Crisis política en Italia: Mario Draghi presentó su renuncia como primer ministro, pero Mattarella no la aceptó
El primer ministro deberá presentarse ante el Parlamento el miércoles próximo, que será el día clave; “Tenemos cinco días para trabajar para que el Parlamento confirme la confianza en el gobierno”, dijo Letta
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ROMA.- Con el termómetro marcando más de 30 grados, los casos de coronavirus alcanzando su pico, la bolsa de Milán desplomándose, malhumor social debido una inflación que se nota en los bolsillos -debido a una guerra en el corazón de Europa-, Italia se hundió hoy en una nueva crisis política de consecuencias impredecibles.
Provocada por el Movimiento Cinco Estrellas (M5E), del expremier Giuseppe Conte, se trata de una crisis más difícil de explicar que en el pasado, que puso al gobierno de unidad nacional de Mario Draghi al borde del precipicio.
Draghi, de hecho, al cabo de una jornada al rojo vivo, presentó su renuncia el presidente, Sergio Mattarella, que hizo saber que no la aceptó y que, en cambio, invitó al aun premier a presentarse ante el Parlamento el miércoles próximo “para que se efectúe una evaluación de la situación que se creó en el Senado”.
En efecto Italia, acostumbrada a las crisis políticas, esta vez se hundió en lo que algunos llaman “pseudocrisis” porque no tuvo que ver con un tema de números en el Parlamento -como suele pasar- sino por una cuestión política.
El gobierno de Draghi, en efecto, pudo superar hoy una votación de confianza en el Senado para aprobar una ley de ayudas económicas por 24.000 millones de euros, con 172 votos a favor y 39 en contra. El problema es que los 61 senadores del M5E, en desacuerdo con la construcción de una planta de residuos en Roma -prevista dentro del paquete y más necesaria que nunca vista la situación de abandono cada vez mayor de la capital- decidieron ausentarse de esta votación de confianza. Una movida que ya habían anticipado desde hace días y que, según había advertido hace unos días el propio Draghi, certificaría que ya no existe esa gran mayoría variopinta que dio vida a su gobierno de unidad nacional. Y justamente por esto, después de esta votación en el Senado, Draghi “subió” al Palazzo del Quirinale, la sede de la presidencia, para hablar durante una hora con el presidente Mattarella, el gran árbitro de las crisis políticas.
Al cabo de una posterior reunión del Consejo de Ministros, en medio de inmensa expectativa y un clima eléctrico, Draghi finalmente anunció su intención de dimitir, evidentemente harto de chantajes técnicos y maniobras de los varios partidos políticos que forman su mayoría de gobierno.
“Quiero anunciarles que esta noche presentaré mi dimisión ante el presidente. Las votaciones de hoy en el Parlamento son un hecho muy significativo desde el punto de vista político. La mayoría de unidad nacional que ha sostenido este gobierno desde su creación ya no existe”, explicó Draghi, quien destacó que solo si había una mayoría compacta se podían llevar a cabo los programas. “Estas condiciones ya no existen”, dijo el primer ministro, y reivindicó los esfuerzos realizados para evitar esta crisis y agradeció a su equipo. “Tenemos que estar orgullosos de lo que hemos alcanzado en un momento difícil, en el interés de todos los italianos”, concluyó, entre aplausos.
Como se anunció que Draghi se presentará el miércoles ante el Parlamento para comunicar sobre “los desarrollos y consecuencias” de la crisis política, se cree que, en verdad, ése será el día decisivo para saber qué pasará con esta inesperada crisis de verano. Hay varios días, mucho tiempo, hasta el miércoles que viene y serán muchas las presiones, también internacionales, para convencer a Draghi de quedarse al frente de Palazzo Chigi. Sobre todo porque cuenta con los números necesarios para seguir en el poder, aún sin el M5E, y son tiempos tan dramáticos que Italia necesita estabilidad.
“Ahora tenemos cinco días para trabajar para que el Parlamento confirme la confianza al gobierno de Draghi y para que Italia pueda salir lo más rápido posible de la dramática espiral en la que está entrando en estas horas”, dijo Enrico Letta, líder del Partido Democrático (PD), desde siempre sostenedor de Draghi.
