Coronavirus. Testimonio desde Ecuador: "Vivimos angustia y desorientación por lo que puede pasar mañana"
Katherine Mendoza se disculpa pero su tiempo es oro. Son las 14.30 en Ecuador y esta jefa de Redacción debe cerrar la edición impresa de El Universo, de Guayaquil, uno de los principales matutinos del país, porque está por comenzar el toque de queda y hasta las 5 de la mañana del día siguiente no podrá circular por la calle. En este país, según informó su diario ayer, cada 100 tests que se hacen a la población más de la mitad dan positivos. Por la virulencia de los contagios, Ecuador es algo así como la Italia de América Latina.
"Aquí la situación es compleja. Las pruebas en el sector público se hacen solo a las personas que tienen todos los síntomas. Se habilitó un número de telemedicina. Ahí definen si te dan cita personal para atención, te envían a hacer la prueba, o debes ir a que te la hagan. Hay una demanda altísima pero no hay capacidad para tomarla. De hecho, aunque te hagan el test, el resultado demora en llegar. Para que tengas una idea: un colega de otro diario con síntomas fuertes estuvo insistiendo una semana y debió ir a un médico particular para que le extienda una orden y poder ir a un laboratorio privado, donde entregan los resultados en 4 o 5 días. El lunes pasado el laboratorio privado le dio el resultado positivo; del Estado todavía espera la respuesta", dice.
Desde el 29 de febrero hasta ayer en Ecuador se procesaron 8747 tests, según el informe publicado ayer por la Secretaria de Gestión de Riesgos del gobierno de Lenin Moreno. La proporción de los resultados obtenidos es escalofriante: 2748 dieron positivos y 2799 descartados, mientras 3200 resultados están pendientes.
-¿Por qué se ha llegado a esta situación?
-Básicamente se ha dicho que hay mucha responsabilidad en la ciudadanía, que pese a la cuarentena y a las restricciones sigue saliendo a la calle. Hasta ayer se superaban los 1000 detenidos en todo el país por violar el toque de queda.
-¿Es cierto que hay ciudades donde la gente deja los cuerpos o los féretros en la calle?
-En Guayaquil se reportaron tres o cuatro casos de cadáveres abandonados en las esquinas. Y muchas, muchísimas denuncias de cadáveres en descomposición de personas que murieron en casa por diversos motivos. No hay autopsias, por lo que no se puede afirmar que todos sean por coronavirus. El lunes, el concejal Andres Gushmer decía que habían recogido en viviendas 400 cuerpos. Ayer, Jorge Wated, que es el encargado de coordinar los levantamientos en casas, decía que se hacían 150 diarios y que hasta hoy esperaban recoger todos los reportados al 911. A diario se hacen 50 inhumaciones, los otros cuerpos van a morgues de hospitales. En los hospitales es otra historia tétrica con los cadáveres. Y con las atenciones. El viernes pasado, por ejemplo, en el Hospital del Guasmo, uno de los denominados "centinela" por el gobierno, llevaron a un paciente conocido. Lo atendieron, hicieron estudios de pulmones y le dijeron que era una neumonía no asociada al coronavirus, que fuera a su casa con un tanque de oxígeno para no contagiarse en el hospital. Al salir, en el mismo estacionamiento, el hombre murió. Ayer le entregaron el cuerpo a la familia para ser cremado porque el acta de defunción dice Covid-19 (hasta anteayer era obligación cremarlos). Pero esto después de largos trámites y exigencias, porque en el hospital nadie quería buscar un cuerpo en un contenedor de bolsas con fallecidos.
-¿Cuánto tiempo llevan en cuarentena? ¿Cómo ha sido la reacción de las autoridades?
-El primer caso importado se anunció el 29 de febrero. El 15 de marzo se decretó en todo el país la emergencia sanitaria y la cuarentena rige desde el 17 de ese mes. En todo el país el toque de queda empieza a las 14. Hay restricciones laborales hasta el 5 de abril, pero esto puede extenderse, según las autoridades. Solo pueden estar abiertas farmacias, negocios de alimentos (no restaurantes sino supermercados y tiendas de comestibles), la banca está limitada. El teletrabajo creció de 0,47% al 8%. Ayer se autorizó a funerarias a trabajar en el toque de queda.
-¿Existe un reclamo en la población por la parálisis económica o el temor a la pandemia lo domina todo?
-Hay un sector económico preocupado. Además, tenemos una alta tasa de informalidad, gente que vive de su trabajo diario; Guayaquil es una ciudad comercial. Entonces, sí hay quienes quieren ir a trabajar, y de hecho cuando no rige el toque de queda lo hacen. Pero creo que también hay mucha conciencia sobre la realidad, hay un temor doble: el Covid-19 y las necesidades económicas. En el sector productivo también hay quejas, sobre todo por las restricciones horarias, porque para exportaciones e importaciones hay cierta flexibilidad. Pueden movilizarse incluso durante el toque de queda, pero dicen que la fuerza pública pone trabas. Hay salvoconductos vigentes para estos sectores, para la llegada a los centros de abastecimiento de productos alimenticios, farmacéuticos, para los servicios de salud, emergencias. El clima general es de tensión en gran parte de la población, pero también hay gente confiada que sigue saliendo o que necesita salir. En los hospitales y cementerios hay mucho dolor. Hay angustia y desorientación por lo que puede pasar mañana. Pero en medio de esto surgen, como en toda desgracia, manos solidarias que dan esperanza.
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