Crecen las críticas a las señales económicas y Lula da Silva convoca a los ministros tras las divergencias públicas
Las primeras decisiones del presidente y su ministro de Economía, Fernando Haddad, suscitaron dudas sobre si el gobierno será pragmático y fiscalmente responsable; el mandatario convocó a una reunión para el viernes
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BRASILIA.- Las críticas a las señales económicas del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, crecían este miércoles, con cuestionamientos a funcionarios -sobre todo el ministro de Economía, Fernando Haddad- después de que los mercados locales se hundieron en los dos primeros días del mandato del líder del Partido de los Trabajadores (PT).
Además, Lula convocó a una reunión de ministros para este viernes ante las primeras divergencias públicas de algunos funcionarios, en un gabinete compuesto por 37 ministerios, que tiene presencia de nueve partidos.
Haddad, un político leal a Lula que presentó una frustrada candidatura presidencial por el PT en 2018, es uno de los principales blancos, a quien el diario O Estado de S. Paulo llamó “ministro decorativo”.
El ministro asumió con la promesa restaurar las cuentas públicas y con el desafío de presentar un marco fiscal creíble luego de que el Congreso aprobara un gigantesco paquete de gasto social en el último año del gobierno de Jair Bolsonaro.
Los mercados reaccionaron mal a sus primeros días en el cargo, especialmente después de que Lula ordenara extender la exención del impuesto al combustible, lo que según analistas podría desencajar el presupuesto, y a la que Haddad se había opuesto públicamente.
“Haddad aprendió en su primer día en el cargo que será una figura decorativa, una especie de trabajador de tareas para el presidente Lula”, dijo O Estado en un editorial.
El diario conservador, que no eludió criticar a Bolsonaro, agregó que Haddad había sido “desacreditado desde el primer día” y que debería aprender a decir “no” a Lula.
“Gobierno sordo”
Analistas de Citi dijeron que, a pesar de que los primeros discursos de Lula y Haddad fueron consistentes con su escenario de referencia, ambos sonaron menos pragmáticos y fiscalmente responsables de lo que se pensaba inicialmente.
“En general, dieron la impresión de un gobierno sordo, al menos con respecto a la clase de tono que los mercados financieros quieren escuchar”, dijeron los estrategas de FX de BMO Capital Markets. Y agregaron que esos comentarios podrían conducir a que “la inflación se reafirme”.
El real brasileño cayó un 3,8% frente al dólar en las últimas tres sesiones, alcanzando su nivel más bajo desde julio de 2021, mientras que el índice de referencia Bovespa bajó aproximadamente un 5% en lo que va del año.
Los mercados se vieron sacudidos aún más el martes por las declaraciones de los ministros de Seguridad Social y Trabajo de Lula. Carlos Lupi desconcertó con sus comentarios de que el sistema de seguridad social no estaba en déficit, pese a que las cifras del Tesoro mostraban una brecha acumulada entre enero y noviembre de 267.900 millones de reales (49.000 millones de dólares). Eso se agravó cuando dijo que el gobierno necesitaría revisar la reforma de pensiones favorable a los inversores aprobada por Bolsonaro en 2019.
El ministro de Trabajo, Luiz Marinho, crítico de una reforma laboral de 2017, dijo por su parte que el nuevo gobierno priorizaría la regulación de las relaciones laborales establecidas a través de aplicaciones de teléfonos celulares y plataformas digitales.
Desmentida
Veinticuatro horas después de esas declaraciones, el jefe de gabinete de Lula, Rui Costa, dijo que el gobierno no está considerando ningún plan para revisar las reformas económicas en este momento, incluido el programa de pensiones que Lupi puso en cuestión.
“No hay ninguna propuesta que se esté analizando o pensando en este momento para la revisión de la reforma, ya sea de las pensiones o de otro tipo. En este momento no hay nada preparado”, dijo Costa. Y añadió que Lula es quien debe golpear el martillo. “Está claro que quien tuvo más de 70 millones de votos es quien decide”, afirmó.
Tras ese episodio, Lula convocó a una reunión para frenar los desencuentros públicos entre ministros. El presidente pretende orientar a la cúpula de su gabinete para que no haga declaraciones en nombre del gobierno sin un mensaje legitimado por el presidente.
“El presidente va a celebrar una reunión ministerial el viernes y destacará estos temas. Los ministros pueden, por supuesto, tener opiniones personales e individuales, pueden reflexionar sobre varios temas. Pero una opinión, un proyecto, una medida solo pasa a formar parte del gobierno cuando es legitimado por el presidente de la República. Antes es una opinión, una idea, un proyecto del Ministerio o del ministro”, dijo Rui Costa a O Globo.
El jefe de Gabinete le restó importancia al episodio, que, según él, no tiene potencial para generar una crisis. Según Costa, es natural que al inicio del gobierno haya este tipo de desencuentros. “Es un momento normal. Ministros tomando posesión, todos llenos de energía, llenos de amor para dar”, señaló.
Por el lado de la producción, el vicepresidente Geraldo Alckmin asumió este miércoles como ministro de Desarrollo e Industria y anunció un programa de reindustrialización y economía verde para que Brasil recupere protagonismo en el comercio internacional luego de cuatro años de “abandono” del sector durante la gestión de Bolsonaro.
En una ceremonia en el Palacio del Planalto en la que participó Lula, Alckmin trazó parte del plan de vuelo de la política industrial de la mayor economía latinoamericana y aseguró que Brasil debe dialogar con sus vecinos sudamericanos para una “integración y gobernabilidad productiva” que permita la reindustrialización.
“Después de cuatro años de abandono, de mala gestión pública y de ignorancia de los problemas reales de los brasileños, el presidente Lula correctamente determinó la recreación de este Ministerio, como una medida para retomar el desarrollo como ocurrió durante sus anteriores gobiernos”, dijo Alckmin en su discurso.
Lula, aseguró, “es el único para liderar este moderno y audaz proyecto” luego de que Bolsonaro eliminara el Ministerio para ponerlo bajo el ala de Economía, que apostó por el agro y la economía de servicios.
Agencias Reuters, AP y ANSA
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