Coronavirus: la sindicalista que lucha por la vuelta a clases en EE.UU.
NUEVA YORK.- Randi Weingarten es la secretaria general del sindicato de maestros más poderoso de Estados Unidos, y tiene un mensaje: quiere a los chicos de vuelta en las aulas.
La sindicalista dice que se pasa 15 horas al día al teléfono —con delegados regionales, alcaldes, los CDC y la Casa Blanca— tratando de encontrarle la vuelta a la reapertura de esas tres cuartas partes del sistema escolar que siguen total o parcialmente cerradas.
Pero con el primer cumpleaños de la pandemia en ciernes y un nuevo presidente en la Casa Blanca —aliado de los sindicatos— que se ha comprometido a reabrir las escuelas primarias y secundarias en el lapso de 100 días, Weingarten se ha topado con una cruda verdad: en las ciudades y suburbios progresistas, donde mayormente siguen cerradas las escuelas, los sindicatos docentes son la principal fuerza que se opone a la reapertura, al menos todavía.
No antes de vacunarnos, dicen los docentes, o de mejorar los sistemas de ventilación, o de alojamiento para los docentes que viven con familiares vulnerables.
Estoy segura de que vamos a superar el miedo, pero no va a ocurrir en un nanosegundo
El sindicato de Chicago había frenado el regreso a las aulas hasta que este domingo llegó a un acuerdo tentativo con la alcaldesa Lori Lighfoot, evitando así una huelga y acordando la apertura de las escuelas K-8 (de jardín de infantes hasta la finalización del primer ciclo de la escuela media, a los 14 años) para principios de marzo. Y ahora es la filial del sindicato docente de Filadelfia la que esta semana amenaza con no dejar ingresar a los alumnos a los establecimientos educativos.
Y los sindicatos californianos llevaron al gobernador demócrata Gavin Newsom a tal grado de exasperación que durante una reciente reunión con los gremios exclamó: "Si vamos a esperar que todos estén vacunados, mejor irle avisando a la gente que se acabó la educación presencial en el estado de California".
Situación ríspida entonces para Weingarten, secretaria general de la AFT, la Federación de Maestros de los Estados Unidos, que con sus 1,7 millones de afiliados es el segundo sindicato docente más grande de ese país y un estrecho aliado del presidente Joe Biden. La referente también debe responder ante sus 3000 afiliados locales, que muchas veces la tironean desde la izquierda, y al mismo tiempo hacerse cargo de una situación histórica inaudita: durante 10 meses, decenas de millones de niños de las escuelas públicas no tuvieron acceso a la educación presencial.
Y los que más duramente han sufrido esa falta de contención académica y social que solo brinda la escuela pública son los chicos de familias de bajos ingresos con poco acceso a internet, los discapacitados y grupos vulnerables, y los niños más chiquitos, que no responden bien al aprendizaje a través de la pantalla.
"Tenemos que solucionarlo", dice Weingarten en relación a la educación presencial, que según ella puede volver sin riesgo por más que los docentes no estén todos vacunados, siempre y cuando se cumplan algunos requisitos, como los testeos dentro de las escuelas.
Lo que necesita, dice la dirigente, es un poco más de tiempo para convencer a sus bases.
"Estoy segura de que vamos a superar el miedo, pero no va a ocurrir en un nanosegundo".
Lograrlo será una prueba de fuego para su liderazgo y para su capacidad de regalarle una victoria a Joe Biden, quien ya ha dicho que la reapertura de las escuelas es crucial tanto para los niños como para la economía norteamericana. Biden y su gabinete, por su parte, han evitado criticar abiertamente la obcecación de los gremios.
Ya hay un abundante corpus de investigaciones internacionales que sugieren que el riesgo de contagio del Covid-19 se reduce de manera efectiva con medidas de precaución, como el uso de barbijo y el distanciamiento social, sobre todo en localidades donde los índices de contagios están medianamente controlados. Pero el reciente auge de nuevas variantes supercontagiosas y el lento avance de la vacunación hace que muchos docentes sigan dudando.
¿Logrará Weingarten llevarles tranquilidad?
La AFT representa a algunos de los distritos escolares más grandes en ciudades donde la política educativa domina el centro de la escena, como Nueva York, Washington y Chicago. El domingo, otra filian de la AFT, en este caso de San Francisco, también llegó a un acuerdo tentativo con las autoridades para establecer protocoles sanitarios que permitan volver a las aulas.
Básicamente, estamos en medio de una huelga docente
Quienes han tenido que negociar con Weingarten desde el otro lado del mostrador la acusan de cinismo. Sus detractores dicen que su reclamo de un programa de testeos de control en las escuelas similar al de Nueva York, que tendría un costo total de 23.000 millones de dólares, es tan caro e impracticable a nivel nacional que solo sirva para demorar la reapertura. Si de eso depende, las escuelas podrían seguir cerradas hasta el próximo ciclo lectivo que arranca en septiembre, después del verano boreal.
"Básicamente, estamos en medio de una huelga docente", dice Derrell Bradford, un crítico de los gremios y vicepresidente ejecutivo de 50 CAN, una organización de apoyo a las escuelas independientes y la libre elección educativa.
Sin embargo, Bradford reconoce que Weingarten tiene por delante la difícil tarea de mediar entre la reticencia de los maestros a volver a las aulas y la frustración de los padres con la educación remota y el cuidado permanente de los chicos en la casa.
"Es por lejos la persona más hábil que haya tenido la AFT", reconoce Bradford. "A la cabeza de las organizaciones y los sindicatos suelen poner al que grita más fuerte. Lo importante es que esa persona sepa moderar su tono cuando hay que llegar a un acuerdo."
A nivel nacional no hay evidencia de que los padres le hayan dado masivamente la espalda a los sindicatos. Una reciente encuesta de EdNext, una publicación sobre actualidad educativa de la Universidad de Harvard, reveló que la opinión de los padres sobre los sindicatos docentes incluso mejoró durante la pandemia. Y una encuesta aparte, difundida en enero por Morning Consult and EdChoice, una agrupación crítica de los gremios docentes, reveló que dos tercios de los padres sienten que los sindicatos son "útiles" para el aprendizaje de sus hijos.
Durante la pandemia, los padres tuvieron la oportunidad de ver a los maestros interactuar online con sus hijos, y eso les dio una perspectiva del trabajo docente que antes no tenían. Hay muchos maestros que se conectan fuera de hora para seguir la evolución de sus alumnos, y los padres agradecen esa atención, agotados ellos mismos por la exigencia de la pandemia.
Al igual que los maestros, también hay muchos padres que no están listos para mandar de vuelta a sus hijos al colegio. En las grandes ciudades donde hay algunas escuelas abiertas, como Nueva York o Washington DC, la mayoría de las familias a las que les ofrecieron una vacante presencial la rechazaron.
The New York Times
(Traducción de Jaime Arrambide)
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