¿Cuál es la compleja misión que asumirá el nuevo alcalde de Roma, y que le costó el puesto a su antecesora?
Tras el ballottage, el izquierdista Roberto Gualtieri deberá atender un problema histórico de la ciudad
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ROMA.- Es tímido, sobrio, nada carismático y tiene por delante una misión casi imposible: limpiar Roma. Se trata del gran desafío que enfrenta Roberto Gualtieri, flamante alcalde de Roma y ex ministro de Economía que logró ganarle con 20 puntos de diferencia a su rival de centroderecha, Enrico Michetti, en una segunda vuelta de las elecciones municipales que culminaron el lunes pasado, en las que la centroizquierda tuvo un triunfo histórico, ya que conquistó también ciudades tan importantes como Milán, Nápoles, Boloña y Turín.
Gualtieri sucederá en el Campidoglio, espectacular sede municipal de la ciudad eterna, a Virginia Raggi, del antisistema Movimiento Cinco Estrellas, que en 2016 logró convertirse en la primera mujer que logró llegar a este difícil puesto –se dice que Roma es ingobernable desde sus albores-, pero que Raggi será recordada por una gestión desastrosa. Si bien había sido electa porque muchos romanos, después de alternativas gestiones de centroderecha y de centroizquierda, quisieron darle una oportunidad a algo distinto y a sus promesas de resolver problemas endémicos como su caos de tránsito y su deficiente sistema de recolección de basura, Raggi decepcionó a todos.
“Sólo los jabalíes la van a votar”, bromeaban algunos romanos, en medio de elecciones que fueron precedidas por encendidas polémicas por la aparición de familias enteras de estos animales en diversos barrios de la ciudad, atraídos por volquetes llenos de residuos.
“Roma puede renacer, estamos programando una limpieza extraordinaria y pensamos que podemos lograrlo antes de Navidad”, dijo Gualtieri, que el jueves pasado, al tomar posesión como nuevo alcalde de una capital que en los últimos años fue noticia por montañas de basura acumuladas en pleno centro, también asediado por ratas y gaviotas, dejó en claro que es más que consciente de que ése es su principal desafío.
¿Podrá lograrlo? Su biografía indica que cualidades no le faltan. Nacido en Roma hace 55 años, en verdad el nuevo alcalde, que comenzó a ser conocido por la opinión pública cuando fue nombrado ministro de Economía del segundo gobierno de Giuseppe Conte -junto a quien tuvo el gran logro de que la Unión Europea (UE) aprobara para Italia un fondo extraordinario para hacerle frente a la crisis provocada por la pandemia-, tiene una larga trayectoria política. Y es un peso pesado.
Licenciado en Historia en la Universidad de La Sapienza –aunque pocos lo saben, es profesor de Historia contemporánea, su gran pasión y suele autodefinirse un “secchione”, un traga-, comenzó a militar en la izquierda de joven. Primero como estudiante universitario en la Federación de Jóvenes Comunistas Italianos, en el desaparecido, pero más que influyente Partido Comunista Italiano (PCI), fuerza que fue evolucionando luego en los Democráticos de Izquierda y después, en el actual Partido Democrático (PD). De hecho, ayudó a escribir su manifiesto fundacional.
Considerado uno de los mayores expertos del estudio de las dinámicas de los partidos de la Primera República –como se denomina el sistema político italiano que hubo entre 1948 y 1994- y del movimiento comunista internacional, escribió algunos libros para la Fundación Instituto Gramsci, del que fue vice-director. Cercano entonces al expremier, Massimo D’Alema, Gualtieri siempre fue considerado en el PD una persona confiable, apto para el trabajo en equipo y “hombre de las instituciones”.
Electo en 2009 como parlamentario europeo –cargo que tuvo durante dos mandatos, hasta 2019, cuando fue llamado a ser ministro de Economía de Conte-, fue justamente en Bruselas donde ostentó grandes dotes de mediación a partir del rol que tuvo desde 2014 como presidente de la Comisión para los problemas económicos y monetarios. Un puesto estratégico donde uno debe lograr consensuar todos los intereses nacionales y de la UE para el desarrollo y el crecimiento.
En Bruselas y Estrasburgo, Gualtieri es recordado como un político “serio y muy trabajador”, que, además, habla inglés, francés, portugués y alemán.
Apasionado de la guitarra –no sólo tocó ante las cámaras de tv el tradicional “Bella ciao” (la canción de los partisanos que se hizo famosa en “La casa de papel”) sino que es fan de la bossa nova brasileña y el jazz-, está casado con Valentina Cataldi –que quienes conocen aseguran que será una ‘first lady’ más que discreta- y tiene un hijo de 11 años llamado Viktor. Los tres viven en el barrio de Monteverde, donde a Gualtieri se lo suele ver acompañando a su hijo al colegio o haciendo compras en el supermercado, cosas que espera poder seguir haciendo, bajo la consigna del perfil bajo y la normalidad.
Quienes lo conocen lo definen un hombre introvertido, pero decidido. Hincha de la Roma, aunque la reserva es su marca registrada, fue uno de los primeros ministros del gobierno de Conte que desembarcó en tik-tok. Sonriente en sus intervenciones mediáticas, busca en el largo plazo el renacimiento de Roma, su ciudad, a partir de los fondos públicos que llegarán no sólo a través del Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia (PNRR), el colosal e histórico programa de inversiones y reformas que Italia apunta a realizar en los próximos años con el fondo extraordinario de la UE ya mencionado, que significará para la capital unos 6000 millones de euros, sino también con el dinero previsto para el Jubileo de 2025 (el Año Santo decretado por el Vaticano), evento que significará otros mil millones, según dijo en una entrevista con La Repubblica. Sueña con nuevas infraestructuras sociales, también digitales, otra movilidad y candidateará a Roma para la Expo 2030.
Al margen de la misión casi imposible de limpiar Roma, Gualtieri también deberá enfrentarse al virtual ganador las elecciones: la abstención. En la capital la participación fue del 40% tanto en la primera como en la segunda vuelta y reflejó el desinterés y hartazgo de gran parte del electorado de las periferias. “Es una tendencia preocupante, que se está dando desde hace tiempo y que deriva de la desconfianza hacia la política. Como alcalde electo estoy recorriendo mucho las periferias para dar una señal de presencia, que será constante”, dijo Gualtieri. “Será necesario un gran trabajo para volver a llevar al voto y a la participación a los ciudadanos, para lo cual hacen falta seriedad y una administración inteligente, capaz de escucha y de apertura”.
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