a la era preindustrial. Las últimas estimaciones, publicadas el martes por la ONU, demuestran que, a pesar de las nuevas promesas realizadas por algunos países, el mundo continúa en una trayectoria de calentamiento “catastrófico” de 2,7°C antes de fin de siglo.
Con los compromisos de 33 nuevos países durante la COP –entre ellos, Brasil, la Argentina y, sobre todo, la India, que reforzó sus objetivos de reducción de emisiones para 2030 y anunció la neutralidad carbono para 2070–, las previsiones casi no cambian. Agregando las nuevas promesas de neutralidad carbono, el aumento de temperatura podría verse limitado a 2,1°C. Es decir, apenas 0,1°C mejor que la estimación precedente.
“Cuando se estudian los nuevos compromisos, francamente, es como si una montaña hubiese parido una laucha”, se lamentó la directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUE), Inger Andersen.
El texto de ayer subraya sobre todo que “los impactos de cambio climático serán muy inferiores con un calentamiento de 1,5°C que con 2°C”. La COP llama pues a realizar “reducciones rápidas, fuertes y sostenidas de las emisiones mundiales de gas de efecto invernadero: 45% de disminución de CO2 en 2030 en relación con 2010 y neutralidad carbono a mediados de siglo”. También alienta a los Estados a “acelerar la salida del carbón y cesar la financiación de las energías fósiles”, una alusión a ese tipo de energías inédita, que ni siquiera figura en los Acuerdos de París.
En blanco
El documento pide a los países desarrollados que aumenten su ayuda a los más frágiles a hacer frente a los efectos irreversibles del clima. Pero no propone, sin embargo, un mecanismo claro para lograrlo, como tampoco ofrece detalles sobre el tipo de ayuda que las naciones ricas podrían brindar más allá de 2025. El proyecto de declaración deja por el momento en blanco una de las cuestiones más espinosas de la negociación: las reglas para medir e informar a la ONU las emisiones de cada país. Tampoco alude al contencioso artículo 6 de los acuerdos de París, que debería establecer reglas para un mercado global de compra y venta de emisiones de carbón.
No es sorprendente que las reacciones a este primer proyecto de texto final hayan sido negativas. Para la ONG Climate Vulnerable Forum, el documento “no responde a las principales demandas de los países más frágiles”.
Más dura fue la crítica de Jennifer Morgan, directora de Greenpeace International: “No se trata de un plan para resolver la crisis climática, sino de un acuerdo para cruzar los dedos y esperar que todo vaya bien. Una gentil solicitud a los países para que, si fuera posible, hagan más el año que viene. No es para nada suficiente”, afirmó.
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