Crisis en Italia: tras una semana caótica, renunció Mario Draghi y habrá elecciones el 25 de septiembre
El premier quedará a cargo del manejo de los asuntos corrientes hasta que asuma un nuevo gobierno después de los comicios anticipados; el presidente Sergio Mattarella disolvió el Parlamento
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ROMA.- Tal como se esperaba después del colapso de su gobierno, el primer ministro, Mario Draghi, la personalidad más prestigiosa de Italia, renunció hoy, esta vez en forma irrevocable, ante el presidente, Sergio Mattarella. El primer mandatario, que disolvió el Parlamento, lo invitó a quedarse a cargo del manejo de los asuntos corrientes hasta que surja un nuevo gobierno de las elecciones anticipadas, que tendrán lugar el 25 de septiembre.
En un clima de incredulidad ante la “tormenta perfecta” que se avecinaba en los mercados, con la Bolsa de Milán derrumbándose y el “spread” –el diferencial entre los bonos alemanes e italianos, termómetro de la situación- disparándose, Draghi dimitió después de un brevísimo paso, a las 9 de la mañana, por la Cámara de Diputados, donde, paradójicamente, recibió una catarata de aplausos.
“Gracias. Algunas veces también el corazón de los banqueros centrales son usados... Gracias por todo el trabajo que hemos hecho juntos en este período”, dijo con elegancia el expresidente del Banco Central Europeo (BCE). Y comunicó, con cierta emoción, que se aprestaba a “subir” al Quirinal para comunicar sus “determinaciones” al presidente, “a la luz del voto de ayer a la noche”.
Il Presidente Sergio #Mattarella riceve il Presidente del Consiglio Mario #Draghi al #Quirinale pic.twitter.com/4MtnyGDZ9u
— Quirinale (@Quirinale) July 21, 2022
El premier saliente aludió, así, al traumático fin de su gobierno que ayer, al cierre de una jornada de infarto, en la que el Parlamento pareció un campo de batalla de todos contra todos, pese a su dramático llamado a la unidad. Finalmente solo recibió 95 votos de confianza de un total de 133 votantes, menos de los mitad de los miembros del Senado.
Tal fue el epílogo, inesperado, de una crisis inexplicable que había estallado hace una semana por culpa del Movimiento Cinco Estrellas (M5E), del expremier Giuseppe Conte. Pero que terminó con la derecha que también integraba su gobierno -la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia de Silvio Berlusconi-, propinando el golpe fatal e impidiendo cualquier arreglo de último momento para una solución de estabilidad. Estas dos fuerzas de derecha, en efecto, culpando de irresponsabilidad al M5E, primero dijeron que jamás iban a juntarse de nuevo con ellos y que solo apoyarían a Draghi si los excluía de un renovado ejecutivo. Luego anunciaron que no iban a participar al voto de confianza –jugada vil, que demostró que ni siguiera tenían el coraje de votar en contra-, algo que terminó hundiendo a Draghi y abrió las puertas a las elecciones anticipadas.
Justamente es con esa perspectiva, las elecciones, que las fuerzas populistas de derecha decidieron patear el tablero, ya que los sondeos hablan de su probable victoria. Fue Salvini, el “capitán”, quien convenció a Berlusconi de hacer saltar el gobierno por el aire, porque espera recuperar consensos ante Fratelli de Italia, el partido de su rival de derecha, Giorgia Meloni.
Meloni, la “Le Pen italiana”, fue la única que jamás integró el gobierno de unidad nacional de Draghi, siempe estuvo en la oposición y, según sondeos, podría dar el batacazo. Aunque todo está por verse y, como se demostró en estos días, todo es posible en la agitada política italiana, que ostentó una clase política en decadencia, no a la altura de un momento nacional e internacional delicadísimo -crisis energética, económica, pandemia, guerra-, que pedía a gritos estabilidad.
