Coronavirus: la última moda de los estadounidenses ricos para poder viajar
WASHINGTON.- Para muchas generaciones de norteamericanos, el pasaporte de Estados Unidos era una garantía de poder fluir libremente por gran parte del mundo sin trabas ni cuestionamientos. Con la pandemia de coronavirus , eso también cambió. Aunque las fronteras para los viajes internacionales empiezan a abrirse, algunos países siguen prohibiendo el ingreso de estadounidenses, debido a la grave situación de la pandemia en su país. Y esa inesperada restricción para viajar está generando una incipiente tendencia entre algunos estadounidenses adinerados: comprar un segundo pasaporte.
"La limitación de la movilidad hizo que la gente empezara a darse de cuenta de los beneficios que implica tener más de un pasaporte", dice Armand Arton, presidente de la financiera Arton Capital, que se especializa en la obtención de ciudadanías inversiones.
La empresa define la "ciudadanía por inversión" como "la obtención de una segunda ciudadanía y pasaporte por invertir en la economía del país anfitrión". Estas inversiones pueden realizarse a través de bonos, bienes inmuebles, o distintas iniciativas de negocios.
Arton dice que su empresa lleva registrado un aumento acumulado anual del 30 al 40% en la demanda de servicios para ayudar a los clientes a obtener la ciudadanía en un Estado soberano por medio de inversiones financieras. El costo de esos servicios varía, y va de 100.000 dólares para algunas opciones en el Caribe hasta más de 2 millones de dólares para las opciones en Europa.
Según Arton, antes del coronavirus, el plan atraía a los estadounidenses sobre todo por razones impositivas. Pero con la pandemia, ese ya no es el motivo principal. Algunos de los clientes estadounidenses de Arton Capital tienen algún tipo de relación con personas de otra nacionalidad y quedaron separados por las restricciones a los viajes que generó la pandemia. A otros los preocupa que las políticas de Estados Unidos terminen perjudicando el prestigio de sus pasaportes alrededor del mundo.
"Hemos recibido llamadas de estadounidenses que nos pedían ayuda porque no podían creer que su súper-pasaporte no les permita entrar a tantos países como antes", dice Arton. "Es un fenómeno nuevo."
El pasaporte estadounidense, que supo ser una bendición para sus viajeros, ahora podría convertirse en una carga. Los nuevos clientes de Arton temen que si la pandemia llega a prolongarse uno o dos años más, su pasaporte no les permita llegar demasiado lejos. Así que están buscando la forma de obtener un segundo pasaporte de países con programas de migración por inversión.
El concepto ya tiene unos 35 años de existencia, dice Arton. En la actualidad hay aproximadamente 25 países, incluidos Portugal , Dominica y el Reino Unido , que ofrecen programas de residencia o de ciudadanía por inversión como una fuente de ingresos.
Llamativamente, Estados Unidos fue uno de los primeros países en adoptar este tipo de programa.En 1990, el gobierno creó el Programa EB-5 de visas para inversionistas, que desde entonces recibió alrededor de 80.000 solicitudes. Sin embargo, Arton dice que el interés en el programa de inversionistas inmigrantes disminuyó drásticamente debido al reciente aumento de su costo, el largo proceso de aprobación de solicitudes y el constante cambio de reglas del gobierno estadounidense en materia de inmigración.
Según Paddy Blewer, director de relaciones públicas de Henley & Partners, una firma que asesora a países y personas sobre este tipo de programas, dice que la ciudadanía por inversión "es una manera que tienen los Estados soberanos de obtener capital sin endeudarse, y de impulsar también la inversión extranjera directa para fortalecer –en el marco de políticas públicas que incluyen estos programas– la inversión en determinadas industrias específicas".
Según Blewer, en Henley & Partners el interés por la migración por inversión viene creciendo de manera constante desde hace más de 15 años, pero la pandemia generó un repunte significativo en el compromiso que muestran los interesados. En relación con el mismo período del año 2019, entre enero y abril de 2020 la empresa registró un incremento del 49% en el interés general que despierta la ciudadanía por inversión, y un aumento del 22% en las decisiones de avanzar con el proceso de solicitud.
El procesamiento de las solicitudes lleva meses o años, e incluye una investigación minuciosa de la vida privada y económica de cada persona.
"Lo que siempre tenemos que explicarles a los clientes es que el proceso lleva más tiempo de lo que se cree", dice Blewer. "Se trata de una investigación a fondo de un ser humano."
Henley & Partners realiza verificaciones en relación a los antecedentes públicos y privados de los solicitantes en busca de señales de alarma. En función de sus investigadores, los asesores determinan si están dispuestos a trabajar con el cliente.
En algunos casos, durante la investigación se encuentra información incriminatoria. Entonces contactan al cliente para comunicarle que no podrán ayudarlo. "No todas las consultoras hacen la verificación, y creo que ese es un problema en nuestro sector", dice Blewer. "Nosotros lo hacemos porque nuestra reputación nos importa. Lo hacemos porque queremos seguir existiendo dentro de 20 años."
La cuestión de la reputación también es crucial para el país anfitrión. Nestor Alfred, CEO de St. Lucia Citizenship by Investment Unit, dice que la exhaustiva verificación que realiza, por ejemplo, la isla de Santa Lucía, en el Caribe oriental, tiene que ver con preservar el valor del pasaporte de ese país. Santa Lucía tiene un enorme interés en preservar su prestigio ante los 146 países que les permiten a sus ciudadanos viajar sin necesidad de visado.
Por lo tanto, como hay un lapso relativamente largo entre la presentación de la solicitud y el otorgamiento y entrega del nuevo pasaporte, la estrategia no resuelve la ansiedad de un viaje en lo inmediato que enfrentan actualmente los viajeros estadounidenses.
"Da lo mismo si además de ciudadanos norteamericanos también tienen pasaporte de Santa Lucía o de Malta: no los van a dejar ingresar porque estuvieron en Florida durante los últimos seis meses", dice Blewer.
"En este momento tan extraño que nos toca vivir, para ingresar a un determinado país no importa tanto la ciudadanía o el pasaporte: lo más importante es saber dónde estuvo esa persona en los últimos meses", agregó.
The Washington Post
(Traducción de Ignacio Mackinze)
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