Coronavirus: la UE lanza finalmente su plan de reactivación de 750.000 millones de euros
PARIS – El veto se evaporó. Tras semanas de bloqueo por parte de Polonia y Hungría, la cumbre europea reunida hoy en Bruselas halló por fin un compromiso y podrá lanzarsu plan de reactivación de 750.000 millones de euros decidido en juliopara paliar los efectos nefastos de la pandemia en las economías del bloque.
En el primero de los dos días de reunión, calificada como "la cumbre de todos los peligros", Varsovia y Budapest, los dos miembros rebeldes del bloque que habían vetado el dispositivo que debe condicionar esas ayudas al respeto del Estado de derecho, aceptaron por fin una solución elaborada por la presidencia alemana de la Unión Europea (UE).
El mismo primer ministro húngaro, Viktor Orban, había estimado a su llegada a Bruselas hoy por la mañana, que los 27 estaban a "dos dedos de llegar a un consenso". La máquina de comunicar húngara, por boca de su jefe de gabinete, Gergely Gulyas, se había encargado de presentar este logro como "una victoria" para su país.
En realidad no fue así. La oposición húngara y polaca a esa cláusula había paralizado no solo el lanzamiento del plan de reactivación de 750.000 millones de euros decidido, sino también el presupuesto europeo para los próximos siete años. De ese modo, todos los miembros del bloque -y en particular los menos ricos, como Polonia y Hungría- hubieran dejado de recibir las ayudas habituales y, sobre todo, la cuota que corresponde a cada uno del plan de reactivación.
Para solucionar el bloqueo, Angela Merkel utilizó la vieja técnica "del garrote y la zanahoria": por un lado amenazó a los rebeldes de lanzar el plan "a solo 25". Por el otro logró que aceptaran conservar el mecanismo sobre el Estado de derecho, pero acompañándolo de la posibilidad de solicitar la opinión de la Corte de Justicia de la UE, ofreciéndoles así un respiro de dos años.
Fortalecidos por esa victoria, los europeos también decidieron no dejarse avasallar por el otro tema que los acapara desde hace meses: el Brexit.
"¿Brexit? No está en el orden del día", advirtió un alto diplomático poco antes del comienzo de la reunión.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, informó sin embargo a los 27 dirigentes europeos sobre el estado de las negociaciones, un día después de su encuentro personal con el primer ministro británico, Boris Johnson, que hizo especialmente el desplazamiento a Bruselas.
La situación sigue bloqueada a escasos 20 días de la salida definitiva del Reino Unido del bloque con o sin "deal" sobre el futuro de las relaciones comerciales bilaterales. Von der Leyen y Johnson, que se dieron hasta el domingo para tratar de hallar una solución, se hablarán por teléfono el lunes por la noche. Mientras tanto, los 27 han decidido no intervenir directamente ante Londres, prefiriendo permanecer unidos detrás del jefe negociador, Michel Barnier, y la presidenta de la Comisión.
Por su parte, Johnson intentó hoy aumentar la presión, declarando que existe "una fuerte posibilidad" de que las negociaciones en curso "fracasen".
"El acuerdo sobre la mesa no es bueno para el Reino Unido. Podríamos terminar teniendo una relación parecida a la que Australia tiene con la UE. Es decir, una ausencia total de acuerdo", dijo.
Los 27 habían comenzado la primera jornada de cumbre con un análisis de la pandemia. Tras una fase consagrada a la compra grupal de vacunas, se comprometieron a abordar la campaña de vacunación con un máximo de coordinación. Esto implicará el paralelismo en los calendarios, pero también en las órdenes de vacunación por tipo de población. Todos lucharán contra la desconfianza anti-vacuna.
"Es importante difundir una información clara y factual sobre las vacunas y luchar contra la desinformación", resumen en su primer comunicado.
Además del debate -que se anunciaba complejo- sobre los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero hasta 2030, los 27 debían analizar anoche la actitud a asumir con Turquía. El tema revela sensibilidades muy diferentes, aun cuando hay amplio consenso en constatar que Ankara "adoptó una trayectoria totalmente opuesta a la distensión en estos últimos meses", analiza una fuente diplomática.
Pero esa constatación común no basta para poner a todo el mundo de acuerdo en cuanto a las acciones a adoptar. Después de las aventuras militares turcas en Siria y en Azerbaiyán y sus actividades de perforación en aguas griegas y chipriotas, los 27 debían solicitar la elaboración de una lista de personalidades turcas para sancionar. Pero las sanciones económicas, dividen.
"Turquía se encuentra en una situación suficientemente precaria como para no agregar leña al fuego", afirma otra fuente diplomática europea, estimando esencial presentar a Ankara una agenda positiva.
Nadie olvida, además, que Turquía acoge en su suelo unos cinco millones de refugiados, y que bastaría con que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan abra sus fronteras para que la gran mayoría vuelva a intentar ingresar a la UE.
Sin decirlo -y a pesar de sus declaradas ambiciones estratégicas-, los europeos esperan que la llegada de un nuevo ocupante de la Casa Blanca logre ejercer una bienvenida presión.
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