Coronavirus: una segunda ola de infecciones, la mayor preocupación de un destacado virólogo de EE.UU.
WASHINGTON.- Pocos científicos en Estados Unidos le han dedicado tanto tiempo a los coronavirus como Michael Buchmeier, virólogo y profesor del Departamento de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de California en Irvine. Buchmeier los estudia desde 1980, y ha escrito docenas de papers sobre el SARS, antecesor del brote de Covid-19. Lo que más le preocupa: que se repita la historia de la gripe española, de 1918, y haya una segunda ola de infecciones, mucho peor a la primera.
"Se amplificó enormemente", afirma Buchmeier, sobre la segunda ola de esa gripe. "Si suprimimos este virus, pero no lo eliminamos, podríamos ver una segunda ronda de infección. Y es posible que no respondamos tan bien, porque hemos respondido a esta y podemos estar cansados. Las personas se cansan de estar confinadas, reprimidas con su economía y sus cosas. Podemos ver un rebrote. Si pasa, es una preocupación", advierte.
Buchmeier supo de la existencia del nuevo coronavirus por los comentarios que llegaban de China a comienzos de enero. Apenas se enteró, intuyó que era grave. El nuevo virus es tan parecido al del SARS que lleva el mismo nombre con otro número –SARS-CoV-2–, aunque tiene dos diferencias claves: es menos letal, y se propaga mucho más rápido. "Había estado esperando que pasara. No sabía cuándo, ni cómo. Pero sabíamos desde hace tiempo que estos virus existen en los murciélagos", continúa.
Fue una tormenta perfecta. Buchmeier abona a la teoría de que todo comenzó en el mercado "húmedo" de animales vivos de Wuhan. "China había dicho que cerrarían los mercados de animales vivos y eliminarían el riesgo, pero no lo hicieron. Fue decepcionante", lamenta. El mercado está pegado a una estación de trenes que conecta con el aeropuerto y el resto del país. El brote, para colmo, coincidió con el año nuevo chino. "Esto se esperaba. Esperaba que no fuera así, pero al mismo tiempo sabía que había una clara posibilidad de que sucediera", continúa.
Buchmeier elogió la reacción de Corea del Sur, dijo que Estados Unidos estaba mal preparado para afrontar la epidemia, y que el gobierno federal "no ha estado haciendo un gran trabajo". Lo único que se puede hacer, ahora, es acuartelarse. ¿Cuánto tiempo? No lo sabe. Advierte sobre la toxicidad de la cloroquina –un medicamento promovido por el presidente, Donald Trump–, y dice que llevará tiempo desarrollar una vacuna, y le da un guiño al tratamiento con plasma convaleciente.
"Creo que hay un lugar para el plasma convaleciente en el tratamiento de COVID-19. ¿Funcionará? En principio debería, pero en la práctica solo sabremos por los ensayos clínicos", afirma.
"Todo el mundo está ansioso", describe. "El instinto es protegerte y proteger a tu familia. Este es el clásico desconocido. No lo podés ver, no sabes dónde está. Y entonces asumís que está en todas partes", cierra.
–¿Qué es novedoso en este virus?
–La propagación es mucho más rápida que el del SARS. Eso fue inesperado. En términos de virus respiratorios, no se propaga tan rápido. El número de personas que se infectan por cada individuo infectado, el "R-naught", el número que creemos que opera para Covid-19 es de aproximadamente 2,6. Para varicela, es 12. Y el número de sarampión es 18. Entonces es mucho menos capaz de propagarse que la varicela y el sarampión, pero al mismo tiempo contagió a más de un millón de personas en este momento, con aproximadamente un 2, 3 por ciento de mortalidad. Es muy significativo. Deberíamos estar agradecidos de que no causa una mortalidad tan alta como el SARS o el MERS. El primer SARS tuvo 10% de moralidad. Y MERS, 35%. Pero ciertamente es grave, y ha causado un daño real a la economía mundial.
–¿Por qué el virus se propagó tan rápido?