Ora ci sono #cinquegiorni per lavorare affinché il Parlamento confermi la #fiducia al Governo #Draghi e l’Italia esca il più rapidamente possibile dal drammatico #avvitamento nel quale sta entrando in queste ore.
— Enrico Letta (@EnricoLetta) July 14, 2022
Un gobierno en problemas
El gobierno de Draghi, apodado “super Mario”, nació en febrero de 2021, cuando el expresidente del Banco Central Europeo fue llamado por el presidente de Italia, Sergio Mattarella, a salvar a Italia después de la caída del gobierno de Conte en plena pandemia. Entonces todos los partidos, salvo uno, Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni, decidieron apoyar al nuevo gobierno de Draghi, economista y personalidad de enorme estatura que le devolvió credibilidad internacional a Italia.
El gobierno de Draghi se impuso dos prioridades: capear la pandemia con una exitosísima campaña masiva de vacunación y gastar el fondo extraordinario que la Unión Europea (UE) le otorgó a Italia para poder recuperarse de la debacle provocada por el Covid. Con los habituales altos y bajos, todo procedía bien y todo el mundo daba por descontado que el gobierno de Draghi seguiría hasta el final natural de la legislatura, es decir, hasta marzo o abril de 2023, cuando debería haber elecciones nacionales.
Pero los problemas para “Super Mario” comenzaron con la guerra en Ucrania. El M5E, movimiento antisistema que, en 2018, en las últimas elecciones nacionales, había resultado el más votado (casi el 33%), pero que fue cayendo a pique por sus idas y venidas e inconsistencia, comenzó a oponerse al envío de armas a Kiev decidido por Italia. Draghi fue uno de los mayores sostenedores del ingreso de Ucrania a la UE, respalda sin medias tintas a Volodimir Zelensky y abiertamente se opone al agresor, Vladimir Putin.
El malestar con esta postura provocó el 21 de junio pasado una traumática escisión del M5E. Su exlíder y actual canciller, Luigi Di Maio, alineado como nunca con Draghi, creó un nuevo partido de centro, Juntos por el Futuro, llevándose a más de 60 diputados y varios senadores. Así, Di Maio, al margen de jugar en vista de las próximas elecciones, trastocó a la geografía política del Parlamento, donde el M5E, que ahora lo detesta, dejó de ser la fuerza principal.
Justamente ahí -en la crisis interna del M5E- reside el “quid” de esta inexplicable crisis de verano, más formal que verdadera porque Draghi, aún sin el M5E, tiene los números para seguir adelante. En efecto, en medio de un clima político de los más convulsionado, el escenario mejor para Italia y para la UE -que ve con pavor lo que ocurre- es que el miércoles próximo, el día D, cuando vaya al Parlamento, donde nacen y mueren los gobiernos, Draghi reciba un ulterior voto de confianza y siga adelante.
¿Elecciones anticipadas?
El otro escenario, que nadie quiere, salvo Giorgia Meloni, líder del único partido de la oposición, de derecha, son elecciones anticipadas, que podrían ser en octubre.
“Basta peleas y jueguitos de palacio sobre la piel de Italia y de los italianos: tengan el coraje y la dignidad de presentarse ante los ciudadanos”, escibió en redes sociales Meloni, reclamando elecciones “subito”, es decir, ya.
Basta liti e giochi di Palazzo sulla pelle dell'Italia e degli italiani: abbiano il coraggio e la dignità di presentarsi al cospetto dei cittadini. #ElezioniSubito pic.twitter.com/IS7IfNYI6X
— Giorgia Meloni 🇮🇹 ن (@GiorgiaMeloni) July 14, 2022
De haber elecciones anticipadas, la centroderecha tendría las de ganar, según sondeos. Aunque en los últimos meses recuperó consensos, el PD tendría dificultades porque hasta ahora intentó tejer una alianza progresista con el M5E, que con la movida de ruptura de hoy, para muchos un “suicidio político”, demostró gran irresponsabilidad.
“Asistimos con total incredulidad a los desarrollos políticos que ignoran descaradamente tanto los compromisos que el gobierno asumió con su mayoría y con el país, como la emergencia de la situación internacional y el rol de primer plano del gobierno italiano en Europa y en la OTAN. Son manifestaciones de total irresponsabilidad, que nos dejan sin palabras”, dijo Carlo Bonomi, presidente de Confindustria, la UIA local, que resumió el sentir de gran parte de la población.
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