Crece el pesimismo en Ucrania por la escasez de tropas calificadas y municiones para enfrentar a las fuerzas rusas
Oficiales del Ejército en el terreno admiten que sin un verdadero aumento de la asistencia occidental en armas y entrenamiento será difícil sostener una contraofensiva
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DNIEPROPETROVSK, Ucrania.- La calidad de las Fuerzas Armadas de Ucrania, antes considerada un ventaja sustancial frente a Rusia, se fue degradando durante un año de guerra que se cobró la vida de la mayor parte de sus soldados más experimentados, y ahora algunos comandantes ucranianos dudan de que Kiev esté en condiciones de lanzar su tan anticipada contraofensiva de los próximos meses.
Estados Unidos y Europa estiman que hasta 120.000 soldados ucranianos habrían muerto o resultado heridos desde que comenzó la invasión, a principios del año pasado, frente a las 200.000 bajas de Rusia, que tiene un ejército mucho más grande y el triple de población de la cual extraer reclutas. Ucrania no informa cifras oficiales de bajas, ni siquiera a sus más incondicionales aliados extranjeros.
Dejando de lado las estadísticas, la llegada de reclutas inexpertos para completar las mermadas filas de tropas ha modificado el perfil del Ejército ucraniano, que también sufre de escasez de municiones, como proyectiles de artillería y bombas de mortero, según personal militar del frente de batalla.
“En toda guerra, el activo más valioso es la experiencia en combate”, dice el comandante de un batallón de la 46ª Brigada Aeromóvil, que por el protocolo militar de Ucrania solo se identifica como Kupol, su nombre de guerra. “Un soldado que sobrevivió a seis meses de combate y un soldado recién salido del polígono de práctica de tiro son dos soldados diametralmente diferentes”.
“Apenas nos queda un puñado de soldados con experiencia en combate”, agrega Kupol. “Lamentablemente, todos los demás ya murieron o resultaron heridos”.
Esa misma y cruda evaluación infunde un pesimismo tácito pero palpable en toda la línea de frente, que también se ha colado en los pasillos del poder de Kiev, la capital. La incapacidad de Ucrania para lanzar su tan anunciada contraofensiva podría desatar nuevas críticas contra Estados Unidos y los aliados europeos por haber dejado avanzar el deterioro de las fuerzas ucranianas y no haber acelerado los programas de entrenamiento y la provisión de blindados, como los tanques Bradley y Leopard.
De todos modos, un funcionario norteamericano que prefiere no revelar su nombre por la sensibilidad del tema dice que la actual situación en el campo de batalla tal vez no refleje el cuadro completo de las fuerzas ucranianas, ya que Kiev está entrenando por separado a las tropas para la contraofensiva y las mantiene deliberadamente al margen de los enfrentamientos actuales, incluida la defensa de la ciudad de Bakhmut.
Andriy Yermak, jefe de gabinete del gobierno de Ucrania, dice que el estado de las fuerzas ucranianas no disminuye su optimismo sobre la inminente contraofensiva. “Pienso que nuestro potencial no está agotado”, dice Yermak. “Como en toda guerra, llega el momento en que hay que entrenar nuevo personal, y es lo que estamos haciendo ahora”.
La situación de Rusia podría ser incluso peor. Durante una reunión de la OTAN del mes pasado, el ministro de Defensa británico, Ben Wallace, dijo que Rusia ya tenía desplegado el 97% de su ejército en Ucrania, y que Moscú estaba sufriendo “niveles de desgaste como los de la Primera Guerra Mundial”.
Fuerzas reservadas
El comandante Kupol dice tener la esperanza de que Washington asegure un mejor entrenamiento de los nuevos soldados y de que las fuerzas reservadas para la contraofensiva tengan más éxito que los soldados inexpertos que actualmente defienden las posiciones bajo su mando.
“Estamos a la espera de un milagro”, dice Kupol. “Puede ser una masacre con un reguero de cadáveres o puede ser una contraofensiva profesional. Las opciones son esas, pero de una manera o de otra la contraofensiva se va a concretar”.
Lo que nadie sabe, dadas las muestras de desgaste que se empiezan a ver, es cuánto entrenamiento y ayuda militar de Occidente harían falta para inclinar la balanza a favor de Ucrania en una eventual contraofensiva.
