Coroanvirus: crecen las divisiones en Italia sobre una eventual obligatoriedad de la vacuna
ROMA.– "Y ahora veamos cuándo te morís". Es una de las frases llenas de veneno que los aguerridos grupos "No-vax" –contrarios a las vacunas, de cualquier tipo– le escribieron a Claudia Alivernini, joven enfermera que saltó a la fama el domingo pasado, cuando se convirtió en la primera vacunada contra el Covid-19 de Italia.
Alivernini, que trabaja en el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas Lazzaro Spallanzani de Roma, uno de los centros más importantes del país, de esta capital, shockeada por semejante ola de odio e insultos, se vio obligada a cerrar todas sus redes sociales. Su caso, que tuvo gran repercusión, da la dimensión del debate que ha desencadenado en Italia la vacunación masiva contra el coronavirus, con el gobierno de Giuseppe Conte y la sociedad totalmente divididos sobre su eventual obligatoriedad.
La vacunación, en efecto, por ahora es voluntaria. Pero un 20% del personal sanitario –entre los cuales muchos que trabajan en geriátricos públicos, las llamadas "RSA" (residenze sanitarie assistenziali), donde el coronavirus hizo estragos– rechaza la inoculación del fármaco. Algo considerado por muchos expertos inconcebible.
"Para médicos, enfermeros y personal sanitario la vacuna debe ser obligatoria. Lo mismo debe valer para quien trabaja en las ‘RSA’, debemos defender a los ancianos", aseguró Agostino Miozzo, coordinador del Comité Técnico y Científico que asesora al gobierno, al diario Il Messaggero. Miozzo consideró que también debería ser obligatoria la vacuna para quien hace trabajos de limpieza en geriátricos, así como para los empleados públicos en contacto con la gente, así como a maestros y profesores.
Aunque admitió que hacer la vacuna obligatoria para todos –algo al momento no contemplado, más allá de los 74.985 muertos que llora Italia–, podría funcionar como un bumerán. "Hacen falta campañas de sensibilización e información. Pero decidir ahora que sea obligatorio para todos puede ser contraproducente, podría alimentar la irracionalidad de los No-vax", reconoció Miozzo.
Lo cierto es que el viceministro de Salud, Pierpaolo Sileri, en una entrevista con La Stampa no descartó hacer obligatoria la vacuna si "en los próximos meses" no alcanza los dos tercios de la población vacunada, el mínimo necesario para pensar en una inmunidad de rebaño. "Por ahora será voluntaria, pero sin una adhesión masiva a la vacuna, nos veremos obligados a imponerla. Hay que llegar a dos tercios de los italianos en los próximos meses", advirtió Sileri, que no ahorró críticas al personal sanitario que rechaza ser inoculado.
"Es comprensible la reticencia a la vacuna de parte de algunas personas, porque se trata de una vacuna nueva, pero incomprensible en el personal sanitario, a quien le diría que debería cambiar de trabajo", disparó.
En la vereda contraria Fabiana Dadone, ministra de Pública Administración, se manifestó en contra de cualquier imposición de obligatoriedad para los empleados públicos en general, incluso médicos y enfermeros, sino más bien en favor de una "fuerte recomendación". "Es el mejor modo para alcanzar la inmunidad de rebaño", afirmó.
Conte, en tanto, excluyó hasta ahora cualquier obligatoriedad. "En este momento no estamos evaluando la obligatoriedad, veremos qué pasará, pero confiamos de todos modos en poder alcanzar un buen porcentaje de población sobre base voluntaria", dijo el primer ministro italiano.
Motivaciones
En pleno debate una enfermera profesional de un geriátrico de Turín que se identificó como "Cristiana", explicó el por qué de su rechazo a la vacuna contra el coronavirus. "No soy ‘No-vax’, pero me molesta la idea de obligatoriedad. Cada uno debe ser libre y creo que los fármacos deben ser usados con cautela. Nunca suelo vacunarme contra la gripe y el Covid no es la peste bubónica", aseguró, en declaraciones a La Stampa que crearon revuelo y por las que fue acusada de difundir fake news.
Desde el simbólico "V-day", el domingo pasado, la vacunación (con la dosis de Pfizer, al momento) alcanzó a 48.416 personas, según datos de un nuevo sitio especial puesto a punto por el gobierno, que contabiliza la vacunación en tiempo real. Se trata de un número pequeño –en su mayoría operadores sanitarios y ancianos–, que forma parte de la denominada "fase 1", que durará hasta marzo, en la que se espera vacunar al 5% de la población del país (de unos 60 millones).
En la "fase 2", entre abril y junio, se vacunará el 15% (los mayores de 60 años, personas con otras enfermedades, grupos de más riesgo, maestros y personal escolar prioritario); en la "fase 3", entre julio y septiembre, el 50% (personas con comorbilidad moderada, el resto del personal docente, trabajadores, presos); y en la "fase 4", entre octubre y diciembre, el resto de la población.
Consciente del debate en curso en el país, en su tradicional mensaje de fin de año –marcado por el drama del coronavirus y que fue transmitido en directo con un boom de audiencia–, el presidente Sergio Mattarella, de 79 años, fue muy claro. "A todos debe ser permitido vacunarse en forma gratuita. Vacunarse es una elección de responsabilidad, un deber. Aún más para quien trabaja en contacto con enfermos y con personas frágiles. Ante una enfermedad tan fuertemente contagiosa, que provoca tantos muertos, es necesario tutelar la salud propia y es un deber proteger la de los demás, familiares, amigos, colegas", dijo, rostro serio.
Y también anunció: "Yo me vacunaré apenas posible, después de las categorías que, estando en mayor riesgo, deben tener prioridad".
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