Todo aquel que dé positivo es puesto en cuarentena, la ciudad registra más de 20.000 casos al día
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Bloques de apartamentos convertidos en centros de cuarentena. Civiles enfrentados a la policía. Interrupciones en el suministro de alimentos y productos. Así es el panorama que vive Shanghái, la mayor urbe de China, en su tercera semana de estricto confinamiento por el brote de coronavirus que amenaza a la controvertida estrategia de “covid cero” del gigante asiático.
A causa de la propagación de la variante ómicron, la ciudad, con 25 millones de habitantes y un peso vital para la economía del país, sufre la peor ola desde la originada en Wuhan hace más de dos años.
Millones están confinados. Todo aquel que dé positivo es puesto en cuarentena. La ciudad registra más de 20.000 casos al día, un número relativamente menor comparado al de muchos países que ya intentan aprender a convivir con el patógeno.
Pero las estrictas medidas de China implican que las infecciones comiencen a salirse de control para las autoridades, que ahora tienen dificultades para encontrar espacio suficiente para los positivos.
Videos aparecidos este jueves en redes sociales muestran choques entre la policía y personas forzadas a dejar sus casas para que sus hogares sirvan como lugares de aislamiento para los infectados. Centros de exhibición y escuelas también han sido convertidos en instalaciones de cuarentena. También se han montado hospitales improvisados.
En un mundo que aprende a vivir con el virus, y con la mayoría de casos detectados siendo leves, las estrictas restricciones de China parecen estar causando ahora una visible desesperación en algunos de sus habitantes.
El análisis de Robin Brant, el corresponsal en Shanghái
Tres semanas de confinamiento y algunos aquí en Shanghái están enojados. Escenas como estas (los videos de enfrentamientos entre la policía y habitantes) son inusuales, pero también lo es confinar a casi 25 millones de personas.
Vestidos de la cabeza a los pies con trajes protectores en un distrito al este de la ciudad, funcionarios forzaron personas fuera de sus apartamentos de alquiler para convertirlos en instalaciones temporales para la cuarentena, en nombre de la guerra contra el resurgimiento del covid.
Pero que secuestraran sus hogares fue demasiado para algunos, y para todos fue fácil escuchar su desesperación. A unas pocos kilómetros de distancia hubo una protesta organizada, una postura audaz mientras se afianza el confinamiento en un país donde te pueden arrestar por buscar peleas.
Están enojados porque una escuela local se convirtió en otra instalación de cuarentena. Al final, la policía con escudos antidisturbios los obligó a salir de las calles. Esto fue a pequeña escala, pero es una señal de ira y frustración a medida que avanza este bloqueo.
Enojo en redes sociales y la calle
En semanas recientes, muchos han recurrido a las redes sociales para quejarse sobre las restricciones y la falta de alimento y suministros. Normalmente, este tipo de quejas y comentarios no pasan los filtros de censura oficiales, pero el número de quejas está siendo tan alto que está dificultando la labor de los moderadores.
Muchos otros están usando aplicaciones de mensajería internas para mostrar su descontento. Lo que ocurre en redes sociales se replica con lo que se ha visto en videos sobre lo que sucede en las calles.
Imágenes han mostrado a residentes gritando a funcionarios y policías pidiendo alimentos y suministros. Y otros videos evidenciaron los choques entre la policía y los residentes que fueron forzados a dejar sus casas para que los casos positivos sean puestos en cuarentena.
Falta de suministros
El bajo número de casos graves en Shanghái ha hecho que muchos se pregunten si el confinamiento es necesario. Las personas deben ordenar comida y agua y deben esperar por los envíos del gobierno de vegetales, carne y huevos, pero algunos analistas dicen que muchos se están quedando sin suministros.
El alcance del confinamiento ha saturado los servicios de entrega, los sitios web de las tiendas de comestibles y hasta la distribución de los suministros del gobierno.
Mientras, en otras partes de China algunos sectores manufactureros puede que se vean obligados a cerrar, al menos temporalmente, porque las compañías no están obteniendo componentes esenciales desde Shanghái.
He Xiaopeng, presidente del fabricante de vehículos eléctricos Xiao Peng, dijo que si las operaciones no reiniciaban otra vez en Shanghái en mayo, potencialmente todas las fábricas de automóviles tendrían que dejar de operar.
“Persistir es vencer”
La vasta mayoría de casos detectados cada día son personas sin síntomas y no ha habido muertes reportadas de forma oficial en la ciudad durante este brote.
Según funcionarios de salud, este jueves solo hubo nueve casos graves, especialmente en pacientes mayores con otras dolencias previas.
Sin embargo, las autoridades han prometido que la ciudad “no se relajará en lo más mínimo”, preparando alrededor de 100 instalaciones de cuarentena para recibir a todos los casos.
La presión sobre la ciudad para poner el brote bajo control viene desde arriba, con el presidente Xi Jinping advirtiendo este miércoles que las estrictas medidas “no deben relajarse” y proclamando que “persistir es vencer” en un discurso publicado por medios estatales.
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