Crimen en Uruguay: la escuela de Felipe suspendió las clases y llamó a una jornada de reflexión
El niño de 10 años, asesinado por su entrenador de fútbol, cursaba en un establecimiento público de Maldonado
MONTEVIDEO. “Por ahora, sólo hipótesis”, fue la respuesta de la jueza penal que investiga el caso que conmocionó a Uruguay, cuando un entrenador de futbol infantil asesinó a un niño con el que tenía un vínculo como de padre, y luego se suicidó en la sierras orientales.
Este lunes, las autoridades de la enseñanza suspendieron las clases en la escuela a la que concurría Felipe Romero Pérez, y dispusieron que se hiciera una jornada de reflexión, con un equipo integrado por sicólogos y otros profesionales de asistencia social.
Todo eso como forma de preparar el terreno para que mañana martes 25, la Escuela N° 2 de Maldonado (ciudad cercana a Punta del Este) pueda retomar los cursos con amortiguación del impacto generado en la comunidad.
El dolor de la familia, y de toda la gente, va de la mano de lo inexplicable que parece el caso, pero la Justicia está pronta para comenzar la indagatoria a familiares, autoridades de la enseñanza, responsables del club de baby-fútbol y profesionales de salud que han tenido contacto con este drama.
Felipe, de 10 años, era un niño que estudiaba en una escuela pública de Maldonado, cerca del balneario Punta del Este, y que era hijo del conocido futbolista uruguayo Luis Alberto Romero, conocido como “Lucho”.
Pero para la Escuela Nº 2 de Maldonado, la figura paterna que acompañaba al niño en las diversas actividades del colegio, era Fernando Sierra, un hombre de 32 años que se desempeñaba como entrenador de fútbol infantil.
Sierra era un hombre apreciado por el trato con los niños y luego de este duro episodio, gente de su entorno y vecinos de la zona relataron hechos que lo mostraban como una persona bien, de la que no podía esperarse algo como lo ocurrido.
Empero, una sicóloga había hecho advertencia a la madre sobre una relación que no encajaba dentro de lo esperado. Tal era así, que en la escuela pensaban que Sierra era pareja de la madre del chico, Alexandra Pérez.
El hombre lo iba a buscar a la salida de la escuela y participaba en reuniones de padre, y el niño se mostraba muy afectivo con él, tal como si fuera su padre biológico o padre adoptivo.
Incluso tenía un permiso para llevarlo de viaje al Brasil, lo que hizo pensar en primera instancia, la semana pasada, que lo hubiese sacado del país sin avisar.
Sierra proviene de una familia donde no sobran los recursos; son siete hermanos con un padre que es obrero albañil y una madre que trabaja en tareas de limpieza.
La madre de Felipe justificó la confianza dada a Sierra porque el chico tenía ausencia de la figura paterna, ya que no había relación con “Lucho” Romero. Ese futbolista brilló en Peñarol, ganando varios campeonatos y jugó en el exterior, Cagliaride Italia (1996-1997), Shandong de China (1999) y Alianza Lima de Perú (2002).
El caso se originó el jueves, cuando Sierra fue a la escuela a buscar a Felipe con el argumento de que había señales de lluvia y temporal y lo quería llevar antes que eso sucediera. Pero no llegó a la casa y la madre Alexandra se inquietó y comenzó a averiguar. Al caer la tarde, hizo la denuncia policial y se activó una búsqueda desesperada.
Sierra no respondía al celular y viajaba en un auto que había alquilado. El vehículo apareció abandonado en las sierras cercanas a la ciudad de Minas, departamento de Lavalleja.
“Villa Serrana” es un lugar que cuenta con paisajes maravillosos y Sierra tenía predilección por esa zona.
El sábado, la policía halló los dos cuerpos, abrazados y muertos. Fernando había matado a Felipe con un balazo, y luego se había suicidado.
El informe primario de forense indicó que el niño había sido sometido a violación sexual, pero no se determinó si eso había ocurrido en ese momento, o mucho antes. Los técnicos se inclinan a que esas señales dejan evidencia abusos anteriores.
La jueza Adriana Morosini no apura la investigación y se toma tiempo para citar a todos los que puedan aportar elementos sobre la triste historia. Está claro el desenlace, duro y amargo, pero no se entiende cómo fue el relacionamiento generado y cómo se habilitaron los permisos para permitir que el entrenador ganara tanta confianza.
Felipe, heredero de un gran futbolista, se abría paso en el deporte en su club “Atlético Fernandino” hasta que pasó a “Defensor de Maldonado” y fue dirigido por Sierra.
La relación del DT no era sólo con Felipe, sino que en su casa organizaba reuniones con varios niños para comer hamburguesas. Pero su preferido era Felipe, al que presentaba como “el hijo que me hubiera gustado tener”.
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