Un alto funcionario del gobierno ucraniano, que preserva su anonimato para hablar abiertamente del tema, dice que la cantidad de tanques prometidos por Occidente es meramente “simbólica”. En privado, otros funcionarios dudan de que los suministros prometidos lleguen a tiempo al campo de batalla.
“Cuando hay muchos recursos, se puede atacar más activamente, y cuando hay menos, todo se concentra en defender”, dice el alto funcionario de Kiev. “Por eso, a título personal, no creo que nuestra contraofensiva vaya a ser enorme. Me gustaría creerlo, pero miro los recursos que tenemos y no veo la forma. Tal vez logremos algunos avances localizados.”
Y agrega: “No tenemos ni tropas ni armas suficientes para una gran contraofensiva. Y ya sabemos cómo es la proporción: cuando estás a la ofensiva, perdés el doble o el triple de soldados. No podemos darnos el lujo de perder a tanta gente”.
Su análisis es mucho menos optimista que las declaraciones públicas de los líderes políticos y militares de Ucrania.
El presidente Volodimir Zelensky, por ejemplo, declaró que 2023 sería “el año de la victoria” para Ucrania. Y su jefe de inteligencia militar, Kyrylo Budanov, hasta sugirió que este verano boreal tal vez los ucranianos puedan irse de vacaciones a Crimea, la península que Rusia se anexó ilegalmente hace nueve años.
“El presidente es nuestra fuente de inspiración para ganar esta guerra”, dice el coronel general Oleksandr Syrsky, comandante de las fuerzas terrestres de Ucrania. “En general, todos pensamos lo mismo y entendemos que es necesario ganar antes de fin de año. Y puede hacerse realidad si recibimos toda la ayuda que nuestros aliados nos han prometido”.
En el frente, sin embargo, cunde el desánimo. Kupol, que tiene rango de teniente coronel y aceptó que le tomaran una foto aunque sabe que su franca evaluación de la situación puede acarrearle problemas, dice que ha tenido que salir al campo de batalla junto a soldados recién reclutados que nunca en su vida habían arrojado una granada, que bajo fuego abandonaban de inmediato sus posiciones, y que no se sentían seguros en el manejo de armas de fuego.
En los últimos meses, su unidad se retiró de Soledar, en el este de Ucrania, tras quedar rodeada luego de la toma de la ciudad por las fuerzas rusas. Kupol recuerda que cientos de soldados ucranianos de unidades que luchaban junto a su batallón simplemente abandonaron sus posiciones, mientras que los mercenarios rusos del grupo Grupo Wagner siguieron avanzando.
El teniente coronel dice que tras un año de guerra, su batallón está irreconocible. De los 500 soldados originales, unos 100 murieron en acción y otros 400 resultaron heridos, obligando a una rotación completa. Dice que ahora él es el único profesional militar del batallón, y describe los problemas que conlleva comandar una unidad compuesta en su totalidad por novatos inexpertos.
“Me mandan 100 soldados nuevos”, explica Kupol. “Pero no me dan tiempo para prepararlos y me ordenan llevarlos a la batalla. Esos hombres simplemente sueltan el arma y salen corriendo todo, ¿se entiende? El soldado no dispara, le pregunto por qué y me dice: ‘El ruido del disparo me da miedo’. Y vaya uno a saber por qué, son chicos que nunca han arrojado una granada. … Necesitamos instructores de la OTAN en todos nuestros centros de entrenamiento, y nuestros instructores deben ser enviados a las trincheras. Porque fracasaron en su tarea”, dice sin tapujos.
El teniente coronel también habla de una grave escasez de municiones, incluidas bombas de mortero y granadas simples para los MK19 de fabricación norteamericana.
Ucrania también enfrenta una grave escasez de proyectiles de artillería, que Washington y sus aliados se han esforzado por solucionar. De hecho, las discusiones sobre el mejor modo de reforzar el arsenal ucraniano dominan las reuniones diarias del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Los esfuerzos de Washington han mantenido a Ucrania en la lucha, pero la velocidad con que se consumen los insumos es muy alta y la escasez persiste.
“Estás en primera línea de fuego”, dijo Kupol. “Se te vienen encima y no tenés con qué disparar”.
Isabelle Khurshudyan, Paul Sonne y Karen DeYoung
Traducción de Jaime Arrambide
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