Crece la influencia de la ultraderecha y los alemanes contraatacan
La noticia de una reunión secreta entre extremistas para discutir las deportaciones masivas, incluso de ciudadanos de origen inmigrante, ha sacudido a la sociedad
- 6 minutos de lectura'
BERLÍN.- En los últimos días, decenas de miles de alemanes ganaron las calles para manifestarse en contra del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). Los juristas alemanes ya discuten si el partido puede ser proscripto, y los dirigentes políticos advierten que representa una amenaza contra los fundamentos de la sociedad.
“Lo digo sin medias tintas: los extremistas de ultraderecha están atentando contra nuestra democracia”, les dijo a los alemanes el canciller Olaf Scholz en su videomensaje semanal de los viernes. “Quieren destruir nuestra cohesión”, agregó.
Si bien no es raro que los políticos alemanes adviertan contra la extrema derecha, se dispararon todas las alarmas cuando se supo que a fines del año pasado los líderes ultraderechistas se habían reunido en secreto para discutir las deportaciones masivas, no sólo de migrantes, sino también de ciudadanos alemanes que inmigraron legalmente al país, a quienes no consideran plenamente asimilados.
“Es la famosa gota que colmó el vaso”, apunta Matthias Quent, un sociólogo que estudia la extrema derecha desde hace años. “Fue el detonante de algo, pero lo que asustó a mucha gente no fue solo esa reunión, sino del auge general de AfD.”
AfD viene subiendo en las encuestas desde hace meses, a caballo del descontento generalizado con el problemático gobierno tripartito de Alemania, sumado al temor a una inmigración descontrolada. Si bien en las últimas elecciones nacionales de 2020 solo el 10% de los alemanes votó por el AfD, actualmente el partido está en niveles récord de popularidad: apenas por debajo del 25% en todo el país y muy por encima del 30% en los estados del este, donde se celebrarán elecciones a fines de este año.
El temor al ascenso de AfD alcanzó dimensiones de pánico la semana pasada, cuando Correctiv, un pequeño sitio de noticias de investigación financiado por crowdfunding, reveló la reunión secreta que mantuvieron políticos, empresarios y varios referentes neonazis a finales de noviembre.
El orador principal del evento fue un defensor a ultranza de la extrema derecha austriaca, Martin Sellner, que utiliza el término “remigración”, una palabra de moda en la escena extremista que refiere a las diversas estrategias de deportación a largo plazo. Sellner confirmó haber participado en la reunión, pero negó haber hablado de deportar a ciudadanos alemanes, a pesar de que ya lo había reclamado públicamente.
Correctiv documentó la reunión a través de cámaras ocultas, relatos de testigos y un reportero encubierto, que se registró bajo un nombre falso en el hotel donde tuvo lugar la reunión.
Organizado por un dentista de derecha y el empresario de una exitosa cadena de panaderías de autoservicio, el encuentro reunió a unas dos docenas de participantes, a los que se pidió una donación de 5000 euros. La reunión tuvo lugar en un elegante hotel de campo en las afueras de Potsdam, cerca de la villa donde hace más de ocho décadas los oficiales nazis planearon la “solución final”, su atroz plan para matar a los judíos de Europa.
“El vocabulario es el mismo y hasta el lugar es el mismo: la única diferencia es que ya lo vivimos”, dice Andrea Römmele, profesor de la Escuela Hertie, Berlín.
La noticia de la reunión repercutió en todo el país. Desde AfD, que intenta distanciarse de la ultraderecha, las reacciones han sido variadas. Roland Hartwig, uno de lo asistentes a la reunión, se vio obligado a renunciar como asesor personal de Alice Weidel, uno de los dos máximos dirigentes del partido. Weidel, por su parte, acusó a Correctiv de utilizar “métodos del Servicio Secreto”.
René Springer, legislador de extrema derecha por el estado de Brandeburgo, donde tuvo lugar la reunión, escribió en X (exTwitter): “Deportaremos a los extranjeros a sus países de origen. Millones de ellos. Este no es un plan secreto: es una promesa.”
AfD está siendo monitoreada por la Oficina para la Protección de la Constitución como “presunto grupo extremista”, una clasificación que a los servicios de inteligencia le habilita más opciones de vigilancia. El organismo concluyó que el partido se está radicalizando hacia la derecha, hasta el punto de amenazar derechos consagrados en la Constitución. De hecho, varias de sus delegaciones en los diferentes estados alemanes ya son consideradas grupos extremistas.
Desde que se revelaron los detalles de la reunión de noviembre, decenas de miles de personas se volcaron a las calles en Berlín, Potsdam, Friburgo, Colonia y otros lugares. La protesta convocada el viernes por un sindicato de Hamburgo concentró a más de 80.000 personas, y para este fin de semana estaban previstas más manifestaciones.