“¿Cuándo me toca a mí? ”: la envidia de ver que tus conocidos ya se vacunaron
A medida que algunas persona dejan de seguir las medidas contra el coronavirus, los que esperan su turno para una vacuna dicen que tienen sentimientos encontrados por no haberse inmunizado.
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Al inicio del año, Shay Fan sintió alivio: las vacunas venían en camino. Su alivio se convirtió en alegría cuando sus padres y suegros recibieron sus dosis.
Tres meses después, Fan, de 36 años, una vendedora independiente y escritora en Los Ángeles, aún espera su vacuna, y la alegría se ha desvanecido. “Quiero ser paciente”, aseguró.
Pero el hecho de revisar Instagram y ver “gente en Miami sin mascarillas rociando champaña en la boca de otras personas”, mientras ella sigue encerrada en su apartamento, sin haber podido ir a cortarse el cabello o entrar en un restaurante por más de un año, ha dificultado que sea paciente. “Es como cuando todos tus amigos se comprometen antes que tú y dices: ‘Vaya, estoy feliz por ellos, pero ¿Cuándo me va a tocar a mí?”, expresó.
Durante gran parte de la pandemia se establecieron las mismas reglas: permanecer en casa, usar una mascarilla, lavarse las manos. Pero ahora, puesto que la distribución de vacunas está aumentando en algunas áreas, pero no en otras, las reglas son distintas en todo el mundo e incluso dentro del mismo país.
En el Reino Unido, las personas están saliendo con cautela tras más de tres meses en confinamiento, y el 47 por ciento de la población ha recibido, al menos, una dosis de la vacuna. En Nueva York, donde al menos el 34 por ciento de las personas en ese estado ha recibido por lo menos una dosis de la vacuna, ya se habla de que la vida se siente casi normal.
Sin embargo, Francia, donde solo el 14 por ciento de la población ha recibido una dosis de la vacuna, acaba de comenzar su tercer confinamiento. Y en India, donde se le ha dado una dosis al 5 por ciento de su población, el lunes se reportaron 97.000 nuevos casos, cifra cercana a su nivel más alto desde el inicio de la pandemia. Hay decenas de países —incluyendo Japón, Afganistán, Kenia y Filipinas— que le han administrado solo una dosis a menos del 2 por ciento de su población.
Juliette Kayyem, de 51 años y profesora de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, dijo que la espera era aún más difícil porque seguía escuchando de conocidos, que ella cree que no forman parte de los grupos prioritarios, que habían recibido la vacuna antes que ella.
“¿Existe alguna palabra para la alegría y la envidia simultáneas?”, expresó Kayyem
Basically as I wait impatiently, my daily mental strategy is balancing two essential goals: not to be one of the last people to get the vaccine and not to be one of the last people to get Covid. #March2021 #FOMO
— Juliette Kayyem (@juliettekayyem) March 19, 2021
Kayyem recibió su primera dosis a fines de marzo. Pero, en vez de alivio, experimentó un nuevo ataque de estrés pandémico, ya que su esposo y sus hijos adolescentes aún no habían sido vacunados.
Tristan Desbos, un pastelero de 27 años que vive en Londres, recibió la primera inyección de la vacuna recientemente, pero dijo que su familia en Francia aún no había podido ser vacunada, aunque muchos de ellos están en una categoría de alto riesgo.
“No entienden por qué no pueden vacunarse en Francia”, aseguró.
En la Unión Europea el principal problema es el abastecimiento de vacunas. En medio de una nueva ola mortal de casos, Alemania impuso un confinamiento parcial, Italia prohibió a la mayoría de su población salir a la calle excepto por razones esenciales y Polonia cerró los negocios no esenciales.
Agnès Bodiou, una enfermera de 60 años en Francia, dijo que había esperado semanas por su primera dosis, a pesar de la promesa del gobierno de priorizar a los trabajadores de la salud. “Los estadounidenses han sido exitosos con la vacunación, los ingleses también”, dijo. “Nosotros aún estamos esperando”.
El final de la pandemia también se siente lejano en la provincia canadiense de Ontario, que el sábado entró en un estado de emergencia de cuatro semanas en medio de un número récord de pacientes en cuidados intensivos. Massimo Cubello, un joven de 28 años que vive en Toronto, dijo que está feliz por sus amigos vacunados en Estados Unidos y el Reino Unido, pero está comenzando a experimentar la fatiga del Zoom y visitar a sus familiares, manteniendo las medidas de distanciamiento social, no ha sido tan fácil debido al clima frío.
“Es bueno ver que las personas se vacunan porque eso forma parte del proceso para llegar adonde tenemos que llegar, pero definitivamente hace que sientas un poco de envidia y ansiedad porque te preguntas cuándo es que nosotros, los canadienses, podremos hacerlo”, dijo Cubello, quien trabaja en mercadeo.
En Estados Unidos, esta división se ha desarrollado principalmente a lo largo de líneas generacionales o raciales. Las personas mayores, que constituyen la mayoría de los vacunados, han estado cenando dentro de sus casas, abrazando a sus nietos y organizando fiestas, mientras que muchas personas más jóvenes aún no cumplen con los requisitos o se encuentran repetidamente con el mensaje de “no hay consultas” cuando han intentado pedir una cita para la vacunación.
Lynn Bufka, psicóloga y directora principal de la Asociación Estadounidense de Psicología, dijo que la pandemia ha afectado mucho a los adolescentes, y una larga espera para que se les distribuyan las vacunas podría aumentar el estrés.
“Los niños son, en muchos sentidos, aquellas personas cuyas vidas se han visto afectadas tanto como cualquiera, pero con menos experiencia en la vida sobre cómo adaptarse a este tipo de perturbaciones”, explicó Bufka.
Para los adultos estadounidenses, al menos, el miedo a perderse algo no debería durar mucho más. El martes, el presidente Joe Biden dijo que tenía previsto cambiar la fecha límite para que los estados pongan las vacunas a disposición de todos los adultos a partir del 19 de abril, dos semanas antes de lo que se había anunciado previamente.
Fan, la escritora de Los Ángeles, será elegible para reservar una cita para vacunarse a mediados de abril. Ella no planea hacer nada salvaje, las cosas básicas son lo que más extraña con ansias. “Solo necesito un corte de pelo”, dijo.
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