Cuando ser chico resulta una ventaja: microestados, islas y territorios de ultramar avanzan en la carrera por la vacunación
Gibraltar, Ciudad del Vaticano, Seychelles, Bermudas, Mónaco y las Maldivas se han beneficiado de sus dinámicas relaciones con países más grandes
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WASHINGTON.- La carrera internacional por la vacunación contra el coronavirus parece estar dominada por gigantes como China, Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea, que han desarrollado múltiples vacunas y ya distribuyeron millones de dosis. Pero algunos de los grandes ganadores son bastante pequeños.
Los primeros sitios que probablemente vacunen a casi toda la población adulta son minúsculas naciones insulares, microestados enclavados y remotos territorios de ultramar que dejan en claro que, en materia de vacunas, ser un país grande no necesariamente es positivo.
La semana pasada, el secretario de Salud británico, Matt Hancock, describió Gibraltar, un territorio administrado por Gran Bretaña en la punta de la Península Ibérica y donde residen cerca de 30.000 personas, como “la primera nación del mundo en completar su programa de vacunación de adultos”.
Esta semana, la Ciudad del Vaticano, una ciudad-Estado con apenas 450 residentes de tiempo completo y considerada la nación soberana menos poblada del mundo, completará la primera dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech y comenzará con la segunda dosis, informó la oficina de prensa de la Santa Sede.
Y un poco más atrás se encuentran las Seychelles, un archipiélago de más de 100 islas en el océano Índico con una población de 97.000 personas, donde se han administrado dosis para 9 de cada 10 habitantes.
Otros países que tenido una buena actuación son Bermudas, otro territorio británico de ultramar con una población de más de 71.000 habitantes; Mónaco, una ciudad-Estado soberana con una población de más de 39.000 personas, y las Maldivas, otro Estado con forma de archipiélago en el océano Índico y una población de más de 500.000 habitantes.
Chiquito pero poderoso
No es difícil dilucidar uno de los factores claves del éxito de la vacunación en estos lugares: como son más chicos, simplemente tienen menos personas para vacunar. Actualmente, Estados Unidos está inmunizando a más de 2 millones de personas por día, una cifra mucho mayor que la suma de habitantes de todos los pequeños países mencionados.
Sin embargo, hay muchos otros lugares pequeños que han tenido problemas para vacunar a su población. Los países que lo lograron pudieron asegurarse las dosis de vacunas gracias a sus dinámicas relaciones con países más grandes. Y algunos incluso sacaron ventaja haciendo que varios Estados se enfrenten entre sí.
Muchos de los lugares británicos con mejor desempeño en vacunación son territorios de ultramar, como Gibraltar y las Islas Malvinas, que se han beneficiado del gran tamaño del Estado británico a pesar de su ubicación distante (Gibraltar, en el extremo sur de España, se encuentra a más de 11.000 kilómetros de las Malvinas).
Los territorios británicos de ultramar son autónomos, pero existen bajo la soberanía de Gran Bretaña, y su jefa de Estado es la Reina Isabel II. Son distintos, aunque similares, a las dependencias de la corona británica, como Jersey. Su condición de regiones independientes es a veces motivo de acalorados debates.
En el Pacífico, algunas pequeñas naciones insulares como Palaos y las Islas Marshall aprovecharon su estrecha relación con Estados Unidos. Aunque ambas son naciones independientes, mantienen lazos históricos con Estados Unidos por medio de tratados de libre asociación.
Esos países recibieron dosis de vacunas de Estados Unidos. “El gobierno estadounidense se ha comportado de un modo extraordinario durante toda esta crisis de Covid”, escribió en un correo electrónico Jack Niedenthal, secretario de Salud y Servicios Humanos de las Islas Marshall.
Las Islas Marshall esperan poder vacunar a toda su población a más tardar para junio, dijo Niedenthal, y agregó que todas las dosis que llegaron al país provenían de Estados Unidos y correspondían en su mayoría a la vacuna de Moderna, financiada por Estados Unidos.
Incluso países que no tienen relaciones formales tan estrechas han sido capaces de utilizar las relaciones bilaterales para conseguir dosis. “Tenemos muchos buenos amigos que nos quieren”, dijo en febrero Vanessa Lesperance, autoridad médica en las islas Seychelles, un paraíso del turismo.
La India y los Emiratos Árabes Unidos donaron cada uno más de 50.000 dosis ese archipiélago, lo que refleja los vínculos de larga data forjados a través del comercio y la inmigración. Eso hizo posible que las Seychelles vayan camino a convertirse en una de las primeras naciones soberanas con inmunidad de rebaño, así que para fines de marzo el gobierno espera poder levantar el requisito de cuarentena para prácticamente todos los turistas que visiten la isla.
Barbados, que actualmente lidera la carrera de vacunación en el Caribe, es otro beneficiado de la diplomacia de la India. Los funcionarios de turismo de la nación isleña de poco más de 300.000 habitantes señalaron que pronto empezarán a ofrecer dosis de la vacuna a visitantes extranjeros, una estrategia infalible para revitalizar la lánguida industria turística y reducir los riesgos asociados a la reapertura de los centros turísticos.
Sin embargo, el ministro de salud de Barbados se negó a ofrecer más detalles al respecto, como cuantas dosis serían destinadas a los turistas.
Grandes complicaciones
En el otro extremo, existen pequeños países que ni siquiera empezaron a vacunar, o que esperan que el proceso lleve años, y no meses. Vanuatu, una isla del Pacífico con una población de 307.000 habitantes, estimó recientemente que recién lograría vacunar a la mayoría de su población adulta para fines de 2023.
Los funcionarios de salud de las Bahamas también indicaron que no esperan ser capaces de conseguir vacunas de grandes fabricantes como Johnson & Johnson antes de 2022, así que el país depende de donaciones y de las dosis distribuidas a través de la iniciativa global Covax.
Si bien Covax apunta a asegurar que los países más pobres y menos poderosos accedan a las vacunas, los países pequeños que dependen de la iniciativa quedaron rezagados, ya que las entregas se distribuyeron entre países más grandes y más ricos.
Cabo Verde, un archipiélago sobre el Atlántico con menos de 600.000 habitantes, no había vacunado a ningún residente hasta el último jueves, cuando seis trabajadores de la salud recibieron las primeras dosis de un cargamento distribuido por Covax.
La pandemia golpeó fuerte a muchos lugares pequeños. Aunque el Vaticano se encamina hacia la vacunación total, en su pequeña población y en el personal de la Santa Sede han surgido varios casos. Aunque la isla de Palaos fue capaz de cerrar sus fronteras y evitar el Covid-19 por completo, su economía se resintió gravemente debido a la pérdida de turistas, y según algunas estimaciones, en 2020 su PBI se desmoronó un 9,5%.
También hay problemas prácticos con las vacunaciones. Algunos países pequeños a veces no tienen el equipamiento necesario para conservar y transportar las vacunas, en particular las que requieren almacenamiento en ultrafrío.
Niedenthal dijo que en las Islas Marshall estaban reservando las dosis de la vacuna de Johnson & Johnson –que en comparación con el resto es bastante fácil de almacenar– para los residentes de los lugares más remotos del país.
“Hay que entender que si bien la mayoría de las islas circundantes tienen pistas de aterrizaje en la isla principal, todavía quedan personas que viven en los atolones periféricos, y solo podemos llegar a ellos en barco”, dijo Niendenthal. “Y la mayoría no tiene electricidad.”
Traducción de Jaime Arrambide
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