–Es muy capaz de establecer una infección en el tracto respiratorio superior. Es eso. No hay una manera fácil de cuantificar la cantidad de virus, pero una cantidad muy pequeña, que podés tener en una gotícula o aerosol o por contacto con algo, tal vez unos cientos de partículas, que es una cantidad muy pequeña de virus, y lo que pasa es que contagia esa infección en el tracto respiratorio superior. Luego el virus invade el tracto respiratorio inferior, y es entonces cuando causa daño real. Ves daño pulmonar, y los demás efectos. Es más contagioso que el SARS. Los dos virus usen el mismo receptor, por lo que, en igualdad de condiciones, se propagarían a la misma velocidad. Pero hay evidencia de que este virus tiene una interacción fuerte con ese receptor, lo que le da una mejor oportunidad de infección.
–¿Una cuarentena es lo más apropiado?
–Ahora mismo, si. El distanciamiento social no es cuarentena. La cuarentena es que no podés salir de tu casa. El distanciamiento social es que, cuando salgas de tu casa, lo hagas con precauciones y no vayas a trabajar. Ambos son apropiados. No es tampoco una cosa o la otra, es un tema de pasos. No puedes poner en cuarentena a todos. Eso no funciona, la gente no lo tolera. Pero si tienes personas infectadas, debes asegurarte de que no estén en contacto con otras personas. Si sabe que estás enfermo, no tenés que salir. Tu familia debe ser tratada como si estuviera expuesta. Si has estado de viaje y regresa y tiene síntomas, debes hacer algún tipo de separación.
–Esta es la primera pandemia en la era de desinformación.
–Si. Con el SARS, no había Twitter o Facebook. Teníamos periódicos, periodistas, y estándares éticos. Ahora tenemos fuentes de noticias que compiten por diferentes fracciones de la audiencia, personas que creen en teorías conspirativas, y personas que no. Al principio, hizo más difícil combatir la pandemia. Fue más difícil atraer la atención de la gente. Parte de eso fue porque no pudimos establecer test rápidamente, por lo que no teníamos idea de cuáles eran los números reales. Ahora tenemos test establecidos y estamos descubriendo que los números son realmente aterradores. Al principio, la desinformación empeoró las cosas.
–¿Qué es lo que más le preocupa ahora?
–Lo que más me preocupa ahora es una segunda ronda. En la gripe, en 1918, lo que sucedió es que tuvimos la gripe inicial en 1917, y luego al año siguiente volvió y se amplificó enormemente la segunda vez. Entonces la reinfección de la población puede volver. Y si suprimimos este virus pero no lo eliminamos, podríamos ver una segunda ronda de infección. Y es posible que no respondamos tan bien, porque hemos respondido a esta y podemos estar cansados. Las personas se cansan de ser confinadas y reprimidas en su economía y sus cosas. Podemos ver un rebrote. Si pasa, es una preocupación.
–¿Por qué está tan preocupado por una segunda ronda?
–Bueno, porque ya pasó antes. Ya pasó antes. Sucedió con la gripe de 1918. Va a tomar un tiempo desarrollar una vacuna. Y desarrollar un nuevo medicamento antiviral es más difícil de lo que parece. Tienes que encontrar algo que no sea tóxico. El problema con la cloroquina es que es muy tóxico. Pero es posible que se pueda desarrollar algo a partir de esa información, una versión modificada que sea menos tóxica. Es importante entender cómo actúa.
–¿Cuánto puede durar el confinamiento?
–No lo sé todavía. Miraría a Italia. Italia ha superado el pico. Y cuando Italia caiga, eso nos dará una idea de la ventana de tiempo. Y eso no significa que ya haya infectado a todos y haya pasado. Significa que lo paramos, por ahora. Eso no significa que no va a volver. Al SARS lo paramos, pero no se hizo nada para evitarlo. Nunca hubo ninguna vacuna. Nunca se desarrolló un medicamento antiviral. Fue solo que las restricciones de cuarentena y viaje detuvieron la exposición.
–¿Qué crees que pasará ahora?
–Pasaremos por un período en el que comenzaremos a relajar las restricciones, el distanciamiento social. Y luego descubriremos si habrá un rebrote. No podés quedarte aislado para siempre.
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