Coronavirus: Wall Street cerró la peor semana desde la crisis financiera de 2008
WASHINGTON.- El pánico por la propagación del coronavirus provocó la peor semana en los mercados de Wall Street y Europa desde octubre de 2008, en la cúspide de la crisis financiera global que hundió a Estados Unidos en la Gran Recesión. El derrape empeoró los pronósticos y reavivó los temores sobre la salud de la economía mundial, y elevó la presión sobre el gobierno de Donald Trump y la Reserva Federal (Fed) para que brinden una respuesta a contrarreloj para contener la crisis.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) elevó el nivel de alerta por la propagación y el riesgo del impacto del virus a "muy elevado", anunció su director General, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en una conferencia de prensa en Ginebra.
El índice S&P 500, el más amplio de Wall Street y el más representativo de la economía norteamericana, cayó un 0,8%, mientras que el Dow Jones perdió un 1,4% y el tecnológico Nasdaq cerró plano gracias a un rebote sobre el final del día. Esas caídas en la bolsa de Nueva York prolongaron la dura semana que tuvieron las acciones en Estados Unidos y en los mercados de Europa y Asia. Los índices cayeron por séptimo día consecutivo tras sufrir, ayer, históricas pérdidas, y cerraron la peor semana desde el pico de la crisis financiera global, una irrefutable señal de que los inversores temen un daño a la economía por la epidemia del virus COVID-19 desatada en China.
"Los fundamentos de la economía norteamericana siguen siendo fuertes", dijo el presidente de la Fed, Jerome Powell, en un comunicado que buscó imponer calma. Tras reconocer que la epidemia representa un "riesgo para la actividad, Powell prometió actuar de ser necesario: "La Reserva Federal está monitoreando de cerca los desarrollos y sus implicaciones para el panorama económico. Utilizaremos nuestras herramientas y actuaremos según sea apropiado para apoyar la economía".
Statement from Federal Reserve Chair Jerome H. Powell: https://t.co/IDTpinSICOpic.twitter.com/nJuYfVbujY&— Federal Reserve (@federalreserve) February 28, 2020
La Casa Blanca minimizó la reacción de los mercados, y culpó a los medios por el pánico.
Los principales asesores del gobierno de Trump, incluida su hija, Ivanka Trump, y el director del Consejo Económico Nacional, Larry Kudlow, fueron a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, según sus siglas en inglés), cerca de Washington, un encuentro anual de la base republicana devenido en un Trumpfest, que el oficialismo utilizó como plataforma para defender su manejo de la crisis.
Kudlow reconoció la preocupación de los inversores, pero recomendó comprar acciones y afirmó: "El virus no va a hundir la economía norteamericana". Unas horas antes, Ludlow había dicho que la debacle bursátil será pasajera y no tendrá "mucho impacto". En la misma conferencia, el jefe de gabinete de Trump, Mick Mulvaney, dijo que el motivo por el cual la epidemia recibía tanta atención era para intentar "derrumbar" al presidente.
"De eso se trata. Recibí un mensaje de un periodista preguntando: ‘¿qué van a hacer para calmar a los mercados?’ Realmente lo que haría para calmar a los mercados es decirle a la gente que apague el televisor por 24 horas", afirmó Mulvaney, en la misma conferencia.
Más de 84.000 personas han sido infectadas con el coronavirus en todo el mundo, y más de 2800 han muerto, la gran mayoría en China. El virus llegó ya a todos los continentes salvo la Antártida, y se ha extendido a más de 80 países, según el seguimiento de la Universidad John Hopkins. Alemania mantiene a unas mil personas en cuarentena, y en Suiza se canceló la exposición del Salón del Automóvil. México y Nigeria, el país más poblado de África, son dos de los países que se sumaron a la lista de naciones con personas infectadas. En California, unas 8400 personas están bajo observación, reconoció el gobernador, Gavin Newsom.
Ante la rápida propagación del virus y la incertidumbre por su impacto sobre la economía real, los inversores buscaron resguardo del riesgo, vendieron acciones y compraron activos más seguros, como bonos del Tesoro de Estados Unidos.
Aunque bancos de inversión y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya han indicado que la epidemia deprimirá el crecimiento global, economistas y analistas intentaron apaciguar los ánimos al señalar que la crisis parece, por ahora, estar lejos de arrojar al mundo a una nueva recesión. Pero, así y todo, ante las dudas sobre el avance del virus y el fuerte derrape de los mercados, y la tenue reacción de la Casa Blanca, la atención de los inversores cayó en un eventual recorte anticipado de tasas de la Fed para intentar atenazar la desconfianza. Economistas dudan de la efectividad de una intervención de la Fed ante una epidemia.
"Los bancos centrales no fabrican vacunas", resumió al periódico The Washington Post David Kotok, presidente de Cumberland Advisors.
Uno de los motivos del pesimismo inversor es que el virus ya ha provocado un freno real a la economía global, al paralizar o desacelerar las cadenas de producción y el comercio. Muchas empresas han llevado sus fábricas a China, epicentro de la epidemia. A eso se suma el impacto que el virus ha tenido en el turismo y el consumo con la cancelación de viajes y eventos.
Con todo, Robin Brooks, economista jefe del Instituto Internacional de Finanzas (IIF, según sus siglas en inglés), relativizó el derrape al indicar en un mensaje en Twitter que el golpe del virus era "temporario", aún no había alterado los pilares de la economía, y el crecimiento del producto bruto solo se había postergado, y no perdido por completo.
Otros pronósticos eran menos alentadores. Bank of America anticipó una mayor debilidad de la economía global, y Goldman Sach señaló en un informe que el virus puede provocar una "contracción" de corta duración, sin llegar a convertirse –por ahora– en una recesión.
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