Las insólitas recetas caseras contra la pandemia que recomienda Nicolás Maduro
CARACAS.- Venezuela está viviendo la pandemia mundial al ritmo que marca Nicolás Maduro, convertido en muchas cosas a la vez: científico y visionario, represor y guía. Empujado "por el amor infinito por la patria". Su afán por imponer una cosmovisión revolucionaria ha provocado que Twitter haya eliminado algunas de sus recomendaciones, y las de otros dirigentes chavistas, para combatir al coronavirus.
Un relato oficial, que como es costumbre desde hace dos décadas, acude a la conspiranoia para explicar la realidad. Desde el primer momento, Maduro acusó a los Estados Unidos de haber diseñado una arma biológica contra los pueblos del mundo y, en especial, contra China. En las últimas horas ha apadrinado a un par de gurús venezolanos, que aseguran haber obtenido extrañas curaciones del cáncer y que esgrimen teorías estrafalarias sobre el Covid-19, un "parásito bacteriológico cultivado en laboratorio con el líquido amniótico de mujeres embarazadas" y diseñado para atacar sobre todo a chinos y latinos.
Maduro no ha dudado en usar las cadenas obligatorias de radio y televisión para difundir incluso las recetas mágicas de estos supuestos científicos, que mezclan malojillo, limón, pimienta negra, miel y jengibre como si de la botica de la abuela se tratara. Estos consejos fueron borrados por Twitter, que también ha bloqueado cuentas como las de la vicepresidente Delcy Rodríguez y del ministro de Agricultura, el militar Wilmar Castro Soteldo.
Hasta el momento, Venezuela sólo reconoce 84 casos positivos, aunque Juan Guaidó, presidente encargado, eleva la cifra por encima de los 200, además de advertir que el 76% del personal médico no cuenta con barbijos y que el déficit de respiradores oficiales en Venezuela es del 95%.
"Hemos reducido al 3% el número de contagios por llevar adelante las medidas. Tendríamos 2100 casos por lo menos. Hemos aplanado la curva de contagios", se congratuló el "presidente pueblo", el primero en América Latina en ordenar la cuarentena social por el coronavirus, obligado por la destrucción de los hospitales y el desmantelamiento de los servicios públicos durante su mandato.
Su penúltima decisión también ha sorprendido sobremanera al mundo de la ciencia, al ordenar que se administre la cloroquina a enfermos, familiares, contactos más cercanos y personal sanitario "con carácter profiláctico y por vía oral". La cloroquina es un medicamento contra la malaria usado actualmente contra el coronavirus, en combinación con otros antivirales y antibióticos, pero con fuertes contraindicaciones cuando su uso es indebido.
Venezuela ha sufrido medio millón de casos de malaria durante el año pasado, más de la mitad de todo el continente. Durante varias épocas desde que se desastase esta enfermedad, sobre todo en la zona de las minas de oro, la cloroquina estaba racionada o era difícil de encontrar.
La cloroquina se une en las recetas de Maduro a otro medicamento muy polémico: el Interferón, cuyo principal virtud revolucionaria es que la aliada Cuba lo fabrica.
La "radicalización" de la cuarentena anunciada por el Palacio de Miraflores conlleva el uso obligatorio de los "tapabocas" para todo el mundo y la ampliación del "despistaje personalizado" a través del carnet de la patria, la herramienta de control social diseñada con tecnología china.
Otra de las teorías más controvertidas del jefe bolivariano es la que asegura que todos los casos positivos son importados, una afirmación que contradice la realidad, empezando por el diplomático argentino Eduardo Porretti, con seis meses de estancia en el país, o por un médico comunitario instalado en el interior de Venezuela.
La lucha de clases también está presente en la pandemia que ha paralizado al mundo. En sus discursos, Maduro insiste en que los contagios nuevos se desarrollan especialmente en el este de Caracas, clase media y alta opositora en su mayoría. "Para rematar, el coronavirus es una enfermedad de ricos que viajan y trajeron el virus de Europa", se queja Ramón Muchacho, dirigente opositor en el exilio y exalcalde de Chacao, uno de los municipios caraqueños señalado por el jefe revolucionario.
Lo que no explica Maduro es que el anfitrión de la megafiesta en la islas de Los Roques, donde se produjeron varios contagios, es el hijo del contralor Elvis Amoroso, uno de los dirigentes chavistas más cercano a la pareja presidencial.
"Maduro trata de imponer su relato, su versión de los hechos, bastante infantil por cierto, en la que todos los casos son importados porque en Venezuela nadie se contagia gracias a la cuarentena y la eficiencia del régimen", añade Muchacho.
Un relato en el que tampoco faltan las hazañas bélicas. "Atención (Néstor) Reverol (general que dirige el Ministerio de Interior), cuidado con las bombas de los terroristas, van y nos explotan. Pueden hacernos actos terroristas a los hospitales y lugares donde tenemos medicinas", advirtió el jefe revolucionario, en medio de la ola represiva contra opositores, médicos, enfermeros y periodistas.
Darvinson Rojas, reportero que informó sobre casos no reconocidos por el gobierno, permanece desde hace tres días en manos de las Fuerzas Especiales de Maduro, los famosos "batallones de exterminio" de la revolución, tal y como los bautizó Naciones Unidas. Se lo llevaron a la fuerza de su casa tras golpear a su padre.
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