De hecho al anunciar la disolución anticipada del Parlamento -que normalmente debería haber durado hasta marzo de 2023-, el presidente Mattarella advirtió que, más allá de sus actividades limitadas, el gobierno dimisionario deberá tomar algunas medidas. “Tengo el deber de subrayar que el período que atravesamos no permite pausas en las acciones indispensables para contrastar los efectos de la crisis económica y social y, en particular, del aumento de la inflación que, causada sobre todo por el costo de la energía y de los productos alimenticios, comporta pesadas consecuencias para familias y empresas”, dijo el presidente, con tono grave. El mandatario también mencionó la pandemia y la necesidad de implementar el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia relativo al millonario fondo de más de 200.000 millones de euros que la Unión Europea le otorgó a Italia. En este marco, auspició que “más allá de la intensa y a veces aguda dialéctica de la campaña electoral, haya de parte de todos una contribución constructiva, en el interés superior de Italia”.
El mismo concepto transmitió Draghi en un consejo de ministros sobre asuntos corrientes que protagonizó por la tarde, en el que también mencionó la guerra en Ucrania entre las emergencias a enfrentar. En la reunión, el premier saliente agradeció a todos su labor: “Tenemos que estar muy orgullosos del trabajo que hemos realizado”, dijo. Y, más allá del pesimismo que generó su salida, aseguró que “Italia tiene todo para ser fuerte y creíble en el mundo. Lo han demostrado día tras día en estos meses de gobierno”.
Alta tensión
Más allá de la serenidad que transmitió “Súper Mario”, que ayer había intentado recomponer su mayoría de unidad nacional, sobre todo después del operativo clamor que hubo para que se quedara por el bien de Italia, en el país reinaba un clima de desconcierto absoluto.
Pocos entendían que el Parlamento, con juegos, irresponsabilidad y cálculos electorales, hubiera dejado caer a una personalidad de lujo como Draghi, figura de gran prestigio internacional, coherencia y seriedad que había representado en los últimos 17 meses a Italia con una credibilidad inédita, mejorando la imagen del país, famoso por su enorme deuda pública e inestabilidad.
La tensión seguía altísima en el mundo político, donde volaban cuchillos, anticipando cómo será el clima de la campaña electoral ya comenzada en vista de las elecciones.
Las fuerzas de centroizquierda que hasta el final intentaron respaldar a Draghi y evitar su salida, acusaron a la derecha populista de actuar contra el interés del país. “Es una página negra para Italia”, clamó el canciller Luigi Di Maio, exlíder del M5E y al frente de un nuevo partido.
El exministro Carlo Calenda, que respaldó hasta el final a Draghi, posteó en Twitter fotos de Salvini en Moscú y de Conte y Berlusconi junto a Putin y escribió: “Será casual, pero el gobierno más serio y atlantista de la historia reciente es enviado a casa por todos aquellos que sostuvieron posiciones filoputinanas”. Se refirió, así, al hecho de que Draghi en los últimos meses de guerra se había convertido en uno de los más firmes aliados del presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky y que su salida seguramente fue festejada en Moscú.
Sarà un caso ma il governo più serio e atlantista della storia recente viene mandato a casa da tutti quelli che hanno sostenuto posizioni filoputiniane. Sarà un caso. #crisidigoverno pic.twitter.com/toDvIivCJe
— Carlo Calenda (@CarloCalenda) July 20, 2022
Salvini no ocultó su euforia de haber vuelto al ruedo: “Draghi e Italia fueron víctimas de la locura del M5E y de los juegos de poder del PD”, atacó. Y Conte, el “abogado del pueblo” que generó el principio del fin de Draghi, al decidir no votar la confianza de una medida económica, hace una semana, culpaba a “Súper Mario” por haber humillado a su agrupación en caída libre y por haberlo tratado con “actitud de desprecio”.
También había mar de fondo en el seno de Forza Italia, el partido de centroderecha de Berlusconi, que sorprendió por haberse dejado seducir por la jugada de Salvini que terminó haciendo caer a Draghi. La ministra de Asuntos Regionales, Mariastella Gelmini, decidió abandonar el partido del magnate después de 25 años. “Forza Italia se disolvió en el populismo salviniano. El partido que yo conocí nunca habría dudado al elegir entre Draghi y las pulsiones soberanistas de Salvini y no hubiera permitido que Berlusconi, que hizo grandes cosas para el país, se alineara con esa derecha”, explicó.
La siguió Renato Brunetta, ministro para la función pública, que también dejó Forza Italia porque “no votando la confianza a Draghi mi partido abandonó sus valores”. “Son irresponsables aquellos que eligieron el interés de parte al interés del país, en un momento tan grave”, sentenció, desconcertado como todo el mundo.
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