Sin Castro, Díaz-Canel toma el control del Partido Comunista y concentra todo el poder en Cuba
El Presidente asumió el liderazgo del Partido y permanecerá al frente de la isla hasta 2031, cuando deba nombrar a un sucesor; en el buró político se mantendrán varios dirigentes muy cercanos a Castro
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CARACAS.- “Lo que recibimos hoy no son cargos y tareas, no es solo la conducción de un país. Lo que tenemos delante es una obra heroica descomunal”. El presidente Miguel Díaz-Canel tomó ayer el relevo de Raúl Castro al frente del Partido Comunista de Cuba (PCC), tal y como estaba previsto, la primera vez desde la fundación del partido sin un Castro en la cúpula del poder.
“La generación del centenario, fundadora y guía del partido, traspasa responsabilidades”, se adelantó el propio Díaz-Canel en sus redes sociales al comenzar la jornada de clausura.
Todos los nuevos miembros del Comité Central fueron elegidos con más del 99,32% de los votos, con Díaz-Canel a la cabeza, que aprovechó la coyuntura para despejar cualquier duda: consultará a Raúl las “decisiones estratégicas” del futuro de la nación. No podía ser de otra forma.
Con todo, el pequeño de los Castro se ha garantizado que varios de sus colaboradores más cercanos se mantengan en el buró político pese a la jubilación de varios dirigentes de peso.
19 de Abril, día histórico en que culmina el histórico #8voCongresoPCC. La Generación del Centenario, fundadora y guía del Partido, traspasa responsabilidades. #SomosCuba #SomosContinuidad pic.twitter.com/EKSBxjL99a
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) April 19, 2021
Díaz-Canel realizó un largo discurso ante los delegados comunistas, propio de este tipo de cónclaves, que cerró con el polémica eslogan “¡Patria o muerte, venceremos!”, cuando en la sociedad cubana ha cuajado la rebelde “Patria y vida”, compuesta por raperos y cantantes. Amnistía Internacional ha definido este VIII Congreso como una “fiesta de simulaciones”.
El primer secretario del PCC enfatizó sobre las tareas económicas pendientes, las (malas) relaciones con EEUU y las otras amenazas que llegan desde el Imperio, pero sobre todo quiso vitorear a su padrino político: “General de Ejército, ministro o sencillamente Raúl, en nombre del pueblo cubano gracias por el ejemplo, el empuje y la confianza; gracias por ayudarnos a creer en nosotros mismos. Me queda la tranquilidad de que la escuela está cerca, que ustedes están a nuestro lado”.
El PCC eligió una fecha muy revolucionaria para dar a conocer la renovación en el llamado congreso de la continuidad: se cumplen 60 años de la victoria de las fuerzas de Fidel Castro en Playa Girón (Bahía Cochinos), “la primera derrota del imperialismo yanqui en América”, según el partido.
La toma del mando partidista de Díaz-Canel confirma la arquitectura de poder puesta en marcha por Raúl en abril de 2018, hace justo tres años, con la designación de su elegido como presidente de Consejo de Estado para pasar a ser oficialmente presidente del país en octubre de 2019. La misma estructura prevé que el presidente gobierne hasta 2028, pero permanecería al frente del PCC hasta tres años después, como ha hecho Raúl para supervisar los primeros pasos de su sucesor.
El nuevo buró político
Ningún apellido Castro aparece en los listados del comité central, de su secretariado y del buró político, pero sí irrumpe con fuerza el general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, uno de los militares más poderosos de la isla, al frente de GAESA (Grupo de Administración Empresarial). Quien fuera yerno de Raúl maneja buena parte de la economía del país a través del conglomerado militar.
Desaparecen de primera fila tres figuras clave de la revolución, como son el segundo secretario y número dos del partido, José Ramón Machado, con 90 años, que no proseguirá en el órgano rector de la sociedad cubana, así como el comandante Ramiro Valdés (89), otro de los héroes de Sierra Maestra. Tampoco estará Marino Murillo, el zar de las reformas.
Eso sí, Díaz-Canel estará rodeado de varios dirigentes muy cercanos a su antecesor, como son el general Álvaro López Miera, que acaba de ser elegido como ministro de las Fuerzas Armadas; el general de Brigada “Amadito” Ricardo Guerra, secretario ejecutivo del Consejo de Ministros, y el general de División Lázaro Álvarez Casas, actual ministro de Interior.
Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y del Consejo de Estado, y Salvador Valdés como vicepresidente, son otras dos figuras de contrapeso a Díaz-Canel, así como el primer ministro Manuel Marrero y el canciller Bruno Rodríguez.
Otro que se ha situado entre los favoritos para liderazgos supremos en el futuro es el ministro Roberto Morales, elegido también como secretario de Organización.
En paralelo a las reuniones, la policía del régimen incrementó la presión contra disidentes, periodistas independientes e intelectuales, como el escritor Dariem Columbie, desaparecido ayer. El también vocero de la Plataforma Otro 18, que apuesta por la democratización de Cuba, había hablado a LA NACIÓN horas antes de su detención.
En los círculos disidentes se ha recibido como un jarro de agua helada la designación de Humberto López como miembro del Comité Central. Este presentador de la televisión cubana ha embestido de forma continua contra el Movimiento San Isidro y el grupo del 27-N, a quienes acusa de traidores a la patria.
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