"Cuando vuelva al colegio, ¿seguirán allí los cadáveres?"
Eso preguntó un niño de 8 años que estuvo presente el día de la matanza; los padres de los sobre vivientes de Newtown intentan explicarles el horror
NEWTOWN.- "Cuando vuelva al colegio, ¿seguirán allí los cadáveres?". Esta es la única pregunta que Peter Horan, un niño de ocho años estudiante de segundo en el colegio Sandy Hook, ha hecho a sus padres durante el fin de semana posterior a la matanza del viernes último. Su padre, Tom Horan, fisioterapeuta de 52 años, cuenta que su hijo vio los cuerpos de sus compañeros y los cristales que tuvo que romper el asesino, Adam Lanza, para entrar en la escuela antes de asesinar a 20 menores y 6 empleadas: la directora de la escuela, la psicóloga y cuatro profesoras.
El lunes, Horan, como muchos otros padres de Newtown, decidió llevar a su hijo pequeño hasta la Youth Academy, un centro deportivo y de ocio, para que el crío se entretuviera jugando con el resto de los niños que ese día no tenían colegio. "Estaba feliz, solo quería jugar en la pista de monopatín con su amigo Nick", explicaba su padre con una sonrisa llena de tristeza tras dejarlo en el complejo.
"Peter es un niño, dicen que los niños se recuperan pronto de estas cosas". Es la esperanza a la que se aferra Horan y muchos de los padres que, como él, tienen hijos que estaban en el centro cuando Lanza desató el caos de muerte y disparos en Sandy Hook. "Intuyo que también vio al asesino, pero no me atrevo a preguntarle. Él tampoco ha hablado del asunto. Solo está preocupado por asegurarse de que cuando regrese a la escuela no estarán los cuerpos. Ni siquiera sé si es muy consciente de que se trataba de cadáveres", afirma Horan.
Los padres de Peter llevaron a su hijo a terapia al día siguiente de que ocurriera la matanza. Ellos también están recibiendo ayuda para saber cómo tratar el asunto con el menor. El Servicio de Familia y Juventud de Newtown ha permanecido abierto durante el fin de semana para ofrecer asistencia psicológica a los familiares de las víctimas. "Los mensajes que deben dar los padres y los adultos tienen que ser positivos", indican los responsables del servicio. "Si ellos no están seguros de lo que quieren transmitir a sus hijos, si estos les ven nerviosos o con miedo, es muy probable que les contagien esa preocupación. Si les ven seguros y serenos, los niños percibirán que no hay de qué preocuparse", explican.
Muchas organizaciones y hospitales de localidades vecinas, como el de Hartford, han implantado programas especiales de ayuda a las familias. El lunes, Therapy Dogs International desplazó a Newtown varios perros de la raza golden retriever para ayudar a los pequeños a recuperarse.
El Newtown Youth Academy prorrogó el martes la iniciativa de abrir sus puertas a todos los niños de la localidad, pese a que todos los centros públicos, salvo el de Sandy Hook, que sigue siendo escenario de la investigación, reanudaron sus clases. El colegio Chalk Hill, en Monroe -a 11 kilómetros de Newtown-, es el que acogerá a los alumnos supervivientes de la matanza. Su director, Bruce Lazar, no ha querido pronunciarse sobre el número de estudiantes de Sandy Hook que ya se han reincorporado a su escuela.
El lunes, Horan tampoco sabía si su hijo volvería a clase. "Yo sí quiero, creo que es lo mejor para él. Peter tampoco se ha mostrado reticente, pero mi mujer no está por la labor. El hecho de que hayan hecho una réplica exacta de Sandy Hook en Monroe no le gusta, cree que puede ser contraproducente y que le haría revivir lo que pasó el viernes", aseguraba.
Desde el Servicio de Familia y Juventud de Newtown aconsejan que es necesario que los niños recuperen la normalidad cuanto antes, pero advierten de que cada caso es distinto. No quieren opinar, sin embargo, sobre si el hecho de recrear la escuela de Sandy Hook es la mejor opción para los niños.
El martes continuaron los funerales por los fallecidos en la matanza del colegio Sandy Hook. En Newtown el dolor de la pérdida se mezcla con el desamparo que provoca la certeza de que desde ahora todos deberán convivir con la tragedia. Muchos, como Horan, buscan consejo para tratar de blindar a sus hijos de sus propios miedos y preservar una infancia que quedó mutilada el pasado viernes.
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